Capítulo 38

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Observo fijamente el techo rosa, siento como la cama se hunde y después alguien rodea mi estomago con sus brazos.

—Anne —me llaman en un susurro e instantáneamente sonrio.

—¿Si?

—Quiero que tengas algo —miro a Sam en el momento que dice aquello y se pone de pie.

Lleva su pijama con figuritas de unicornios. Sale de mi habitación y escucho sus pasos por el pasillo cuando viene de regreso.

Se escabulle por mi habitación trayendo algo detrás de su espalda.

—¿Que traes ahí? —cuestiono con evidente curiosidad. Se que seguramente es un regalo para mi porque mañana es mi cumpleaños numero quince.

Mi hermana se encoge de hombros y comienza a desplazarse por la habitación sin mostrar lo que lleva en las manos.

Su cabello castaño lo lleva sujetado en un moño desaliñado y su rostro esta libre de maquillaje. Es hermosa, tan perfecta y única. Amo a mi hermana y sobretodo la admiro mucho.

—¿Es mi regalo? —juego con la cremallera del suéter de mi pijama.

Realmente no me importa mucho que pueda regalarme, lo mejor es que ella haya venido hasta Virginia para poder pasar mi cumpleaños junto a ella.

—Puede ser —la miro detalladamente.

Se balancea en sus pies descalzos, algo que caracteriza a Sam es que suele andar descalza la mayor parte del tiempo.

Entrecierro mis ojos y ella me mira con esos penetrantes ojos azules.

A pesar de que el color de nuestros ojos son diferentes, nos parecemos mucho físicamente, compartimos rasgos que claramente hacen que nos sea inevitable negar que somos hermanas; aun así somos muy diferentes cuanto a personalidad. Mientras ella es segura de si misma a mi me cuesta un poco confiar en mi pero no lo desmuestro, nuestras debilidades nunca deben ser vistas.

Samy se acerca a pasos pausados haciendo que la curiosidad crezca en mi, me extiende una caja rectangular color negra.

La tomo entre mis manos, quito la tapa, dentro de ella hay un cuadernillo, su cobertura es azul marino y tiene estampados de estrellas blancas.

La observo sin entender muy bien su significado, Sam siempre le encuentra sentido a todo y es por esa razón que el que me haya regalo esto tiene uno.

—Leí la ultima pagina de tu libreta de biología.

Me sonrojo, se que leyó el poema que escribí ahí cuando la clase se me hizo aburrida, la verdad es que no me gusta mucho la clase de biología o historia, bueno también odio la química, creo que lo único que tolero es matemáticas y literatura aunque no me gusta mucho leer.

Una cosa que tengo clara es que amo escribir, es una forma de crear nuevos mundos y en lo que realmente me consideró buena aun cuando se que tengo bastantes fallas; es por eso que me apena que ella haya leído eso ¿y si le pareció patético? ¿y si no le gusto y me va a pedir que deje de hacerlo?

Me muerdo mi labio inferior tratando que no se note que ha comenzado a temblarme.

—Les, tienes un talento increíble.

—No, no es cierto, son ñoñerias —estrujo mis manos y desvío mi mirada.

—Claro que no, así como yo hago magia con el baile tu lo haces con las letras, es por eso que este es tu regalo —señala el cuadernillo—. No es la gran cosa pero que escribieras en este tonto cuaderno, seria un privilegio. No te pido que escribas para que los demás lo lean, solo nunca dejes de escribir de acuerdo, escribe lo que tu quieras, un diario, tus sentimientos o que se yo y solo cuando estés realmente lista puedes mostrármelo que yo amare leerte.

Hasta las Estrellas [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora