XXIII

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                                                                      〰🔺CHEN🔻〰

Al día siguiente, Jungkook se presentó en su trabajo con grandes ojeras y piel pálida, desconcertando demasiado a todas las personas del lugar. Era raro ver a Jungkook con ese aspecto, pues siempre lucía impecable.

Pero eran tiempos difíciles para el pelinegro, en primer lugar por su pequeña preocupación por Taehyung, quien aún estaba inconsciente en la casa del más grande. Tal vez pasaría toda la mañana así.

Jungkook ni siquiera se inmutó cuando Rajin lo saludó al momento de entrar a su oficina. No estaba de ánimo y, curiosamente, la mujer no le agradaba del todo.

—¿Cómo va el trabajo? —preguntó Jungkook queriendo parecer amable cuando especialmente hoy no tenía el ánimo para estarlo.

—Un poco retrasado. Me falta terminar el concepto, la portada, los mode... —continuó enumerando la chica, a lo que el suspiro frustrado del pelinegro la interrumpió.

—No me digas eso. Te dejé todo encargado desde hace meses, ¿cómo es posible tanto retraso? —preguntó frustrado, tratando de guardar la poca paciencia que le quedaba.

—Soy la única trabajando en el proyecto —dijo obvio, y pudo notar cómo la mano de Jungkook se apretó en un puño molesto mientras su rostro se volvía aún más escalofriante.

Fue entonces cuando Rajin lo miró bien. Bajo sus grandes y marcadas ojeras, adornaba un pequeño rasguño que parecía reciente y sobre sus nudillos, unos cuantos raspones que parecían no tener más de unas cuantas horas. Sintiendo extraña y un tanto asustada, decidió elegir mejor sus palabras a la hora de dirigirse al más grande.

—No es mucho trabajo en realidad. Terminando esto, solo consigo los modelos y estará listo. Todavía hay tiempo —prosiguió la mujer, y aunque aún molesto, Jungkook se alejó de su secretaria para dirigirse a su escritorio, en el cual se sentó bruscamente y miró a un punto fijo por un largo tiempo.

Su mente nuevamente divagó hacia el castaño, recordando las marcas, los moretones y lo débil que lo había dejado sobre su cama la noche anterior. En toda la noche, el castaño no despertó y eso lo tenía un poco inquieto.

Tal vez, si Taehyung se encontraba despierto cuando llegara, le prepararía comida y le curaría las heridas nuevamente, o tal vez le pediría perdón y lo convencería de que era solo un juego, pero que se le había pasado la mano. Soltó un largo suspiro llamando la atención de la mujer.

—¿Se encuentra bien? —preguntó la menor un poco inquieta—. De verdad, señor, no es la gran cosa. Todavía hay tiempo para entregar el trabajo. Lo terminaré antes de la fecha.

Al no conseguir contestación, lo analizó profundamente. Miró la manera en que se encontraba sentado el contrario, con la mirada perdida y una apariencia cansada, que al poco tiempo se dirigió a ella.

—Entonces trabaja en lugar de hacer preguntas —se levantó de manera pausada de su asiento y con pasos lentos se dirigió hacia Rajin con la intención de supervisar su trabajo—. ¿Qué es lo que estás haciendo ahora? —La computadora de Rajin se encontraba aún en el inicio, lo que sorprendió al hombre, ya que aparentemente la chica estaba trabajando. —¿Por qué hay una carpeta con mi nombre? —preguntó curioso una vez que en la pantalla se abrieron los archivos de la computadora y escondida entre todos ellos se encontraba una carpeta donde solo tenía el nombre del pelinegro. Nada más.

Eso alertó al más grande, mirando a la menor esperando una respuesta. Tenía un mal presentimiento y eso no le gustaba. Estaba empezando a molestarse.

The Painter. -Kookv [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora