Capítulo 2

120 17 5
                                    

9 de octubre de 2017
15:00 p.m.

Eithan

El pitido del timbre se escucha. Antes de que el estúpido profesor diga que nos podemos retirar, cojo mi mochila y salgo del salón.

He tenido suficiente el día de hoy, mi sudadera desprende un olor a comida hechada a perder y mi cuerpo se siente pegajoso, unos imbéciles creyeron que jugarme una broma era divertido. No me molestaría quedarme más tiempo en el salón solo para molestarlos con el olor pero si lo hago probablemente vomitare.

Camino a pasos rápidos, no quiero que esa niña me alcancé, suficiente he tenido el día de ayer y hoy con su presencia. Aparte no estoy de humor para aguantarla.

Creo haberla dejado atrás pero antes de terminar el pasillo largo que me dirige a la salida de la escuela, me doy cuenta de que no. Viene corriendo a toda prisa con sus libros fuera de su mochila.

Acelero mis pasos pero en definitiva no ayuda, ya que en unos segundos la tengo a mi lado.

—Eithan —dice con voz entrecortada—. ¡Dios! si que caminas rápido.

—Estaba huyendo de ti, siendo sincero ya me tienes arto y eso que sólo has estado dos días.

—Me encanta tu sinceridad —contesta en modo sarcástico— y Eithan yo se mis razones para estar pegada como chicle a ti, así que no intentes alejarme porque yo no me voy a ir hasta que logre mi objetivo.

—Ya, no me interesa que planes tienes pero de una vez te digo que, sea lo que sea que hagas, me dejes fuera de eso. Ve y consigue amigos o alguien mas para joderle la vida.

—Ya conseguí uno —enarco una ceja— tú eres mi amigo.

Amigo, ja, claro.

—Anne, no soy tu amigo y no quiero serlo, así que como te dije buscate a otro imbécil para molestar.

Su boca forma una mueca, después me mira mientras su nariz se arruga.

—Si que hueles mal, ¿Estas bien? Vi lo que te hicieron.

Mi mandíbula se aprieta, claro que lo vio, ¿Quién no lo hizo? De igual forma no importa.

¿Bien? No, nunca lo estoy pero no es algo que ella deba saber. Evito contestar su pregunta.

—Alejate de mi, ¿de acuerdo?

Guarda silencio. Llegamos al portón grande por donde muchos estudiantes van saliendo, visualizo un vehículo lujoso, Anne también dirige su vista hacia donde está la mia y empieza a caminar hacia esa dirección.

—Bien me vale lo que me digas señor gruñón así que vete acostumbrando a mi presencia —se sube al auto y antes de cerrar su puerta me guiña un ojo.

¿Por qué cojones debe ser tan desesperante? ¿A quién rayos le gusta que la traten como yo lo hago? ¿Por qué sigue jodiendo? Acaso no ve las miradas que le lanzan a ella por estar junto a mí.

Niego sin entender. Doy vuelta en dirección contraria de donde Anne se fue y comienzo a caminar.

Mis pies se mueven lentamente, sin ninguna prisa por caminar. Me gusta observar los lugares por donde paso, memorizo todo tomándome mi tiempo.

Hasta las Estrellas [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora