[⭐];; Capitulo III

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Fragmento 3: Canadá

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Es increíble, como la realidad puede cambiar en cuestión de minutos... Y como lo que conocíamos, o llegamos a conocer, no es eterno, seamos realistas, nada dura, nada es para siempre, en esta vida, lo único que tenemos seguro, es que hoy estamos, y mañana.... Eso nadie lo sabe...

Pensamos que tenemos todo asegurado, y nos preocupamos por cosas insignificantes, cuando en verdad dejamos ir cosas que son realmente importantes, valiosas, irremplazables... Esa mañana, mientras que observaba el rostro temeroso de mi hermana, me di cuenta que mi familia, mis seres queridos, son lo más valioso que tengo, y debo de luchar por ellos, hasta el final....

Era de mañana, y aunque por el clima todo se veía gris y opaco, no me importó, y sonreí, mi alarma ya estaba haciendo su función de despertarme, me levante con todo el ánimo del mundo, mi mentor siempre me decía: "Canadá, si le muestras un carácter negativo a la vida, ella te pagará con la misma moneda, sonríele, y te devolverá esas sonrisas multiplicadas por cien", hacía años que mi mentor había fallecido, pero esas palabras se quedaron conmigo hasta el final, lo puedo asegurar, y por qué todos los días me encargaba de despertar con una sonrisa, y ese día no fue la excepción...

Me dejé el pijama porque hacía frío, a pesar que no estaba nevando, la noche anterior había caído una gran tormenta, y hacía bastante frío, me puse las pantuflas y salí de mi habitación, en silencio caminé por el pasillo, y me pare frente a la habitación de Alaska, sin pensarlo, gire la perilla y abrí, la observé; dormía profundamente, estaba algo descobijada, su rostro pálido mantenía una apariencia relajada y su respiración era neutra, parecía que apenas fue ayer que era una bebé, y cuidaba de ella, sonreí inevitablemente, y me acerque a ella, la cobije nuevamente, aparte unos cuantos mechones de su cabello azabache y dejé un beso en su frente, ni se movió...

Salí nuevamente y dejé abierta la puerta, pues en una media hora le traería su desayuno... Baje las escaleras y me dirigí de inmediato a la cocina, saque los ingredientes del frigorífico y observe por un momento una de las fotos que Alaska tenía pegada en el frigorífico con imanes de distintas figuritas, había distintas, todas de vacaciones y eventos que habíamos tenido, en el centro estaba una, la que tomé, de USA con un porta bebés con una Alaska siendo bebé en sus brazos, se veía jodidamente tierno, recuerdo ese día como si hubiera sido ayer, y lo recuerdo muy bien porque fui yo quien tomó la foto, recuerdo aún su voz cantándole una canción para que ella se durmiera, fue tanta la ternura que sentí al verlo así que instintivamente tomé mi Cámara y tome la foto, recuerdo que me reí por eso y él se molestó porque su orgullo de hombre macho era más y "¿qué dirán sus amigos y las demás potencias si lo ven así?" Me reí al recordar eso y coloqué la foto nuevamente en su lugar.

Tomé lo necesario para un par de licuados, y encendí la licuadora, estaba al pendiente de que todo se integrara bien, cuando el sonido del teléfono de la Sala me interrumpió, apagué la licuadora y dejé el restante ahí, me dirigí a prisa hasta el otro extremo de la Sala, y Tomé el teléfono...

— ¿Bueno? — conteste...

¿Señorita Canadá? Soy el primer ministro...

— Oh, si claro, ¿necesita algo?

— Un maremoto llegó a las costas canadienses, y está arrasando con todo, me temo que en menos de media hora, no quedará nada, salga de ahí en cuanto pueda, debe de salvarse, se avecinan más terremot...

— ¿Ministro?... — Me quedé helada ante la confesión y tarde unos segundos en reaccionar, en cuanto lo hice dejé nuevamente el teléfono y corrí en dirección a la habitación de Alaska, su seguridad era mi prioridad...

❥︎ 𝐍𝐨 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐢𝐞𝐬 𝐄𝐧 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞 | «Countryhumans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora