Capítulo 3

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El sol salió indicando el inicio de un nuevo día y para Heeseung esto significaba horas de dolor y sufrimiento. Su cuerpo estaba completamente bañado en sudor, con cada movimiento que él hiciera, este se convertía en una oleada de dolor. 

Como si dentro de sus venas ya no corriera sangre si no ácido, cada mínimo movimiento le provocaba un ardor insoportable que lo hacía retorcerse hasta terminar desmayado. Sus ojos quemaban cada vez que un pequeño rayo de luz atravesaba la habitación. Y la piel no era excepción, aun con una ligera exposición a los rayos del sol Heeseung sentía como si una cubeta de aceite ardiendo cayera sobre él quemandolo por completo. 

Ya había perdido la noción del tiempo e incluso la cordura, pasaba horas retorciéndose y los pocos momentos que el dolor se disipaba sufría de alucinaciones, la primera de ellas se encontraba bajo el agua de un lago pero cada vez que intentaba subir a la superficie para respirar algo se lo impedía, como si el lago estuviera congelado y él hubiera caído dentro y perdido el agujero de salida. Dentro de esta misma alucinación podía ver al grupo divirtiéndose como si él nunca hubiera existido. La segunda no cambió tanto, se encontraba corriendo por un pasillo largo y completamente negro; en el fondo podia ver una luz, al parecer era la salida pero cuando quiso atravesarla su cuerpo chocó contra lo que parecia ser un cristal exagradamente grueso. Golpeó varias veces el cristal en un intento para romperlo pero no pudo conseguir nada. 

“¿No crees que esto me queda bien?” pudo reconocer la voz de Jungwon muy cerca de donde estaba.

“Creo que a mi me quedaría mejor, mira” ahora reconoció a Sunoo, se acercó más al cristal, frente a él podía ver una pared que se le hacía familiar ya que se parecía a una de las tantas paredes del orfanato pero que él supiera no había ningún espejo. De repente ambos menores aparecieron, estaban justo frente a él. 

“¡Chicos! ¡Hey!” gritó y golpeó el cristal repetidas veces para llamar su atención pero desgraciadamente no funcionó, los menores seguían con lo suyo sin inmutarse de que Heeseung estaba atrapado del otro lado del espejo. 

“¡Chicos corran a ver esto!” Esta vez pudo reconocer la voz de Jay llamándolos, Sunoo y Jungwon se miraron entre sí. 

“¡No! ¡No! ¡Chicos no se vayan!” Entró en pánico al ver que ambos menores corrían lejos del espejo dejándolo solo. 

Su respiración se volvió agitada y difícil de controlar, debido a eso cayó al suelo; todo había comenzado a dar vueltas de nueva cuenta. Heeseung tomo su cabeza y la sujetó con fuerza. Cuando abrió los ojos se encontraba en la habitación, era de noche ya que no había ni un solo rayo de sol colándose por las esquinas de las cortinas que pudiera quemarle la piel. Heeseung intento por lo menos sentarse en la cama pero un mareo lo golpeó tan pronto su cuerpo estuvo en vertical, volvió a su posición original y miró el techo; el malestar había disminuido ligeramente pero ahora había sido combinado con hambre y sed, sin embargo, aquellas necesidades no eran como las usuales; también, notó que las venas de sus manos habían desaparecido; como por arte de magia, parecía que ahora solo tenía tendones en el dorso de cada mano. Sin más que hacer decidió dormir un poco aunque en el fondo sabía que no lograría hacerlo.

Pasaron dos horas y Heeseung despertó por el cantar de los grillos, tenía la sensación de tener uno de aquellos insectos dentro de su oído mientras producía su característico sonido; de paso lastimando su tímpano. 

“Callense” logró susurrar, la molestia crecía cada vez más taladrando sus oídos sin piedad alguna. "Ya basta" dijo en hilo de voz a la vez que estrujaba su cabello con fuerza. Sus ojos comenzaron a cristalizar se. 
Todo esto lo abrumaba y en definitiva lo molestaba, no tenía idea de qué le estaba ocurriendo a su cuerpo pero lo odiaba. 

Given (Enhypen) IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora