— Voy a escribir un libro y se llamará "Como sobrevivir a tu novio el obseso".— eso era lo que refunfuñaba Charlene cada dos por tres.
No se quejaba de que Johan fuese su novio, al contrario, le gustaba. Pero que Johan rozase el límite de la cordura cuando estaba con ella le hacía replantearse si realmente ella era la loca. Realmente cumplir planes de venganza con Johan merodeando por ahí todo el rato era una lata, pero era demasiado lista como para que se le torciesen las cosas.
Cualquier persona con dos dedos de frente se habría dado cuenta al instante de que más que su novio, Johan era su perro. Tampoco es que Charlene lo tratase mal es solo que él quería cuidar de ella en todo momento porque según él ella era muy "frágil y delicada" y había que tratarla como a una rosa. Esto le provocaba arcadas a Charlene, pero sabía aguantárselas.
Por otra parte ya iban quedando menos nombres en la libreta de Charlene. Pronto cumpliría con su venganza. Un rayo de optimismo y orgullo le recorrió el cuerpo; se estaba reservando lo mejor para el final. La gente empezaba a creer que S.K era como una especie de diablo, no dejaba pistas ni motivos, y además se creía que era poderosa puesto que sus formas de matar eran mucho más que terribles. Ya ni siquiera habían idiotas que se atreviesen a inventar leyendas sobre Signer Killer. En el instituto St. Diana gran parte del alumnado caía como si fuesen moscas. Lo que más destacaba es que la asesina en cuestión se dedicaba a matar solo a personas que perteneciesen a la clase alta del instituto, por así decirlo. Habían algunos que se planteaban que S.K fuese una loca en contra del sistema que odiaba a los "mandamáses" y que por ello los mataba. Otros muchos opinaban que se trataba de una asesina muy escrupulosa, que no olvidaba ningún detalle y que no repetía dos veces su forma de matar, por no olvidar que era la primera persona que firmaba con la sangre de sus víctimas, cosa que le daba aún más morbo al asunto.
Algo que sorprendía mucho a los inspectores y policías que llevaban el caso era los escenarios en los que se cometían los crímenes. Nadie que no fuese Charlene comprendía el por qué de esos sitios en particular. Primero asesinó a Mindy Bruce, que fue hayada en una cuneta: Signer Killer había dejado su firma en la carretera junto a la cuneta. Después fue Agatha Yellow, que apareció muerta en un hotel de tres al cuarto, una vez más con la firma de S.K estampada en la pared; nadie sabía que hacía Agatha allí. Y por el momento, el último asesinado, Larry Frick, apareció en el gimnasio de un colegio de la zona. Una vez más S.K dejó su firma. Los detectives intentaban encontrar una relación entre estos sitios, aunque seguramente no la encontrarían; o al menos no si no tenían la mente de Charlene. No había duda de que S.K era realmente inteligente y que estaba jugando con muchas vidas, porque para Charlene eso es lo que era: un juego.
— Nadie tiene ni idea del por qué de esos sitios.
— Tampoco esperes que lo vaya a decir.— respondió Charlene con voz burlona.
— ¿Ni siquiera a mi?
— Pero si tú ya...— Charlene suspiró, quería que repasase sus planes una vez más, así que cedió.— Está bien. Para cualquier persona que compartiese cerebro conmigo le sería sencillo averiguar el motivo, pero como eso es imposible... En fin. El motivo de Larry Frick es bastante obvio, tú ya lo conoces, el día de la fiesta, la guerra de comida...— Charlene hizo una pausa, no le traía buenos recuerdos hablar de Larry Frick, pero eso ahora no importaba: estaba muerto.
— No te preocupes, continúa — el interés en su voz era más que notable, por lo que Charlene prosiguió.
— El motivo del lugar en el que asesiné, bueno, S.K asesinó a Mindy fue en el mismo lugar de la misma carretera de la misma autopista donde me abandonaron en una excursión y tardé tres días en regresar a casa. Por si fuera poco me robaron los zapatos y el dinero para el autobús, por lo que no pude comprar nada y me quedé escasa de comida a mitades del segundo día. No sé como narices se las apañaron Mindy y el resto para engañar a la profesora y hacerle creer que yo estaba ahí, con ellos, pero lo que si sé (y sabía) es que no se iban a salir con la suya. Son cinco años desde que ocurrió aquel suceso. Muchos años tramando mi venganza, y elegir el escenario de cada asesinato no fue tarea fácil. Pero todos tenemos un lugar en la Tierra, ya sea en un palacio o en una cuneta.
— Magnífico, no esperaba otro razonamiento por tu parte. — una amplia sonrisa coloreó la cara de Charlene, a ella también le gustaba hablar de sus logros. Lo único que no le gustaba de eso era no haber podido clavar sus cabezas en la pared de su cuarto como si fueran trofeos. Tras un pequeño momento de gloria Charlene volvió a su frialdad habitual y siguió hablando.
— Encontrar un lugar para dejar el cuerpo sin vida de Agatha fue un poco más díficil teniendo en cuenta que lo que más ganas me dió cuando pensé en verla muerta fue quemarla viva y dar saltos alrededor de la hoguera. Pero como todo en esta vida tiene solución, yo hayé la mía. Resulta que unos días antes de matarla encontré al lado de su mesa tirada en el suelo de clase una invitación, se le debió de caer. La invitación era para una fiesta de pijamas y como casi todas las fiestas de adolescentes, los padres no tenían ni idea. Por eso tuvieron que celebrarlo en un hotel de pacotilla y sobornar a los recepcionistas para que no dijeran ni llamasen a nadie. Lo sé porque yo iba con ellas todo el rato, solo que ellas no lo sabían. Con tanta gente me iba a resultar un poco complicado acabar con ella, pero por suerte para mi la impuntualidad de Agatha jugó a mi favor. Estuve escondida al lado de la puerta del hotel hasta que ella llegó. Entonces, cuando se dirigía a la habitación el la que estaban reunidas el resto de chicas, comencé a seguirla, y cuando iba a girar el pomo para entrar, le pegué un empujón la tiré al suelo y la arrastré hasta la habitación del portero (que estaba vacía porque en aquel hotelucho no había portero) y allí la asesiné. ¡Tendía que haber estado muy contenta, no se había perdido la fiesta! Ella estaba ahí al lado, celebrando una fiesta de la cual era la protagonista, ¿qué más se podía pedir? Pero nada, la muy arrogante no quiso admitir que la fiesta era genial. — Charlene se calló y se le dibujó una mueca en la cara.— La verdad es que la estúpida se merecía morir, si no hubiese sido tan arrogante y creída y hubiese faltado a la fiesta (acude a miles de fiestas al año, no se va a morir por faltar a una, nunca mejor dicho) no le habría pasado nada.
— De todos modos habría sido asesinada en otro momento, ¿o acaso ibas a dejarla campando a sus anchas?
— No, por supuesto que no. Pero en esta situación podríamos decir que su soberbia la mató, la verdad es que no me imagino una muerte mejor para ella...

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Asesina
Mystery / ThrillerCharlene Manson es una nerd, odiada y repudiada por todos. En su instituto todos la ignoran como si fuese invisible, y los que le hacen caso es solo para molestarla, insultarla e incluso agredirla. Pero un día Charlene pierde la paciencia y con ell...