Capítulo 9

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Los asientos delanteros del jeep eran muy estrechos y el aire estaba cargado como en un coche de carreras. ________ procuraba ignorar a Niall a toda costa, haciendo ver que dormía, mirando por la ventana, contestando a sus comentarios ocasionales con un desalentador
«Mmmm. . . ». Pero por mucho que lo intentara, no podía librarse de la abrumadora sensación de su presencia, que la inquietaba y la presionaba, que la agobiaba. Él estaba allí, junto a ella, a su alrededor, estorbando, exigiendo incluso cuando no decía una palabra.
________ sabía que toda la culpa era suya. A su edad ya había aprendido a liberar emociones, a superar desengaños, a ser flexible con aquello que la irritaba. Y sin embargo, el impostor que se hacía pasar por Niall Horan parecía ser insensible a todas sus defensas. Conseguía sacarla de quicio con su sonrisa ligeramente burlona, sus brillantes ojos azules y sus andares sexys y desgarbados.
Respiró profundamente, y sacó el aire despacio, intentando soltar la tensión que sentía dentro. Lo hizo cinco o seis veces, pero no pareció surtir efecto. Sólo consiguió marearse.
—¿Necesitas más tranquilizantes? —preguntó Niall, arrastrando las palabras y deteniendo el coche frente a la oficina de los ferrys. Había llegado hasta el puerto de Woods Hole sin ningún problema, cosa que despertó en ________ momentáneas dudas. El camino estaba bien señalizado y él era un hombre concienzudo y experimentado. Con toda seguridad llegaría también sin vacilar a la casa de Water Street una vez estuvieran en la isla. ________ no debería dejar que su inteligencia le sorprendiera o le hiciera dudar de aquello que sabía que era verdad.
—Estoy bien —respondió ella en voz baja pero firme.
—Estás muy tensa, ________. Me sorprende tu falta de flexibilidad.
—Estoy preocupada por Sally. No me he separado de ella en todo este año, desde que su salud empeoró. No me gusta dejarla.
—Dedicarse durante un año a alguien enfermo las veinticuatro horas del día es mucho tiempo. No te necesita permanentemente a los pies de su cama.
________ se volvió para mirarle.
—No, es cierto, pero yo sí necesito estar allí.
Casi deseaba que no hubiera sitio en el ferry para meter el coche. No debería subestimar a Niall; ya había reservado una plaza, y llegaban justo a tiempo para zarpar.
¡Hacía tantos años que no cogía un ferry, que no iba a Edgartown! Hubo una época en que la antigua mansión fue motivo de discusiones entre los hermanos Horan; todos querían la parte que les correspondía. De todas las casas de la familia Horan, ésta era la más importante, mucho más valiosa que el apartamento de Park Avenue o la impresionante finca de Vermont. Sin embargo, Sally perdió el interés por ella no mucho después de la desaparición de Niall, y ________ estaba igualmente encantada de dejar de ir a un lugar lleno de dolor y de recuerdos ocultos. Warren, Patsy y sus hijos hicieron buen uso de la casa; en ella George dio fiestas continuamente; pero ________ no había vuelto a ir desde hacía más de doce años.
Se le ocurrían formas más agradables de volver que hacerlo con alguien que fingía ser un hombre que estaba muerto. Niall Horan, de diecisiete años y ojos salvajes y furiosos, la perseguía. Su espectro deambulaba por la isla, vagaba por Lighthouse Beach, paseaba entre las sombras del jardín de la parte posterior de la antigua mansión. El fantasma de Niall Horan vivía aquí, y traer a un impostor ante su presencia parecía estar siendo un gran error.
________ se alejó del coche y del hombre que se hacía llamar Niall y fue en busca de una taza de café, que bebió a sorbos mientras veía como la isla surgía del mar. Pensaba que era más temprano; ya era media tarde y el trayecto en ferry estaba siendo más largo de lo que recordaba. Tal vez era porque ansiaba el fin del viaje.
Cuando volvió al coche, en cuyo interior Niall ya la estaba esperando, el ferry atracó. Ignoraba cuánta información poseía, pero no tenía la intención alguna de ayudarle a encontrar la casa de Water Street. Ese hombre no necesitaba ninguna clase de ayuda.
________ conocía esa enorme y antigua mansión blanca de estilo victoriano desde su más tierna infancia, si bien en temporada baja su aspecto era extraño y distinto. Al igual que las demás casas de Water Street, tenía las persianas cerradas, el mobiliario del porche guardado, las señales de «prohibido el paso» claramente visibles. A esa zona ya había llegado la primavera; habían brotado algunas hojas pequeñas y bajo la capa de rocío que lo cubría, se adivinaba el césped verde.
________ miró a Niall cuando éste aparcó el coche y bajó de él, parecía estar totalmente familiarizado con el lugar. Claro que también era posible que hubiera estado allí antes, como parte de su entrenamiento. Sabía demasiado sobre el verdadero Niall Horan; alguien cercano a la familia debía haberle ayudado. Tal vez un Horan mismo.
Niall le devolvió la mirada.
—¿Quieres que te abra la puerta? —preguntó articulando las palabras.
Había permanecido sentada en el coche, en trance. Tiró de la manilla de la puerta, sin darse cuenta de que aún llevaba el cinturón abrochado. Murmuró alguna palabra malsonante y finalmente salió del coche con movimientos torpes. Lighthouse Beach se encontraba a sus espaldas, y se volvió para verla, incapaz de resistirse al impulso; su aspecto era desolado, estéril y desierto en medio del frío que hacía a pesar de que ya había comenzado la primavera.
No se había percatado de que Niall estaba detrás de ella, siguiendo su mirada, clavada en el abandonado faro de la playa.
—Casi no ha cambiado, ¿verdad? —murmuró.
Ella alzó la vista. Se le había acercado demasiado, claro que ni estando cada uno en una punta del país dejaría de tener la sensación de no estar lo bastante lejos de él. Motivado por la simple curiosidad y ajeno a lo que realmente había ocurrido, los ojos de Niall contemplaron el lugar donde el verdadero Niall Horan había muerto.
—Hay cosas que no cambian nunca —comentó ________ en voz baja—. Otras, sí.
Niall sonrió ligeramente. Su sonrisa era reprobadora y sexy. Eso era lo único que tenía en común con el auténtico y desaparecido Niall.
Era sexy a rabiar y ella, tan vulnerable como cuando contaba trece años, estaba lejos de ser inmune.
Niall echó un vistazo a su alrededor, como si fuera la primera vez que veía todo aquello, lo que en realidad era muy probable.
—¿No te resulta un poco triste una zona residencial costera en temporada baja?
—A mí me gusta más.
Niall sonrió.
—Está bien. ¿Y qué me dices de un faro en desuso?
________ negó con la cabeza.
—Todavía se usa. Funciona automáticamente con el fin de evitar que muera gente en la playa. —Escogió las palabras deliberadamente, para provocarle.
Pero el hombre que fingía ser Niall Horan no se dio por aludido. Simplemente se encogió de hombros.
—Espero que dé resultado —dijo. Y caminó hacia la casa.

El impostor (ADAPTADA) |Niall Horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora