XIII

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—Quiero la maldita información, Lee —gruñó Jungkook en voz baja, apoyando las manos en el escritorio del hombre y mirándolo con una mirada descompuesta.

Jeon estaba completamente fuera de sí; parecía que cada día su estado psicológico empeoraba más.

El hombre sacó del escritorio una carpeta repleta de papeles y algunos separadores. Jungkook la tomó bruscamente, sin tiempo para analizar la situación, y leyó rápidamente, asegurándose de que fuera información real. No confiaba en el cabrón de Lee.

—¿Sólo así, ni siquiera un gracias?—preguntó Lee burlonamente, estirando los brazos por encima de su cabeza sin disimulo.

—Deja esa mierda. Esta información la tienes hace meses. ¿Qué puta mierda pasa por tu cabeza para entregármela hasta ahora? —refunfuñó Jungkook, mirando las hojas descuidadas y polvorientas en la carpeta. Su sangre hirvió cuando el hombre estalló en una risa que hizo que sus hombros brincaran.

—Te dije que quería algo a cambio. Fuiste un estúpido al matar a Daeung —respondió Lee, deteniéndose de reír y lanzándole una mirada resentida a Jungkook al mencionar a la mujer.

—Ella encontró mi pintura en mi sala. ¿Qué mierda querías que hiciera? —replicó Jungkook, mirando fijamente los ojos de Lee, desafiando quien bajaría la mirada primero. —Además, ni siquiera estaba tan buena —añadió al ver el ceño fruncido del hombre, buscando enojarlo como él lo había hecho con él. —Sus gritos eran lastimeros y su cuerpo parecía una tabla. Ni hablar de su feo rostro. Creo que lucía mejor después de desoyarla—mintió, queriendo ver hasta dónde podía llevar a Lee, deseando que su sangre hirviera hasta que su cara se pusiera roja y estallara en un grito furioso.

—Eres un cabronazo —dijo Lee, sorprendentemente tranquilo. Si no hubiera visto su puño cerrado con fuerza, Jungkook no habría notado que estaba conteniendo su ira. —Igual me debes un cuerpo.

—No tengo problema con eso. Iré a un bar esta noche. Mañana tendrás tu cuerpo —contestó Jungkook, girándose sobre sus talones y caminando hacia la salida con elegancia. —Sólo reza para que sea uno con vida—añadió con una risa mientras abría la puerta y salía, satisfecho con la información.

Salió con una sonrisa triunfante del lugar y se dirigió al pequeño chico que estaba recargado en un poste de luz.

—No creí que tardarías tanto—reprochó Taehyung en un tono quejumbroso, y el humor de Jungkook bajó sorprendentemente. Rodó los ojos y miró al menor cuando ambos se subieron al coche.

—Podrías dejar de estar pegado a mí como un chicle en lugar de quejarte—dijo Jungkook, encendiendo el auto. Taehyung lo miró confundido y esbozó una sonrisa para intentar animarlo.

—Es una broma. Lo que ocurrió es que te extrañé mucho —le dijo Taehyung, abalanzándose hacia él para juntar sus labios en un pequeño toque. Jungkook ni se inmutó, encendió el auto y se dirigió a su departamento, donde planeaba organizar toda su estrategia.

—Estoy muy feliz hoy —dijo Jungkook una vez que llegaron a su casa, mostrando una sonrisa que lo hacía parecer un niño feliz. La sonrisa de Jungkook contagió a Taehyung, y antes de que pudiera avanzar hacia él, Jungkook lo atrapó, arrinconándolo entre él y la pared. Lo miró con un brillo especial en sus ojos mientras acariciaba su rostro con cuidado, a pesar de su desinterés.

—Quiero mostrarte algo —dijo Jungkook cerca de sus labios, y Taehyung no pudo evitar sonreír.

Lo condujo hasta una habitación que nunca había mostrado a una visita. Taehyung lo siguió con curiosidad, y al abrir la puerta, un leve aroma desagradable le llegó a la nariz.

El olor mezclaba carne podrida con limpiador de pisos, lo que le revolvió el estómago, pero no dijo nada.

—Hoy quiero probar esto —dijo Jungkook al cerrar la puerta y acercarse a una pequeña mesa al lado de esta.

Taehyung observó el objeto en las manos de Jungkook: un pequeño bisturí de hospital, un poco más pequeño de lo usual. Se preguntó qué haría con él.

La pregunta quedó en el aire cuando Jungkook se acercó a él con una sonrisa torcida. Taehyung sintió que su sangre se helaba y su garganta se secaba.

Parpadeó varias veces, esperando que la figura frente a él cambiara. No reconocía al Jeon Jungkook de ahora, aunque a veces se comportaba como un idiota. ¿Realmente sería capaz de hacerle daño?

—Tienes una bonita cara. ¿Por qué no empezamos por ahí? —preguntó Jungkook con una voz grave y lenta, haciendo que el corazón de Taehyung latiera con fuerza. Cuando Taehyung decidió huir, ya era demasiado tarde.

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Les traigo un nuevo capítulo, espero que les guste.

The Painter. -Kookv [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora