Capitulo 4

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Por fin ya era de mañana.
Reborn, quien se había despertado cansado por los ruidos de los esqueletos y zombies de anoche, se estaba arreglando para ir al pueblo. Necesitaba conseguir cosas para su hogar, como accesorios de cocina y baño.
Antes de dirigirse al pueblo, decidió poner algunas antorchas alrededor de su casa, ya que odiaria que los monstruos volvieran y no lo dejaran dormir en paz por la noche.

Al llegar, miraba a sus alrededores, observando detenidamente cada casa y tienda que había. Algunos pueblerinos que lo miraban, le dedicaban una sonrisa. Para él era un poco extraño, tal vez por que en donde vivía antes todos eran muy serios con el de goggles.

– ¡REBORN!

Al escuchar aquel grito, voltea y observa al de mechón naranja acercándose hacia su dirección.

– Hombre, me hubieras esperado ¿que haces aquí? – Dice al estar ya frente a él.

– Vine a comprar cosas para la cocina y baño – Comenta indiferente, volviendo a mirar las tiendas que había en el centro del pueblo. 

– Déjame ayudarte--

– No necesito tu ayuda, muchas gracias – Dice molesto.

Reborn odiaba depender de Auron. Él quería hacer las cosas por si mismo, sin ayuda de nadie. El de mechón naranja lo entendía, pero sabia que el de goggles no aceptaria ni siquiera un poco de ayuda. Realmente podía odiar aquella actitud suya.

– Bien bien, has lo que quieras – Pone sus manos en sus bolsillos – Pero déjame al menos orientarte un poco.

Al decir eso, señala a Reborn las tiendas, indicandole en donde podría encontrar cada cosa que de seguro necesitará en su hogar.
Al terminar, Reborn asiente, a lo cual Auron decide dejarlo por su cuenta. Los dos se despiden, cada uno dirigiéndose por su camino.
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En la gran mansión flotante, el chico de ojos morados se encontraba regañando a su compañero hibrido, ya que juraba que le había robado cosas del erebus.

– Tranquilizate, Vegetta. Son solo un par de cositas que te quite para hacer mis botas, no te enojes tanto. – Dice tratando de hacer que dejara de gritarle.

– ¡Es la cuarta vez, Doblas! – Grita aun más enfurecido – ¡Más vale que me lo pagues de alguna forma y dejes mis cosas en paz!

Al terminar su frase, se da la vuelta y se dirige a su hogar. Rubius fue inmediatamente detrás de él, aun tratando de convencerlo de que lo dejara pasar... otra vez.
Realmente Vegetta admiraba su propia paciencia cuando se trataba de Rubius. ¡Adora a aquel hibrido!, pero ya se estaba cansado de su comportamiento.

– Escúchame muy bien Rubius – Dirige su vista al oso – No tolerare otro comportamiento similar a este ¿ok?. Si lo vuelves a hacer, olvidate de entrar a mi isla.

– Eres demasiado serio por unas simples cosas del Erebus... como si no pudieras ir otra vez a conseguirlas – Dice cruzándose de brazos y haciendo un puchero.

Ya era el colmo.
El oji-morado agarra un vaso con agua de su cocina y se la bebió rápidamente. Juraba que dentro de poco le saldrían canas.
Rubius rie ante la expresión de desesperación del contrario. Realmente amaba hacerlo enojar.

El hibrido se acomoda en el sofá mientras saca su celular del bolsillo.

– Por cierto, mañana Fargan y yo teníamos planeado ir a beber con Auron, Asi que no podre acompañarte al Nether.

Cambios ~Omegaverse~ [KarmalandAU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora