🥀44🥀 Bajo la lluvia

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BAJO LA LLUVIA

Los ojos de Trev estaban casí del todo cerrados. Sentí el pulso, aún estaba ahí, pero eso no me lograba tranquilizar del todo. Le di pequeños golpes en la mejilla para que reaccionara.

Sentí ansiedad. Mis manos temblaban y mi corazón se me saldría del pecho en cualquier momento. Las ganas de llorar me invadieron. Sentía que el aire me faltaba, pero también sabía que no podía dejarme llevar por mis emociones. Así que respire profundo e intente calmarme.

Tome dos gasas y mantuve presión en la herida formando un coagulo. Tome su mano y la ubique donde estaba la herida ahora cubierta por las dos gasas.

―Necesito que mantengas presión, solo unos segundos ―asintió con los ojos cerrados―. También necesito que no cierres los ojos y que estés calmado ―volvió a asentir.

Como pude lo ayude a que se acostara completamente en el sillón. Tome la aguja ya desinfectada y el hilo para empezar a suturar obteniendo quejidos de dolor de su parte. Tengo un sentimiento agridulce con respecto a eso, por una parte me da gusto que se queje, es señal de que sigue consiente, que sigue con vida. Por otra parte me duele el saber que una aguja está traspasando su piel que aún le duele y que lucha por no cerrar los ojos.

Terminé de suturar y corte el hilo. Tomé una gasa y con ayuda de la cinta color piel pegue las orillas de la gasa que rodeaba la sutura. Saque la pequeña venda de la bolsa y rodee todo el abdomen creando un poco más de presión sobre la sutura. Ni siquiera estoy segura de haber hecho todo lo que debía, pero seguimos con vida.

Con ayuda de un algodón sumergido de agua empece a limpiar su cara que era una combinación de moretones, rasguños y sangre. Con cada toque se quejaba y a mí me crujía el corazón por algo que no supe explicar.

―¿Cómo aprendiste a hacer esto? ―pregunto señalando donde ahora estaba la sutura.

―Yo si pongo atención en clase ―dije divertida. Frunció el ceño viéndome dudoso―. ¡Bien! ¿Recuerdas a mi tía Jane? ―asintió―. Pues es médico militar, fui a visitarla de sorpresa por su cumpleaños y resulta que estaba en una misión, yo solo llegué y ella me dijo todo lo que debía hacer. Me pareció tan emocionante que decidí acompañarla todo lo que quise.

―¿Por eso tienes mejor puntería que antes?

Asentí, ―Y también aprendí mucho sobre medicina.

―Apuesto un riñón a que eso te hizo pensar ―enarque una ceja― en que podrías dedicarte a eso.

―¿Qué, ahora lees la mente?

Volvió a sonreír. Si, recuerdo esa sonrisa, recuerdo como hacía que mis bragas salieran volando.

―¿Por qué mierda sonríes de esa forma? Llevas horas haciéndolo, ¿Es por la bala o alguna planta de esta isla te está afectando? ―quise saber.

―Todo esto me recuerda a los viejos tiempos. Cuando peleaba, cuando nos conocimos... cuando...

―Éramos tu y yo... ―terminé por el―. Sí, lo recuerdo.

―Eran buenos tiempos.

No.

―Éramos personas muy distintas.

Carmesí [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora