VI

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〰〰🔻Pieza Faltante🔺〰〰

Veinticinco de diciembre, y Jeon Jungkook podría jurar que cada minuto se volvía más loco. El "tik tak" del reloj resonaba por toda la habitación, acompañando su pesado ritmo respiratorio. Era Navidad y lo único que lo acompañaba en la gran habitación eran las pinturas terminadas que estaban depositadas en los sofás frente a él.

Sentía una gran ansiedad por todo su cuerpo; sus dientes apretados hacían doler su mandíbula y sus dedos golpeaban la madera oscura de la mesa de centro, uno por uno. Lento, pero con una energía horrorosa.

La habitación era oscura y solo se filtraba un poco de luz por una pequeña ventana en la parte de arriba, que abarcaba todo el ancho de la pared. Las pequeñas antorchas en las paredes alrededor de él ayudaban a ver mejor sus obras de arte. El brillo del fuego hacía que su piel se viera más bronceada y sus ojos más claros. Su cabello negro estaba ligeramente peinado hacia atrás de manera descuidada, con destellos dorados al igual que sus abundantes pestañas negras. No llevaba camisa; a pesar del frío infernal afuera, el fuego calentaba bien y la habitación era muy privada, lo que hacía que en invierno fuera perfecta, pero en primavera no tanto. El fuego iluminaba algunas partes de su cuerpo y rostro mientras la oscuridad oscurecía otras. Sus abdominales estaban contraídos, resaltando más que otros días. Todo su cuerpo estaba tenso y podía escuchar su corazón detrás de sus orejas.

Era igual cada año; una gran furia lo consumía vivo, lo cegaba completamente. Lo único que quería hacer era golpear algo, y lo hizo. Una parte de la habitación estaba destruida y simplemente la cólera no se fue. Lo único que lograba tranquilizarlo eran las espeluznantes pinturas frente a él, las cuales miraba y analizaba cada detalle. Hace un mes que ya no había tenido que pintar; simplemente la sangre e inspiración se habían acabado, pero él sabía que era temporal, o eso esperaba.

El último mes estuvo más pendiente de algunas cosas de la empresa que de sus preciadas pinturas. Un día antes de que se hubiera acabado la inspiración, había recibido una llamada, una que no esperaba. En alguna de sus empresas recibió una de las noticias que quería... habían encontrado a sus padres. Hacía siete años que había perdido comunicación con ellos, si no es que más. Nadie sabía dónde estaban ni cómo saber de ellos. Eso era algo bueno, pero que sus padres tuvieran muchos guardaespaldas y demás partes del gobierno de su lado le hacía difícil su cometido.

Casi toda una vida buscándolos y lo único que puede hacer es quedarse esperando de brazos cruzados hasta que mueran por naturaleza.

Además, no era lo único que lo ponía así. Hace un día, en las noticias habían pasado el caso de una joven brutalmente asesinada y violada por las orillas de Seúl. Aunque el cuerpo estaba casi podrido, estaban buscando al culpable, y eso lo ponía más furioso.

Una fuerte adrenalina corrió por todo su cuerpo en forma de electricidad, instalándose inmediatamente en sus brazos. Lanzó la pequeña mesa, quedando volteada boca abajo sobre el piso. Definitivamente la impotencia y la rabia eran sus peores enemigos. Se sentía estúpido ahora mismo. Siempre fue precavido y organizado con todos sus planes, pero todo se fue jodidamente a la mismísima mierda.

Estaba claro que no iba a pintar a esa mujer. Su cara no era bonita y no le veía caso, y por eso no tuvo precaución a la hora de deshacerse de su cuerpo. Ahora solo quedaba que nadie sospechara de él. Haría lo posible para que nadie se diera cuenta de nada.

Miró la hora en el reloj antiguo que estaba a un costado de donde se encontraba. Era bastante tarde y lo que haría era salir a algún lugar para pensar mejor.

Solo se colocó una camisa de botones, dejando los primeros tres botones sin hacer, y sobre ella un suéter lo bastante grueso para resistir el frío.

Las calles estaban cubiertas de nieve, lo que hacía que todo se viera más claro, pero el suelo que pisaba era demasiado resbaladizo para sus zapatos de vestir. Aun así, no le impidió ir hacia el pequeño parque abandonado. Solo había bancas alrededor de unos arbustos secos y, enfrente de ellas, juegos imposibles de usar por su mala calidad, sin mencionar que muchos estaban rotos.

Tomó asiento en una de las heladas bancas y procedió a usar sus auriculares y encender un cigarrillo. El vapor de su respiración y el humo del cigarrillo se combinaban en el ambiente frío como si fueran uno solo.

Cuando estaba a punto de terminar su cigarrillo, el ambiente tranquilo que había formado se fue al caño cuando un fuerte quejido traspasó sus auriculares. Con movimientos pausados, se giró hacia los arbustos secos que se encontraban en una de las fuentes quebradas. Sobre la fuente había un joven, llorando, y como si eso fuera poco, llevaba solo un delgado suéter. Incluso podía observar cómo vibraba su cuerpo.

Decidió acercarse a él mientras se sacaba los auriculares de los oídos. En el momento en que sus zapatos sonaron en el piso partido, el joven rápidamente y con un pequeño salto miró en la dirección de Jeon.

Sus grandes ojos irritados lo miraban atentamente, casi embobado. Su nariz estaba roja y parte de sus mejillas también. Por su boca rosada salían pequeños alientos que se esparcían por el lugar en una capa gruesa de vapor. Parecía que había entrado en un trance, pues sus ojos no se apartaban de la atenta mirada de Jeon, quien, sin expresión alguna, lo observaba atentamente.

Cuando salió de su trance, comenzó a deshacerse de los residuos de lágrimas para después abrazar sus hombros y mirar al frente. Las mejillas que antes se encontraban rojas, ahora eran de un color más intenso.

—Lo siento, creí que no había nadie —su voz era delgada y casi sin fuerza, parecía agotado y su cuerpo aún seguía temblando.

A pesar de su falta de sentimientos, Jungkook no podía dejar de contemplar el hermoso rostro del joven, sin mencionar las tonalidades rojas que contrastaban perfectamente con su piel.

¿Qué hacía este hermoso chico llorando en un parque abandonado en plena Navidad?

The Painter. -Kookv [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora