XXVII

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—Debes escucharme, Taehyung. Esto va a ser peligroso, pero tengo que hacerlo —el castaño lo miró atentamente, un tanto preocupado. Era una locura, no estaba de acuerdo con Jungkook.

—Es una locura. No podemos hacer eso... ¿qué tal si...? —su voz se cortó, imaginando lo peor, sintiendo cómo sus ojos se llenaban de lágrimas.

El mayor lo miró un tanto frustrado, pero debía tener paciencia. Sabía que era difícil estar en el lugar de Taehyung, así que debía ser más amable y persuasivo.

—Tengo todo bajo control —tomó la mano del castaño, dándole suaves masajes con su pulgar—. Recuerda lo que te dije, después de todo esto, nosotros dos seremos felices... Taehyung, nos mudaremos a Inglaterra. ¿Te parece bien? ¿Qué tal Francia? Iremos a donde tú decidas, otro continente no importa. Nos iremos lejos de Corea y viviremos una vida tranquila, como tanto lo quisimos. Solo dime que sí...

Taehyung lo pensó varias veces más. Para su suerte o su desgracia, Jungkook había viajado junto con él con un solo propósito... ahí se encontraban sus padres.

Y dejándolo bien claro, Jungkook le había dejado claro, siendo completamente honesto, que debía asesinarlos. Mejor dicho, quería hacerlo. Taehyung sabía que no era lo correcto e incluso era peligroso. No quería pensar en lo que pasaría con él si Jungkook terminaba muerto.

Ni siquiera quería imaginarlo.

—Creí que escapábamos de Seúl por lo mismo. Jungkook, no quiero que te atrapen... —lo miró con sus ojos llorosos. Al ser alguien tan buscado y culpable de muertes de personas importantes, lo que le esperaba a Jungkook era más que solo cárcel.

—No lo harán. Pasé casi toda mi vida planeando esto. Taehyung, no me puedes abandonar en este momento... —su semblante era serio, y la poca luz que entraba por la ventana del departamento que habían rentado no ayudaba a suavizar sus facciones. Sus ojos estaban completamente clavados en los del castaño. Su voz era tranquila, pero su rostro reflejaba todo lo contrario.

Taehyung lo miró un momento más. No sabía qué hacer, qué se suponía que le dijera. No quería abandonarlo, pero esa idea era completamente estúpida, especialmente para alguien como Taehyung. El castaño apenas podía correr 10 metros sin caerse rendido en el suelo. La calidad física del menor era cada vez más cuestionable y sinceramente se sentía incapaz de huir ante cualquier situación. Y eso sin contar las heridas que aún tenía en todo su cuerpo... En ese momento, se podría decir que estaba en un estado lamentable.

Pero nuevamente, se encontraba culpable al ver la mirada del mayor sobre él, completamente en silencio, esperando la respuesta del contrario. Su mirada no se apartaba de la suya y justo en el momento en que Jungkook colocó una mano en su cadera y la arrastró lentamente hasta colarse por la camisa y terminar sobre su cintura, lo hizo aún más débil mentalmente. Era completamente débil ante el mayor, quien estaba acariciando la piel desnuda suavemente, aun con su mirada fija en él.

—Verdaderamente no quiero obligarte a nada —su mandíbula se tensó—, pero tanto tú como yo sabemos que no podemos estar sin el otro. —Con su mano libre acarició suavemente la mejilla del contrario—. No te estoy obligando a matar o torturar gente, Taehyung, entiende eso. —Su mano bajó lentamente de su mejilla a su cuello, acariciando los moretones que adornaban el lugar, dirigiendo su mirada ahí—. Solo prométeme que me ayudarás con lo que sea que te pida y yo me encargaré de que nadie te toque un pelo.

El castaño lo miró a los ojos completamente hipnotizado. La mano que antes se posaba en su cintura subió lentamente hasta su espalda, acercándolo más a su anatomía. Eso hizo estremecer al más joven, quien miraba cómo los ojos del mayor se deslizaban de su cuello a sus labios. Y aunque estaba a punto de ceder, aún no estaba convencido, pues realmente lo que le importaba a Taehyung no era él mismo precisamente.

The Painter. -Kookv [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora