[⭐];; Capitulo XXIII

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Fragmento 23: Japon II

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— ¿De qué hablas? —Preguntó la mujer prestándole más atención a las palabras de la asiática.

— ¿Crees que no sabía? ¿Crees que tú plan real lo sabes solo tú y ese lame botas? - Miró con satisfacción como la piel de la mujer se tornaba pálida. — Jugaste demasiado bien este juego querida, pero se te escaparon demasiados detalles... Supiste utilizar tus piezas a tu favor, pero... Yo no soy un peón al que puedes mover cuando se te de tu maldita gana.

— Oh... Hasta que alguien lo suficientemente inteligente se dio cuenta. - Acomodó su cuerpo en el sillón para tener una mejor vista de la chica. — Pero no puedes hacer nada... Ya te tengo en la palma de mi mano, cualquier cosa que intentes se quedará aquí.

La expresión de la japonesa desapareció transformándose en una fría máscara al igual que el tono juguetón de su voz, sonrió con locura mientras posaba sus pies en el suelo.

— Quién ríe al último ríe mejor, querida. Dos pueden jugar este juego...

Antes de que la otra pudiera reaccionar sintió su cuerpo impactar contra el suelo, empujado por la asiática que la miraba con total locura, su cabello cubría su rostro mientras empuñaba la daga apuntando directo al corazón de la mujer, lista para apuñalarla. La otra forcejeo tratando de quitarse a la japonesa de encima sin éxito, escuchando pasos acercarse hacía ellas.

Japón sintió como su cuerpo era tacleado fuertemente, siendo arrojada junto alguien lejos de la mujer, gruñó molesta y adolorida golpeando al hombre que la había empujado. Busco su daga, pero se dio cuenta que había resbalado de sus manos al ser golpeada, fuertes puñetazos atestaron su rostro y cuerpo, termino en el suelo adolorida mientras era golpeada una y otra vez sin piedad.

Después de lo qué parecieron minutos los violentos golpes se detuvieron, escuchó al hombre alejarse y vio su oportunidad, con la mente cegada en irá tomó lo primero que vió, una gran botella de vino fue su arma al momento de abalanzarse a el hombre y golpearlo con la botella en el rostro. Saltó como pudo lejos de él tomando su daga, escuchando el atronador sonido de una pistola, por un momento se sintió aturdida pero reaccionó al sentir como su mejilla ardía y sentía la sangre escurrir por su rostro.

Miró a quien le había disparado, encontrándose con la mirada fría de la mujer. Alarmas sonaron por todo el avión, pero eso no le importo, solo quería matarlos a todos.

Volvió a lanzarse contra el hombre que le superaba en tamaño y fuerza, retrocedió al sentir un golpe en el pecho que la dejo sin aire, pensó un momento recordando sus enseñanzas...

"— Soy pequeña... ¿Qué pasa si mi atacante es más grande que yo? —" Recordó su voz, al menos la que una vez lo fue, lo que una vez fue una niña inocente y feliz.

— Pues usa eso a tu favor florecita, eso lo vuelve torpe y lento... - Hablo Imperio con su característico toqué duro. — Aprovecha las ventajas, si es inestable...

— ¡¡Cae fácil!! Si, ahora ya sé que hacer mami..."

Tomó equilibrio lista para golpearlo, ignorando las balas, los gritos y las molestas alarmas... Solo eran ella y él. Lanzó una patada directo a su rodilla lo suficientemente fuerte como para hacerlo perder el equilibrio, con un gritó bestial se colgó a su cuello usando sus piernas como agarré, araño la cara del hombre con rabia usando los cristales incrustados en el a su favor, arrancando pedazos de piel.

Todo ocurrió demasiado rápido para la mujer, que solo observaba aterrada la escena dónde la asiática encajaba sus uñas en las cuencas del hombre, sacándole un ojo con ayuda de su daga.

❥︎ 𝐍𝐨 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐢𝐞𝐬 𝐄𝐧 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞 | «Countryhumans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora