[⭐];; Capitulo XXI

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Fragmento 21: Filipinas y Puerto rico

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Él filipino caminaba apresurado por el pequeño caminito de gravilla que conducía a una gran bodega, en dirección a el auto que le esperaba impaciente frente a la construcción. Tocó suavemente la ventana avisando su llegada con una mirada bastante molesta, entrando poco después al cálido interior, refugiándose del frío de la noche.

Un par de ojos negros lo miraron con indiferencia mientras sostenía el volante con una mano y un cigarrillo a medio terminar con la otra, ninguno dijo nada sumiéndose en un ambiente tenso del cual ya estaban bastante acostumbrados, donde solo sus respiraciones se escuchaban y creían que sus pensamientos también. El auto se puso en marcha avanzando por la desértica carretera que de desplegaba infinita hasta un destino incierto para el chico. Suspirando ya cansado de ese torturoso silencioso y la mirada asesina del otro se propuso a vocalizar cualquier cosa que saliera de su boca en ese mismo instante, esperando romper la tensión sofocante.

— Ya deja el maldito cigarro. —Miró mal al de piel morena que seguía lanzando pequeñas espirales de humo dentro del auto.

Le molestaba de sobremanera aquella actitud en el puertorriqueño, tan despreocupado de la vida, tan tranquilo ante una situación que le venía carcomiendo la cabeza desde hacía meses... Pero como era de esperarse, el chico solo lo observó como si mirará a una cucaracha, sin importarle ni un poco la queja del otro.

— Si no te gusta...–Soplo un poco de humo en su cara burlón. — Lárgate.

— Agh vete a la mierda. -Abrió la ventana sintiendo su piel ser acariciada fuertemente por el viento helado. — ¿Como puedes estar tan tranquilo, eh? Después de hoy...

— Después de hoy todos estarán bajo nuestros pies...

Las palabras del moreno lo dejaron helado, soltó un suspiro discreto mientras trataba de mantener la calma, de nuevo escuchó en su mente las palabras que apenas esa mañana había escuchado, aquéllas que parecían tan simples y para nada complejas, pero escondían un gran significado.

— El plan está en marcha. –La voz del latino lo interrumpió de sus pensamientos bruscamente, haciéndolo mirar a tan exótico chico. — Me llamo hace rato, está con Japón... Solo tenemos que hacer esto y todo acabó. -Se miraron brevemente, chocando miel con negro. Sintió como su estómago se hundía de nuevo dentro de su pecho.

Deslizó su mano tocando la funda donde llevaba el arma que le habían otorgado semanas atrás, volvió a repasar en sus pensamientos tratando de rescatar la idea que lo había llevado a aquel lugar. La idea que en su momento le pareció atractiva pero que ahora solo le daba asco y vergüenza. Buscó y buscó encontrando solamente negación y culpa, mucha culpa.

Sintió una mano cálida tocar su brazo suavemente, pero no a modo de consuelo o cariño, no. Era indecente, provocativa... Y en vez de sentir lo que sintió la primera vez, esa explosión de cosquillas y adrenalina, termino sintiendo lástima, rechazó. Rechazaba todo en aquel lugar, pero, lamentablemente a veces nos damos cuenta de las cosas demasiado tarde.

— ¿Porque no vamos después a mi apartamento? -Pregunto Puerto Rico sin pudor alguno, sonriendo de manera provocativa, lo que de alguna manera había llamado la atención del filipino tiempo atrás.

— No... Tengo cosas que hacer. —Retiró la mano con suavidad tratando de parecer normal, de mostrar que la situación no le ponía los pelos de punta. Volvió a sentir esa mano indecente, aunque está vez en su pierna, rápidamente la apartó mirando con odió al moreno.

— ¿Que? ¿No te gusta? —Río burlón ante la reacción del chico, notando como su cabeza comenzaba a punzar... ¿Había tomado su medicación? La verdad no le importo. — La otra noche no decías lo mismo. –Volvió a reír colmando la paciencia de Filipinas.

❥︎ 𝐍𝐨 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐢𝐞𝐬 𝐄𝐧 𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞 | «Countryhumans»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora