[⭐];; Capitulo XXIV

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Fragmento 24: Guatemala

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Me pregunto si algo habría cambiado si no hubiera ido ese fin de semana a mi depa, justo como me había dicho Puerto Rico. Pero no, no le hice caso, quería ver a mis hermanas, pasar el rato, uno no se espera tener a alguien apuntándole a la cabeza en el departamento de su hermana.

Empezare de nuevo.

Me había quedado en el departamento de Nicaragua a jugar basta hasta tarde, también estaban allí varios más de mis hermanos, pero al final solo nos habíamos quedado Nicaragua y yo, por lo que nos dedicamos a pasar un buen rato hasta que dieron la una de la mañana y decidí regresar a dormir, mañana quería ir a ver por qué Honduras no había ido como los demás fines.

—Mierda. — Gruñí al estar buscando mi llave en el bolsillo trasero sin éxito, quizá se me había quedado en el auto de panamá cuando fuimos al expendio. — Creo que perdí mis llaves.

—Uh, terrible, puedes quedarte aquí si quieres, sabes que tengo dos camas. — Me ofreció Nicaragua ¿Algo habría cambiado si hubiera aceptado?

—No, no, ya encontrare una forma de entrar, tu descansa. — El me miro extrañado, pero se encogió de hombros restándole importancia.

—Como quieras, si cambias de opinión sabes donde encontrarme. — Me hizo un ademan de pistola con la mano y yo le enseñe el dedo corazón para molestarle, él se echó reír y yo Salí de aquel departamento, baje hasta mi auto y una vez allí afuera me arrepentí de no aceptar su oferta.

Eran la una de la mañana y hacia un frio del demonio, las calles estaban medio oscuras y eso no me daba nada de confianza. Miré a los lados buscando que podía hacer, hasta que recordé a Honduras y su departamento, siempre dejaba la llave oculta en una de sus ventanas, podía ir en menos de cinco minutos y entrar, pasar la noche y regresar a casa por la tarde.

—Me parece bien. — hable para mí mismo, mire a ambos lados de la carretera y cruce rápidamente, en menos de cinco minutos estaba en el edificio de Hondu, subí las escaleras hasta el segundo piso y efectivamente, la llave estaba en la ventana escondida a un lado de un adorno colorido, abrí la puerta y entre a la casa, estaba limpia como siempre, sin pensarlo dos veces me tire en la cama suave de la habitación y me hice bolita. No tarde en quedarme dormido.

No recuerdo que soñé, seguramente no soñé nada, estaba demasiado cansado, pero si recuerdo que desperté cuando los rayos del sol me golpearon en la cara, apreté los parpados molesto y parpadee un par de veces teniendo el impulso de enterrarme bajo las sabanas otras tres horas, sin embargo, había olvidado cerrar las cortinas, por lo que ahora el sol me daba en toda la cara.

Me levante gruñendo y estirando mi espalda, revise la hora del reloj en el celular, que, por cierto, ya casi no tenía batería. Tenía tiempo de tomar una ducha y un café, así que me apresuré a poner la cafetera y me metí al baño a tomar la ducha.

Al salir tomé mi café y me senté en la mesa a escuchar música tranquilamente, todo era muy brillante, el sol, los pájaros cantaban y los coloridos adornos de Honduras parecían hacer mi vida más de colores. Sin embargo, escuche pasos fuera de la puerta, en otras circunstancias me habría acercado a abrir, pero dado que yo no era el dueño de la casa y técnicamente había entrado sin permiso, me levante como pude y fui a esconderme al armario de la habitación, como sea la mujer de la limpieza le va a dar un infarto verme aquí.

Pero no era la mujer de la limpieza, escuche como se abría la puerta con un suave rechinido, seguido de un par de pisadas pesadas, se detenían cada dos pasos, como si mirara a los lados y luego siguiera buscando.

❥︎ 𝐍𝐨 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐢𝐞𝐬 𝐄𝐧 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞 | «Countryhumans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora