La reunión del consejo de guerra había empezado temprano en la mañana. El general Zor-El había estado inquieto durante toda la noche, pensando en los posibles resultados que podría acarrear tan importante discusión. Sólo los hombres más selectos y curtidos en batalla habían podido asistir a petición del rey Jor-El, pues era un honor sentarse a la mesa con los mejores luchadores y estrategas que podía ofrecer Esparta, además, querían que fuera lo más discreto posible, siendo de suma importancia que nadie por fuera del círculo íntimo de su majestad pudiera adivinar el desalentador pronóstico en el que estaba sumida toda Grecia.
—Comandante Lane, informe de la situación— Ordenó con voz dura el rey Jor-El, buscando a través de su postura transmitir cierta sensación de control a sus hombres.
—Sí, majestad— Respondió con voz firme el comandante naval. —Logramos infiltrar a uno de nuestros hombres en el navío imperial persa y al parecer nuestras sospechas eran ciertas. El rey persa Lex Luthor I, pretende ir a Guerra contra Grecia, pero sus principales objetivos son Atenas y Esparta—
—¿Hay algo más qué debamos saber?— Preguntó Zor-El con mirada pétrea. La atmósfera había cambiado a raíz de las palabras del comandante Lane, ahora era un hecho, no más especulaciones, la guerra era real, tendrían que alzar sus armas nuevamente y esta vez, el general espartano no pudo evitar sentirse responsable de ello. Jeremiah lo observó desde la otra esquina de la habitación, dándole una sonrisa alentadora, probablemente adivinando sus deprimentes pensamientos, definitivamente ese hombre lo conocía mejor que nadie.
—Sí, hay algo más, sobre su comandante naval, la princesa bastarda, Lena Luthor— Continuo el comandante espartano. —Se dice que su sed de sangre sólo puede ser comparada por su devastadora belleza y su inmenso odio hacia Grecia. Al parecer su madre, de ascendencia griega, era una de las cortesanas favoritas del rey Lionel, pero éste, al enterarse de su embarazo, la sacó de la corte Persa regresándola a su pueblo natal en Siracusa, donde dio a luz a la niña ilegítima—
—¿Pero qué tiene que ver todo este chismorreo con ganar la guerra?— Interrumpió el almirante Hank Henshaw, cansado de tanta perorata sin sentido.
—Estaba llegando a la parte fundamental, almirante— Respondió con los hombros tensos el comandante Lane, molesto por haber sido interrumpido a mitad de su informe. Sabía que él no era el favorito del almirante Henshaw pero sus disputas infantiles podrían esperar hasta que ganaran esta guerra, así que respiro hondo y continuo. —Lena Luthor fue criada por su madre en Siracusa como cualquier niño hasta que una división de hoplitas griegos arrasó con el lugar. Sólo ella quedo con vida, fue abusada sexualmente y vendida a un barco de mercaderes donde pasó años esclavizada hasta que la dieron por muerta. Tirada a las calles y encontrada agonizante por un emisario persa, éste decidió llevarla al palacio. Fue vestida, alimentada y entrenada para ser el mejor soldado, su destreza fue tal que pudo ser presentada ante el rey Lionel. Algunos dicen que la reconoció con sólo mirarla a los ojos, pues era la viva imagen de su difunta madre, así que la acogió, la tomó bajo su manto y la convirtió en su comandante naval, su mano derecha, su mejor arma—
Todos prestaban total atención a la grotesca historia, aunque era innegable que Lena Luthor era una guerrera despiadada, siempre pesaba en el corazón de los hombres escuchar hechos tan trágicos y lamentables. Aunque se vieron guiados hacía el verdadero meollo del asunto. La princesa era una fuerza letal y una enemiga formidable, si querían derrotar al ejército de Lex Luthor, era más que evidente que primero debían acabar con esa mujer.
—Muchas gracias por la información comandante Lane— Dijo el rey, observando fijamente al hombre alto y moreno. El trabajo había sido realizado de forma magistral, a pesar de el alto riesgo. Todos estaban bastante sorprendidos de que su infiltrado hubiera escapado con vida de ese nido de víboras. —Mis felicitaciones a el soldado Olsen— Término Jor-El.
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Reina De Mi Imperio
RomanceSólo quería ganar la guerra, salvar mi ciudad, proteger a mi gente. Nunca imaginé que caería presa de sus deseos, de su mirada, de su sed de venganza. Me enamoré profundamente, pero no podía rendirme ante ella, cometer traición, darle la espalda a m...