🥀7🥀 Traidores

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Iliana

Había pasado más de un año desde que la búsqueda, bajo cargos de robo y alta traición, se había suspendido por parte de la mafia italiana; aun así me mantenía en un constante estado de alerta. Comenzaron una cacería en mi contra, me acorralaron y torturaron tildandome de traidora, todos querian la recompensa o encontrar lo que supuestamente robe. Yo no tenía la respuesta.

Sabía lo que era ser considerada una traidora, pero también sabía lo que era errar y vivir con los daños causados. No solo había llegado a la isla por mi misión, también lo hice por enmendar los errores de otros. Alaric cedió su territorio a enemigos, desde entonces la mafia italiana dejó de tocar tierras cercanas a Tenebris. Sabía que la cacería había terminado y que la orden de búsqueda no había llegado a oídos extraños de los italianos y de los rebeldes, por ambas razones acepté el trato con Gregory.

La multitud de depredadores caminaba a expensas de la poca luz que nos permitía el atardecer, en dirección a donde todos los del clan se reunirían. Unos pocos iban vestidos con túnicas negras, mismo grupo donde me encontraba junto con mis amigas, las tres siendo invitadas por Drake a la fogata que harían después de la ejecución.

Dentro de la isla tienen sus propias alianzas y enfrentamientos, los últimos se olvidan cuando se trata de traición por el bien de la paz, pues nadie oculta al traidor de otros. A nadie le gustan los traidores y por ello pagan caro.

Al llegar al corazón del bosque, Drake y Trevor se colocaron al centro de la multitud, se les veía cansados, seguramente por todo los interrogatorios que tuvieron que hacer. Los acusados llegaron al lugar siendo arrastrados con manos atadas y llenos de signos de tortura. Fueron despojados de sus camisas y masacrados a latigazos al llegar al lugar de la ejecución ordenada por León, el líder que brillaba por su ausencia.

―¡Estos dos creyeron que podrían traicionarnos y matar a uno de los nuestros! ―Drake clamó por la atención de todos―. ¡¿Qué le pasa a los traidores?!

―¡Mueren! ―gritaron todos como respuesta.

―¡Las ratas deben morir como lo que son, pero no sin antes aprender cómo ve un depredador a los de su tipo! ―dijo para después sonreír con maldad.

Los traidores fueron levantados del suelo a dónde se habían dejado caer y puestos de rodillas ante los que serían sus verdugos. Los acusados suplicaron perdón, lloraron a los pies de Drake y Trevor, pero fueron ignorados y acostados sobre una rueca.

Drake tomó un mazo y con un golpe certero en el pie del acusado, dio comienzo al castigo. Fracturó cada hueso de los pies, subiendo poco a poco por sus piernas en las que causó estragos por la magnitud de los golpes, dejó las piernas y siguió con las manos, destruyó los dedos y las muñecas y subió hasta los hombros después de divertirse con el brazo. Los alaridos del traidor resonaban en el aire, lo que inició como dolor se convirtió en desesperación que acompañó el resto de golpes, donde los asistentes tuvieron que lanzarle agua para mantenerlo consciente con cada desmayo. Después de un tiempo los huesos ya habían cedido dejando sus extremidades como los de un títere.

Trevor siguió el ejemplo de Drake, dejando al tipo en estado delirante. Los castigados estaban tan sumergidos en sus mentes que se limitaron a dar gritos ahogados cuando sus brazos y piernas fueron doblados de formas que antes eran imposibles. Los amarraron a sus respectivas ruecas y fueron elevados en lo alto, exhibidos al público que apreciaba el espectáculo con una mezcla extraña de miedo y respeto.

La mayoría dejó de prestarles atención a los traidores y comenzaron a dispersarse alrededor de la fogata. La música comenzó, al igual que la fiesta que suelen tener los depredadores, algunos comenzaron a aventarles cosas a los tipos exhibidos y muchos otros comenzaron a aumentar la temperatura del lugar teniendo sexo a la vista de todos que escalaron a orgías hasta hacerlo parecer lo más normal del mundo.

Carmesí [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora