Capítulo 22. PARTE II

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Hacía ya años, Niall se había dado cuenta de que tenía un verdadero problema con el alcohol. El problema era que bebiera lo que bebiera nunca perdía el conocimiento. A las tres de la mañana, estando Sally estabilizada, Niall salió de la habitación para tomarse un café y darse una ducha. A las cinco, se fue a dar un paseo entre la helada neblina. A las seis, se encontró a ________ en el vestíbulo, sus estrechos hombros temblaban mientras sollozaba en silencio.

Miró hacia la habitación de la enferma. Sally yacía apoyada contra las almohadas, si cabe más encogida que antes. Se acercó rápidamente a la cama, pero Sally le miró con serena determinación.

—Cuida de ella, Niall —susurró.

—No creo que ella quiera.

—Te quiere. Llévatela y déjame dormir un poco. Por favor. —Esbozó una sonrisa de complicidad, una sonrisa que él conocía demasiado bien. Sabía lo que su madre planeaba hacer, sabía qué quería, y no iba a ser él quien se lo impidiera.

Suavemente, le dio un beso de buenas noches y ella le sonrió.

—Tú ocúpate de ella —volvió a decir—. Prométemelo.

—Te lo prometo.

Al abandonar la habitación, Niall cerró la puerta con sumo cuidado. ________ alzó la vista, sobrecogida, con la cara surcada de lágrimas, pero él no malgastó el tiempo. Se limitó a rodearla con los brazos, hundiéndole la cara contra su pecho, abrazándola.

________ opuso resistencia, de modo que la besó. Ella le pegó y él simplemente la cogió en brazos.

No sabía adónde llevarla. Subir con ella por las escaleras le parecía demasiado melodramático; además, lo más probable era que ________ se opusiera. En la planta baja no había más cama que la de Sally, y dudaba mucho que alguien hubiera preparado el sofá-cama de la biblioteca. La llevó allí de todas maneras, la sentó en una silla tapizada y procedió a bloquear las diversas puertas con más sillas.

—¿Se puede saber qué estás haciendo? —Las palabras apenas eran audibles, ensordecidas por las lágrimas y la indignación, y Niall la ignoró mientras preparaba la cama. La sábana bajera seguía estando puesta, pero desconocía dónde se guardaban las almohadas y el resto de sábanas y mantas. Tampoco las necesitaba.

Se acercó a ella, ya levantada de la silla dispuesta a batallar. Niall estaba tranquilo, y empezó a desabrocharle la blusa salvajemente. ________ le pegó en las manos en un vano intento de detenerle, pero él abrió con brusquedad la prenda de seda de color claro.

—¿No habíamos acordado que no me tocarías hasta que te lo pidiera? —susurró ________, furiosa.

—Pídemelo. —Le quitó la blusa, y extendió la mano hacia la cinturilla de los tejanos.

—Vete a la mier.da —le dijo ella, y le dio una patada en la espinilla.

Niall le cogió la cara con las manos, sujetándola, aproximándole la boca a la suya.

—Pídemelo —insistió Niall, su boca estaba a pocos centímetros de la de ella.

________ dejó de forcejear. Tenía la cara húmeda debido a las lágrimas, le pareció que estaba perdida, rota, y condenadamente a gusto.

—¿El qué? —murmuró ella.

—Lo que quieras.

—Dime la verdad.

—No estoy seguro de que quieras saberla —anunció él.

Niall pensó que insistiría, que reventaría de rabia. En cambio, como de costumbre, le sorprendió.

El impostor (ADAPTADA) |Niall Horan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora