Alondra.Las manos me temblaban de tal manera que bien podría decirse que estaba a punto de tener un ataque de pánico. La pantalla del celular seguía alumbrando el pequeño espacio de mi cocina, obligandome a decidir rápido si responder esa llamada entrante o rechazarla como a todas las anteriores.
Me sequé como pude con el primer repasador que encontré a mi alcancé y respiré hondo al menos tres veces antes de agarrar el bendito teléfono de arriba de la barra.
Su contacto seguía teniendo el corazoncito al lado de su nombre, y eso ahora en lugar de ternura me generaba una tristeza inmensa.
— Hola – dije con un hilo de voz.
— Alondra – respondió entre sorprendido y nervioso.
Era una tortura escucharlo; me daba pánico pensar en lo que tendría para decir, y dejando pasar unos segundos antes de preguntarle qué quería dudé si no sería mejor cortar.
— ¿Qué necesitas? – no podía evitar ser fría, y a la vez estaba dejando la vida en no responderle con un "hola, mi amor."
Saber que estaba al otro lado de la línea me debilitaba, me hacía sentir tonta y vulnerable.
— Saber como estás.
Valentín también sonaba distante, casi enojado. Por poco no suelto una carcajada porque si alguien tenía motivos para estar furiosa era yo, no él.
— Bien, estoy por salir – mentía, claro está. Al único lugar que pensaba ir era directo a la cama a seguir llorando como una imbécil.
— ¿Si?, ¿A dónde vas? – estaba celoso, ¡ja! Si algo podía deducir con los ojos cerrados a estas alturas era eso. Valentín podía ser bastante posesivo cuando quería y aunque eso antes me gustaba, ahora tenía ganas de gritarle que yo podía salir con quien se me diera la gana después de lo que me había hecho.
— Al cine con unos amigos, de hecho se me está haciendo un poco tarde. ¿Necesitas algo más?
— Que hablemos. ¿Cuándo puedo verte?
Se me aflojaron un poco las rodillas al escucharlo preguntar eso. No quería verlo, no.
— ¿De qué queres hablar? – decí las cosas de una vez cobarde, admití que sos un traidor mentiroso.
— Es obvio de que quiero hablar, Alo... las cosas no son como vos estás pensando. No sé que te dijo Manuel para que no quieras ni verme, pero todo tiene una explicación.
— Ah, de eso. No tenes nada que explicar, no es necesario, mejor dejemos las cosas así.
¿Por qué mierda era tan orgullosa? Simplemente no podía admitir que me moría por escuchar su versión. Mi mayor miedo era que me mintiera mirándome a los ojos como ya había hecho antes, porque las probabilidades de que le creyera eran tan altas que me asustaba.
Valentín tenía un gran poder sobre mí, muy adentro mío sabía que el podía corromperme sólo con el azul intenso de sus ojos.
— Yo no pienso dejar nada, asi que mejor decime cuándo tenes un rato libre y paso por tu departamento. No voy a seguir aguantando que pienses cualquier cosa de mi... vos no.
Me indignaba que vuelva a comportarse como el primer mes, tan frío y calculador. Siempre poniéndose él en el papel de víctima cuando la única pelotuda en esta historia era yo.
— Bueno, te aviso.
— Te estoy hablando en serio, Alondra. Necesito verte.
— Mañana te confirmo, Valentín, de verdad que me tengo que ir. Te mando un beso.
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altibajos ; wos
Fanfic¿Qué puede salir bien entre dos personas que tienen miedo de sentir?