El anclaje fue mucho más rápido de lo que Kara hubiera creído en un principio. Los soldados persas se movían en perfecta sincronía, bajando el armamento y los víveres. Liberando a los esclavos encadenados en las profundidades del barco para que cargarán la mercancía. Todo demostraba ser un acto bien practicado.
Las mercaderes y pescadores miraban con atención el arribo de sus guerreros, sin ocultar ni un poco su asombro y respeto por la llegada de sus soldados. Los ciudadanos persas daban paso a los poderosos hombres y sus cargamentos sin rechistar, orgullosos de que su flota naval hubiera regresado victoriosa a casa.
La joven Zor-El se sintió incómoda ante las miradas que estaba recibiendo por parte de la población, para nadie había sido un secreto su llegada. Las noticias se extendían rápidamente y su compromiso con Lena al parecer ya había llegado a oídos de los lugareños. Debía de ser un espectáculo para la vista. Uno de los soldados extranjeros a bordo del navío imperial pero no como prisionero, como se esperaría, sino como consorte. Kara temía que de ahora en adelante empezaría la parte más difícil de su plan, pues ganarse el respeto y reconocimiento de todo un país no iba a ser cosa sencilla.
Kara posó su mirada en Lena durante unos breves minutos, aunque lucía tan regía e inquebrantable como de costumbre, también parecía estar sumergida en sus propias cavilaciones, así que no sería prudente interrumpirla. Al parecer el peso de sus acciones estaba empezando a asentarse también en la pelinegra y eso que ni siquiera habían puesto un pie fuera del barco todavía.
—Comandante, su caballo ha sido dispuesto para su regreso al palacio— Interrumpió Brainy cuando se acercó a la dos mujeres, las cuales se habían encontrado ensimismadas en sus pensamientos. —Pero no podemos decir lo mismo de Krypto, está siendo particularmente susceptible con nuestros esclavos y se niega a ponerse la montura— Continuo el teniente antes de ser bombardeado con las posibles preguntas de la rubia sobre el paradero de su amado caballo.
—Yo me encargaré de eso Brainy, muchas gracias— Respondió Kara con firmeza. —¿Dónde está?— Preguntó, queriendo llegar a su compañero lo más rápido posible.
—Si me permite— Dijo el teniente con soltura, mostrándole el camino pertinente a la joven Zor-El.
Cuando Kara estuvo a punto de darse la vuelta para seguir al pelinegro fue detenida por la voz de su prometida.
—Iré con ustedes— Dijo con calma la comandante, siguiendo la dirección que había señalado su subordinado, dejando atrás a Kara y Brainy.
Kara se tragó la réplica que había estado a punto de soltar, decidiendo que lo más sensato sería morderse la lengua, consciente de que no era un buen momento para empezar otra de sus características disputas con Lena, no luego de haberse reconciliado. Así que decidiendo que ignoraría las razones de su prometida, cualesquiera que fueran, siguió el camino que había trazado la pelinegra con el teniente a su lado.
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—Lo tomaré desde aquí— Dijo la rubia con educación, dirigiéndose al esclavo que estaba sosteniendo la montura de Krypto como si su vida dependiera de ello.
—Como ordené mi señora— Respondió el esclavo, entregando la montura con alivio, agradecido de no tener que seguir luchando contra el feroz caballo.
Krypto se regodeo al ver como el persistente humano por fin decidía alejarse de su cuerpo y resopló feliz cuando Kara se acercó con la montura y un profundo ceño fruncido en su rostro.
—Cuándo dejarás de ser tan ingobernable— Preguntó Kara de forma retórica mientras colocaba la montura sobre el lomo de Krypto. A lo que el caballo respondió moviendo su cuello con brusquedad, golpeando a la rubia en la cara con su larga crin. La ojiazul apretó las correas con un poco de brusquedad, para nada complacida de que su propio caballo estuviera rebelándose contra ella.
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Reina De Mi Imperio
Roman d'amourSólo quería ganar la guerra, salvar mi ciudad, proteger a mi gente. Nunca imaginé que caería presa de sus deseos, de su mirada, de su sed de venganza. Me enamoré profundamente, pero no podía rendirme ante ella, cometer traición, darle la espalda a m...