[⭐];; Capitulo XII

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Fragmento 12: Italia

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Caminaba por las calles de Roma esa mañana, hacía un poco de frío y las calles no se encontraban tan transitadas, era eso o el hecho de que eran las 06:02 de la mañana y la poca gente que caminaba por ahí tenían el mismo destino que yo, el Vaticano...

— Buen día señorita Italia— se me acercó un pequeño niño y se abrazó de mi vestido, de inmediato me puse a su altura

—Buen día Bambino ¿Dónde está tu madre? —

— ¡Fabrizio! — de inmediato una mujer se acercó hasta nosotros — ¡Niño malo! Te he dicho que no te separes de mamá...

— Mira mamá, es la señorita Italia— el niño que seguía abrazado de mí señalo mi vestido, sonreí y la mujer avergonzada hizo una breve reverencia.

— Señorita Italia, disculpe usted, buen día.

— No se preocupe, buen día- me puse a la altura del pequeño y le hablé.

— Bambino, no desobedezcas a mamá, ella se preocupa si no te ve con ella, sé un buen Bambino y no te separes de ella, ¿está bien?

— si señorita— de inmediato el pequeño corrió con su mamá, la señora agradeció y después de tomarlo de la mano siguieron su camino contrario al mío, por mi parte seguí mi recorrido hasta llegar al Vaticano.

Al llegar, me quedé en uno de los lugares de la entrada, pues me gustaba estar en silencio mientras que hacía mis oraciones, me gustaba ir todos los días a rezar por mi pueblo, tenía esperanzas de que mi Dios me escuchaba y todos los días le daba el bienestar a mi pueblo, las demás personas que se encontraban ahí también rezaban en silencio. Media hora después el Papa salió para ofrecer la misa diaria.

Una hora después, estaba por levantarme e ir a tomar la comunión cuando el sonido de algo estallando fuertemente nos hizo sobre saltar a todos, una segunda explosión se escuchó y estremeció el Vaticano, como pude me sostuve y ayudé al Papa a no caer, sus ministros se acercaron él y de inmediato lo sacaron, otra explosión se escuchó y los gritos de pánico se hicieron presentes, la gente empezó a correr y yo lo hice con ellas, por mis zapatillas se me hacía difícil así que terminé quitándomelas y dejándolas ahí, un par de explosiones se escucharon, y cuando por fin salí para ver que estaba pasando logre ver a miles de soldados encapuchados, lanzando bombas, y disparando a mi gente. Terroristas, estaba segura que eran terroristas, me quedé un momento observando todo cuando un fuerte temblor me hizo caer, una parte del techo del Vaticano había colapsado, de inmediato los gritos se hicieron presentes, me acerqué nuevamente mientras intentaba ayudar a sacar los que habían quedado atrapados.

— ¡Corran todos! Vayan a un lugar seguro— a todos los que ayudaba a salir corrían desesperados de un lado a otro, era un completo caos, había fuego y restos de construcciones y las calles se habían teñido de un color rojizo por la sangre de mi pueblo. Mientras intentaba sacar a un hombre de los escombros, alguien me tomó del cabello y me lanzó con fuerza a un extremo, después escuche el sonido de un disparo, había disparado al pobre hombre.

Como pude me levanté y quise golpearlo, pero antes de hacerlo, una bala atravesó mi pecho, luego otra y otra...

— Me saludas a Lucifer, puta— el hombre que me había disparado me dejó en el suelo, pensando que había muerto...

Como pude me levanté, y me arrastre hasta que salí de ese lugar, aunque hubiera querido seguir ayudando y peleando por mi gente, me habían herido de muerte. Las calles estaban destruidas, había fuego por doquier, y nada ahí era seguro, sin dudarlo dos veces levanté la tapa de una de las cloacas y antes de bajar por las escaleras verifique que nadie estuviera cerca mío, después cerré la tapa y empecé a bajar, el olor era insoportable pero ahora lo primordial era estar a salvo, mi vestido, que momentos antes era de un color Perla, se había tornado rojo por la cantidad de sangre que estaba derramando, llegué a uno de los pasadizos y me recargue el las mugrientas paredes, mientras mis pulmones luchaban por seguir funcionando, me dolía todo el cuerpo, y estaba segura que desfallecería en cualquier momento, nunca pensé que iría a morir a las cloacas, y mis restos serían devorados por las ratas del lugar, el suelo seguía temblando por las explosiones que aún se seguían escuchando a la lejanía, no había podido ayudar a mi pueblo, los dejé en manos de personas cuyas intenciones aún no eran claras...

❥︎ 𝐍𝐨 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐢𝐞𝐬 𝐄𝐧 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞 | «Countryhumans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora