A pesar de las importantes reformas realizadas, la finca de los Horan no era suficientemente grande para albergar holgadamente a toda la familia al completo. Con el recién llegado instalado en la habitación renovada de Niall Horan, y Tessa y Grace compartiendo, la de ________ había sido oficialmente desterrada. Patsy, Warren y George habían exigido ocupar las tres suites y, a menos que se usara dinamita, nada ni nadie les sacaría de allí.
Lo que dejaba a ________ durmiendo en un sofá-cama en la biblioteca.
En circunstancias normales no le hubiera importado, pero es que nada de lo que estaba ocurriendo era normal. George tenía ideas de lo más disparatadas, Warren se mostraba demasiado simpático, y lo peor de todo, había un mentiroso desconocido en casa.
Y por si fuera poco, en la biblioteca, equipada con una gran pantalla de televisión y un bar, se habían instalado al menos dos de los primos Horan.
Por suerte Niall ya se había esfumado. Probablemente estaría haciéndole la pelota a tía Sally, pensó ________ amargamente. No tenía la menor idea de cómo iba a sobrevivir a los próximos días, incluso a las próximas semanas. Le aterrorizaba la sola idea de pasar horas interminables encerrada con él en un coche. Tanto la llegaba a molestar que ni siquiera quería pensar en ello. Era un mentiroso y un estafador, y tal vez mucho más que eso, y nada de lo que ella pudiera hacer u decir impediría que utilizara a los Horan para sus infames propósitos.
La casa era un enorme laberinto y sin embargo ________ no podía esconderse en ningún sitio. Los mayores estaban en el salón, los jóvenes en la biblioteca. No se atrevía a entrar en la cocina, ni siquiera para recoger sus pastillas, y esa noche hacía un frío glacial. No estaba de humor para dar otro paseo a la luz de la luna, sobretodo teniendo en cuenta con quién se había encontrado la vez anterior.
Era más de la una de la madrugada cuando Tessa y George desalojaron por fin la biblioteca. ________ esperó a que la casa estuviera tranquila y silenciosa, a estar segura de que todos dormían, antes de entrar sigilosamente en la cocina para buscar sus tranquilizantes.
No había ni rastro de las pastillas. Algún alma caritativa las había recogido del suelo sin dejar huellas de ellas ni del frasco que las contenía. Quedaba la posibilidad de que Constanza hubiera ido a la cocina para comprobar que todo estuviera en orden de cara a evitar atracos nocturnos y demás, pero pensó que no caería esa breva.
________ había trasladado la mayor parte de su ropa a la habitación que ahora ocupaban Tessa y Grace, pero al menos había logrado coger algunas prendas y esconderlas en el trastero, que se usaba con más frecuencia. Se puso una camiseta blanca y unos shorts grises como pijama, y, con un despertador en la mano, procedió a acostarse en el dudosamente cómodo sofá-cama. Aunque casi todos los Horan se levantarían tarde por la mañana, no estaba dispuesta a que ninguno de ellos la sorprendiera en la cama.
Las ventanas de la biblioteca no tenían persianas ni cortinas y la luna, clara y brillante, se reflejaba en la nieve derretida y deslumbraba a ________ por más que se girara a uno u otro lado.
Se durmió pasadas las cuatro; el intenso sonido del reloj de pared dando las horas resonaba en su cabeza.
Hacia las seis se despertó en medio de la tranquilidad oscura y lóbrega de la biblioteca. Aún dormida, desorientada, sin recordar dónde estaba, parpadeó soñolienta, y deseó únicamente seguir bajo el suave edredón de plumas y olvidarse de todo.
—Es hora de levantarse, encanto. —le susurró alguien al oído con voz seductora—Hay que ponerse en camino.
________ arremetió contra él, presa de un pánico repentino e inexplicable, para darle de lleno en la cara. Niall Horan estaba inclinado sobre ella y la agarró del brazo cuando ésta intentó pegarle.
—Cálmate, preciosidad —le dijo—. No me he metido en la cama contigo. Únicamente he pensado que, ya que pretendes hacer esto en un solo día, querrías salir temprano.
________ retiró el brazo, estremeciéndose en la tranquilidad matutina mientras trataba de recobrar el equilibrio perdido.
—¿Hoy? —preguntó con atemorizada incredulidad.
—Es un buen día como otro cualquiera. Cuanto más tardemos en ir más cuesta arriba se te hará —respondió él.
No le contradijo.
—¡Largate! —exclamó con brusquedad.
Niall no se movió.
—¿Cuánto tardarás en estar lista?
Le habría dicho de todo, pero no tenía escapatoria. Se lo había prometido a Sally y nunca faltaba a su palabra. Sally no le había pedido nada del otro mundo, debería estar encantada de hacerlo.
—Una hora —le contestó.
—Está bien. No pierdas el tiempo preparándote para mí —dijo él.
—Créeme, no lo haré.
Niall se levantó, y ________ casi deseó que no lo hubiera hecho. Le producía una extraña sensación estar echada en la cama suave y caliente con su esbelta figura cerniéndose sobre ella, mirándola con enigmáticos ojos azules.
Su sonrisa no facilitaba las cosas. Fría y estudiada, jugueteaba en su boca increíblemente sensual y parecía estarle diciendo que leía cada uno de sus pensamientos.
—Te he traído una taza de café —anunció Niall, haciendo una señal con la cabeza en dirección a la mesa.
—No tomo café por las mañanas.
—Pues Constanza me ha dicho que te gusta con leche y sin azúcar —continuó él, ignorando su flagrante mentira—. En mi opinión no te iría mal endulzarlo un poco.
—Cuanto más tardes en irte, más tardaré en estar lista —dijo ________ con frialdad.
Los ojos de Niall recorrieron su cuerpo de arriba abajo. No había nada que ver; casi todo estaba tapado por un mullido edredón que ________ solía reservarse para los días más fríos de enero. De todas formas sentía un ligero calor envolviendo su piel bajo las sábanas.
—Te esperaré en la cocina. Por lo menos Constanza se alegra de verme. —Miró en dirección a la puerta, se detuvo y se volvió de nuevo—. ¡Ah, se me olvidaba! —Tiró un pequeño objeto sobre la cama, y por el ruido que hacía ________ supo que era su frasco de pastillas—Te dejaste tus pastillas esparcidas por todo el suelo de la cocina. Ve con cuidado, tía Patsy es adicta a estas cosas. De haberlas encontrado, se las hubiera zampado todas.
________ no se tomó la molestia de negar que eran suyas; su nombre figuraba en el frasco recetado.
—Son para el dolor de cabeza.
—Son tranquilizantes, ________. —le corrigió él—Son suaves, pero no dejan de ser tranquilizantes. Y pienso asegurarme de que los necesites.
Y se fue con una pícara sonrisa dibujada en los labios.
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El impostor (ADAPTADA) |Niall Horan|
Fanfiction¿Qué harías si tu creído amor muerto del pasado regresara? -Debe ser otra persona. Pero... ¿y si sabe más de ti que incluso tu misma? -Él es un impostor.