𝙑𝙚𝙞𝙣𝙩𝙞𝙙𝙤𝙨

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Alondra.

Al parecer con Valentín teníamos ganas de gastar una fortuna en Uber; en lugar de elegir un destino más cercano, nos fuimos desde Pilar hasta el río Alvear en Martinez. Zona norte era uno de mis lugares favoritos de Buenos Aires, aunque en mi opinión nada le hacía justicia a las edificaciones de Capi.

El lugar estaba concurrido ya que era un viernes por la noche y mucha gente se juntaba a hacer ejercicio, otros simplemente a tomar unos mates y la gran mayoría que restaba, a tomar algo con amigos.

Este lugar en específico yo lo conocía de memoria, y sabía que en algún lugarcito apartado tendríamos la oportunidad de hablar con tranquilidad.

No podía negar que estaba aterrada por lo que podía llegar a salir de ésto, sobre todo si terminaba aceptando que todo lo que había pasado esa noche era cierto.

Valentín se abrazó a si mismo cuando nos sentamos sobre el pasto, ya que aunque el clima había mejorado notoriamente dándole paso a la primavera, el viento en el río siempre era tan intenso que te dejaba temblando.

— Bueno — dije soltando un suspiro. Pasaron varios minutos en los que ninguno se atrevió a decir palabra, solamente nos dedicamos a mirar el vaivén del agua y las luces de algunos edificios que se perdían a lo lejos.

Si él todavía no había comenzado a hablar, supuse que sería por algo.

— Sí, ¿ya es momento, no?

— Sin presiones.

Mi intención no era apurarlo. La duda y el dolor por pensar que sería capaz de traicionarme así después de tantos momentos lindos, de tantas palabras de amor fueron mucho para mí.

Teniéndolo en frente supe que mi amor por él era tan grande que de ser así yo era capaz de perdonarlo, pero ya no como pareja o lo que sea que fuimos en algún momento.

— Ojalá supiera como empezar, yo sé que me la re mandé, Alo.

Eso no empezó muy bien.

— Si, bueno...

— Mira, Candela... — dijo y giró los ojos al mencionar su nombre — Me llamó desesperada ese día, diciendo que estaba con dolores y no sé cuántas cosas más... Obviamente, antes de que lo digas, le dije que hablara con Manuel.

— Supongo que era lo más razonable ya que es el padre de la criatura, ¿no?

Valentín agachó la cabeza y por un momento tuve tanto miedo que hasta dejé de respirar.

— Por lo que decían los mensajes, sí. Esa parte de la historia ya la conoces... En fin, me pasó una capturas dónde mi querido hermano le decía que poco le importaba como se sentía, que seguro era un chamuyo de ella y que el pibe era mío. No sé por qué fui, Alo... Ella fue una basura conmigo, fue tan mentirosa como Manuel pero sentí que no estaba bien dejarla tirada.

— Entiendo.

— No, no... no te pido que lo entiendas, porque sé que no tiene ningún sentido, yo sé que no debería importarme nada de ellos porque la única persona con corazón en mi familia es mi mamá, pero tuve que ir.

Se encogió de hombros apenado y casi le doy un abrazo. Me tenía que recordar que había elegido mentirme para no caer tan fácil. Era increíble como podía convencerme de cualquier cosa sólo poniendo una mirada de perrito mojado.

— Digamos que todo eso es cierto, y solamente fuiste porque heredaste el corazón de tu mamá, cosa que no dudo. ¿Por qué elegiste mentirme? — pregunté algo molesta.

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⏰ Última actualización: Jan 02, 2022 ⏰

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