¡Tú puedes, Rin!

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Al fin tenemos separador siiiiiii me costó bastante hacerlo por falta de ideas uu
(Está medio básico pero eso lo hace lindo verdad ^^?
Verdad 🙂🗡️🗡️?)

Al fin tenemos separador siiiiiii me costó bastante hacerlo por falta de ideas uu(Está medio básico pero eso lo hace lindo verdad ^^?Verdad 🙂🗡️🗡️?)

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—¡Una más, Rin! —alentaba, mientras mi amiga daba todo de sí para acabar con el ejercicio. Finalmente, dió la flexión final—. ¡Esa es mi chica! —felicité y corrí a abrazarla.

—¡Lo hice! —celebró, alzando el puño y brazo derecho, cantando victoria; hasta que Kakashi la sacó de su ensoñación.

—Rin, solo hiciste diez flexiones —Sonreía, burlándose un poco de la chica, que volvía a mirar decepcionada al piso. Mientras, yo ponía mi mano en su hombro y lo sobaba un poco, tratando de animarla.

—¡Pero antes solo hacías cinco, Rin, has mejorado! —Era obvio que mi intención era apoyarla, pero creo que Rin pensó que era por pena. Kakashi debe creer que aún me gusta Rin—. ¡Vamos a seguir hasta que mejores! Kakashi, únete a darle ánimo.

—Obito, sabes que a mí no me gustan esas cosas de anima... —pausé su discurso y lo jalé a nuestro lado. Levanté su brazo, guiñando el ojo y sonriendo triunfante—. Idiota —murmuró, sonriendo un poco y siguiéndonos la corriente resignado.

—Así me quieren —dije. Abracé por detrás a ambos. A pesar de no ser de lejos el más fuerte a la hora de pelear en mi equipo, siempre les gané a ambos en fuerza «bruta», aunque solo me sirve para romperles las costillas de un abrazo.

Obito Uchiha, el ninja que asfixia abrazando... Sí, no suena bien, pero por ahí voy en el proceso.

—Confirmo —concordó ella. Mi gesto fue devuelto por Rin y con un brazo por don tsundere.

—Rin, mejor vamos a correr. Así también entrenas piernas, ¿vale?

—¡Pero estoy cansada! —reclamó. Siempre hace esa cara de perrito abandonado cuando quiere conseguir algo; antes lo lograba porque me traía mal, pero ya no le va a servir.

—Oh, es una pena, mi querida Rin, pensé que podríamos entrenar rápido los tres, pero si quieres descansamos un rato y llamamos a Gai más tarde.

—¡Amo entrenar! ¿Descansar? ¡No hace falta, eso es para flojos! Wii—Y se fue. Una ruidosa carcajada salió de mi boca y Kakashi miraba divertido la escena.

—Oye, no seas así —reprendió. Recibí un pequeño golpe en la costilla, proveniente del codo de mi compañero quien aún reía—Gai es un gran amigo —aseguró. El chico de mallas verdes siempre lo apoyaba y ayudaba en lo que podía, incluso si llegaba a ser algo pesado de vez en cuando.

—Ya lo sé —Me acaricié el lugar del golpe con una mano e hice un puchero, antes de sonreír nuevamente—. Solo que es un «poquito» —comillas al aire— intenso con sus entrenamientos.

Kakashi sudó un poco, recordando los constantes enfrentamientos «amistosos» que tenían. Además de los entrenamientos, en los que se veía obligado —emocionalmente, no quería hacer sentir mal a su amigo— a casi destrozar su cuerpo.

El aprendizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora