Alondra.—Alo, eu... mujer morsa – escuché como a lo mejos, abriendo los ojos para encontrarme directamente con los ojos azules de Valentín y darme cuenta de que susurraba. —No te duermas de nuevo.
—Estoy despierta – me cubrí con la almohada para que no viera mi cara de zombie, siempre era él quien tardaba más en reaccionar y casi no le daba tiempo a ver el desastre que era apenas me despertaba.
Él para variar estaba tan lindo como siempre.
—¿Por qué te tapas?
Dios: si existís tirame un centro y dame fuerzas para resistir el impulso de besarlo hasta el hartazgo; la voz ronca que tenía apenas se despertaba podía ser la octava maravilla del mundo.
—Porque no me gusta entablar una conversación hasta que me tomo un café – mentí para desviar la atención.
—Son las diez, ¿no cursas hoy?
—¿Qué día es? – pregunté algo alarmada, saliendo de mi escondite improvisado para verlo.
—Alondra – dijo entre risas. Esa risa deforme que sólo podía sonar bien viniendo de él —Es jueves... yo tenía una reunión a las nueve pero ya fue.
—¿Una reunión en tu laburo nuevo?
—Na, si en mi laburo nomas me siento atrás de un escritorio y tomo los turnos de la gente que va a tatuarse. Igual de vez en cuando también me hacen limpiar el baño – dijo haciendo una mueca.
—No me jodas, que buena onda. Bueno lo del baño capaz no tanto, pero lo otro sí.
—Cuando te quieras hacer algo en este cuerpo escultural – apretó mi cintura y bajó su mano por mi muslo derecho logrando que suelte un suspiro —Me avisas a mí y te pongo primera en la lista.
—Suena tentador – le di un beso en el mentón porque besarlo sin lavarme los dientes no era una opción por mas que me muriera de ganas. —Bueno, volviendo... ¿reunión de qué entonces?
—En la empresa de mi viejo, nada importante. Me hace ir para prepararme, dice que es importante que vea el manejo de todo, que conozca a los socios... si me voy a dedicar a eso.
Arrastraba las palabras que no quería pronunciar en voz alta y su gesto era algo triste, claramente estudiaba algo que no lo hacía feliz.
—No me digas que estudias Administración de empresas.
—Fua me pusiste un detective – dijo subiendo las cejas —O le preguntaste a Tadeo...
—La primera opción es la correcta, mi detective te sigue a todos lados. Pero, ¿de verdad? El mismo Valentín que tiraba free en la plaza estudia administración de empresas, lo escucho y no lo creo.
—Nunca volví al quinto, no pude. Bah, mi viejo no me dejó, según él era una pérdida de tiempo, una boludez que no me iba a llevar a ningún lado.
—Creo que odio a tu papá. – recordé la tarde que Valen vino hasta acá de la nada, encorvado del dolor en las costillas por los golpes que le había dado su progenitor.
—Qué coincidencia, yo también.
—El tópico familia no sería el ideal para nosotros creo.
—¿Cafecito? – preguntó imitando a Moni Argento.
Solté una carcajada y asentí aprovechando para ir al baño mientras tanto. Esperé que el agua saliera tibia para lavarme la cara y evitar que se me congelaran los dedos.
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altibajos ; wos
أدب الهواة¿Qué puede salir bien entre dos personas que tienen miedo de sentir?