Capítulo 11 - Subyugado demonio

76 6 12
                                    

Capítulo 11 – Subyugado demonio

Vuelta al presente

Gangplank tiró de la playera de Graves para intentar hacer que este reaccionara mediante bruscos movimientos que simulaban alguna especie de terremoto. Pasó un simple minuto y sus pulmones ya no contenían el suficiente aire como para rescatarlo, tenía que dejarlo morir incluso cuando era uno de sus mejores compañeros.

El ancla ya había tocado fondo y por suerte el barco se había detenido por completo, no así, la enorme preocupación de los guardias por su querido capitán. Con fuerza y con ayuda de una cuerda unos diez marineros se deslizaron desde la barra de madera para finalmente estar a la altura del mar mientras que el resto se encargaba de sostenerlos desde la proa, jalando así de la cuerda casi como locos mediante gritos e instrucciones aleatorias y desesperadas.

Uno de los guardias con apego a su capitán, se alzó hacia el mar en busca de Gangplank tras atar la cuerda en su cintura para así no perderse entre las bravas aguas del mar. Al saltar no pudo evitar quejarse, pues del centro de su estómago sentía la presión de la cuerda. Al ver al capitán luchar por su vida se acercó rápidamente hacia a él nadando como un experto y le tendió su mano para que este pudiese agarrarla y así salir a la superficie a coger aire. Gracias a los rayos de luz otorgados por un aparato algo sofisticado del barco, iluminar lo suficiente al capitán no era tan difícil.

Al encontrarle al cabo de unos segundos, a este se le vía extremadamente triste y con una mirada completamente agría y fría. Su cara presentaba muecas de dolor, rasgos de sufrimiento emocional y sobre todo cansancio.

Conexión con el final del capítulo diez

P-Por favor, sálvalo a él – soltó el capitán susurrándole a uno de los marineros que quería rescatarlo mientras que se desprendía de sus brazos –

Pero cap... – intentó decir el marinero, pero fue interrumpido –

¡SÁLVENLO A ÉL! – insistió Gangplank mientras que soltaba las manos de las cuerdas dándole espacio así a Graves mientras que el mar lo empujaba –

Si señor... - respondió el marinero soltando a Gangplank y dejándolo sobre el mar mientras que sus ojos buscaban consuelo, pues estos no querían derramar lágrimas. El reflejo de la luz sobre el agua del mar explicaba exactamente el sentimiento que el marinero sentía al abandonar a su capitán para así finalmente coger a Graves y aferrarlo a las cuerdas –

Gracias... - soltó Gangplank entre suspiros mientras que tras acariciar las mejillas frías y ásperas de Graves comenzaba a hundirse –

El marinero no entendió si le agradeció a él por optar intentar salvar la vida de Graves ó si le estaba agradeciendo a Graves por haber formado parte su vida antes de su muerte. Aun así, ya nada importaba, pues el mar comenzaba a tapar el cuerpo de Gangplank impidiéndole así al marinero encontrar una respuesta.

Fin de la conexión con el capítulo diez

Gangplank aceptando su muerte subiendo su mirada hacia el cielo cerró los ojos y debido a el agotamiento físico se terminó desmayando. Al luchar contra la violenta marea todos sus músculos estaban siendo sobre exigidos. El marinero solamente observaba a Gangplank con tristeza, su capitán estaba dispuesto a sacrificarse por alguien que irónicamente buscaba su muerte. Sin pensar más, el marinero ató a Graves junto así mismo a las cuerdas con tal de subir por el exterior del barco a patadas como si de una escalada de montaña se tratase.

Esta práctica era muy habitual entre los piratas, pues así mismo invadían y poseían otros barcos tras ser interceptados. Así fue como el marinero finalmente con dificultad subió el cuerpo de Graves depositando este sobre la madera y la superficie del barco.

Demasiado triste para morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora