Capítulo 7 - Ilusión reflexiva

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Escúchame bien – le dijo Graves firmemente al capitán mientras que se le acercaba a su oído – El asesino es aquel que haya entrado al barco sin saber el conocer a uno de tus guardias – explicó el forajido mientras que observaba a la multitud impidiendo que estos se movieran o hablasen –

Pero esto no puede ser, el asesino pudo haber entrado de todas formas como un mercenario normal. Ir preguntado uno por uno a la gente con qué guardia se registró no tiene sentido – respondió el capitán algo preocupado intentando susurrarle para que nadie escuchase –

Te lo explico después. El plan ahora es el siguiente: Haz que tus guardias se giren o que oculten sus caras y preguntaremos tripulante por tripulante sin que el resto escuche con qué guardia se registró. Puede tomar tiempo pero es el mejor método – dijo Graves sin preámbulos y exaltado pues estaba seguro de que el asesino se encontraba entre la multitud –

¿Y si olvidaron sus nombres? – Volvió a preguntar el capitán desconcertado –

Que lo describan de manera discreta, tú seguro que los conoces a todos – respondió Graves mientras que con los ojos le insistía en que se apurase –

¡Guardias, voltearos ahora! – gritó el capitán desde lejos tras seguir las instrucciones de Graves –

¡Si capitán! – respondieron todos en sincronía mientras que giraban sus cuerpos como sus armas –

¡Os quiero a todos vosotros de rodillas y en silencio! ¡Si no hacéis caso seréis exterminados de inmediato! – Pronunció el capitán a la multitud utilizando su autoridad mientras que Graves apuntaba con las armas robadas de Gangplank.

Los tripulantes al no tener más alternativa, pues su vida estaba en peligro, decidieron hacer caso y se arrodillaron entre leves quejidos y muecas de descontento.

Graves comenzó a acercase a la multitud poniéndole atención a su entorno. Gangplank por otra parte no tenía más remedio que seguirle el juego. Graves y Gangplank comenzaron a interrogar tripulante por tripulante de manera muy discreta ya que si el asesino escuchaba de qué trataba la interrogación, probablemente este pudiese crear una excusa.

La gente seguía sentada y asustada, pues no tenían ni idea de que se trataba todo esto, se imaginaban que en cualquier momento por responder mal Graves les pegaría un tiro. Tras pasar treinta minutos interrogando a cada tripulante, finalmente ambos dieron con alguien sospechoso -

¿Quién te dio el pase al barco? – Preguntó el capitán sin titubear. Tras pasar unos pocos segundos y tras no escuchar una respuesta, acercó sus dagas a su cuello intimidándolo y preguntándole por última vez lo mismo -

Uno de los que está ahí arriba – señaló el tripulante mientras que miraba algo asustado las dagas ante su cuello para luego agregar – no recuerdo muy bien su nombre...

¡Descríbelo! – soltó Graves algo brusco en el oído del tripulante esperando una respuesta más concreta alertando así un poco a la multitud –

Era un tipo algo robusto, no muy alto pero muy simpático. Estaba rasurado y poseía imperfecciones en la nariz. Sus orejas estaban al descubierto – respondió el tripulante a Graves algo nervioso mientras que Graves observaba a Gangplank esperando una confirmación –

Solo hay dos guardias que son así, entra en detalle – volvió a decir el capitán mientras que se preguntaba si las imperfecciones en la nariz coincidían con la imagen mental de sus guardias. Gangplank no estaba seguro, pues tampoco se fijaba del todo de la gente con la cual hablaba, solo se aprendía las características de las mujeres.

Demasiado triste para morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora