𝕰𝖙𝖍𝖊𝖗𝖊𝖆𝖑 - Jujutsu Kaisen. [ Reescrita ]

cap 5.2 | 𝕷𝖆𝖌𝖗𝖎𝖒𝖆𝖘 𝕾𝖆𝖑𝖆𝖉𝖆𝖘

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¡Poof! La luz se dio tras sus párpados, que con tal intensidad tuvo que despertar y abrir sus ojos por la fuerza. Se enderezó con cuidado sobre las frías mantas bajo sus piernas. Estas las miro y sus brazos tambien, las vendas ya no estaban. Desconcertada intento pararse sobre ambos pies, con el hormigueo recorriendo sus entumecidos huesos como si apenas se levantara de una siesta de varios días.

La fria temperatura que abrazo su cuerpo y la brisa leve que movía ligeramente su cabello suelto hasta sus talones, lleno el cuarto de una aterradora paz. En aquel entorno blanco y solitario, la brisa se torno viento y consigo se llevo los copos de nieve que descendían para alcanzarla. Camino por minutos que se sintieran horas, sin el más mínimo sentimiento de estrés o desesperación.

Remotamente un lago de hielo tan rígido como roca aparecio, acumulando nieve en sus bordes. Antes de que la curiosidad la incentivará a poner un pie sobre él, volteo y una niña físicamente idéntica a ella la observaba con neutralidad sin mencionar la más mínima palabra.

─Eres tú... ─Sonrió ligeramente, agachándose a la altura de la menor, acariciando sus rosadas mejillas─ Estaba preocupada por ti.

─Estoy bien ─Responde con calma

─Lo siento, yo-

─Descuida, ahora todo está bien ─La interrumpe, e imitandola, reposa su diminuta mano sobre su rostro─ Oye, Yu-chan

─¿Si?

─¿Cuanto tiempo más estare aquí?

─Espero que no sea por mucho, ¿Bien? ─Volvió a ponerse de pie, mirando el lago congelado─ Solo necesito más tiempo.

─Comprendo ─Suspiro, con un semblante de tristeza. ─ Yu-chan ¿Quienes son ellos?

Señalo la masa de agua congelada, que sin explicación remotamente razonable, se tiñó de un denso carmesí bajo la caoa, y en el centro de este, no una sino dos anatomías lejanía que sin importar la distancia pudo distinguirlas en tan solo un momento. Aquel sentimiento de perdición y angustia se plantaron otra vez en su corazón, los recuerdos recientes fluían precipitadamente y las lágrimas empezaban a brotar como cataratas que se deslizaban por sus mejillas hasta perderse en su cuello.