Capítulo 20

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"¡Los encontré! ¡Alfa! ¡tengo el rastro!" En la oscuridad de la noche dos figuras deambulaban por las calles del pueblo.

"Bien hecho, volvamos con la manada; por ahora, en pocos días esos chupa sangre no existirán más" otra voz mucho más gruesa que la primera retumbó, seguido de esto un fuerte y agudo aullido se escuchó en el silencio de la noche.

Sunoo despertó de golpe, con el corazón a mil por hora; sorpresivamente, estaba en los brazos de Niki, el cual lo abrazaba posesivamente. El chico de ojos afilados volteó su cuerpo para estar frente al rostro del menor y ocultó su rostro en el hueco del cuello ajeno, sintiéndose protegido de inmediato. Pero no pasaron ni dos segundos para que el chico notar que hacía falta una respiración, presa del miedo se levantó de un brinco para verificar lo que tanto temía; Niki no respiraba.

"No, no, no, no, Niki, Niki, reacciona" puso sus manos en el rostro del rubio y lo sacudió con fuerza sin llegar a herirlo. "¡Niki!" Había comenzado a llorar ante la nula respuesta del menor. Antes de que el pánico lo invadiera salió corriendo hasta la habitación de Heeseung, donde se tiró sobre él sin pensarlo dos veces. "¡Heeseung! ¡Heeseung! ¡Niki no respira!" Exclamó sobre el cuerpo ajeno pero se detuvo al darse cuenta de que al igual que el menor este tampoco respiraba. "No..." dejó salir un sollozo y las lágrimas comenzaron a salir en mayor cantidad. "¡No! ¡No! ¡No! ¡Heeseung!" Rogó sobre el pecho del pelirrojo. No podía creer que dos de ellos estaban en la misma condición, algo no estaba bien y debía averiguarlo lo más rápido que pudiera.

A la velocidad de la luz salió disparado hacia la habitación del resto; donde se dio cuenta de que tampoco respiraban, una vez fuera en el pasillo notó que la madera del castillo no crujía como normalmente lo hacía.

"¿Qué?" Susurró para sí mismo al tiempo que caminaba por ahí hasta que llegó a la ventana por donde entraban y salían, asomó su cabeza por la abertura y fue ahí cuando la respuesta se mostró ante sus ojos. En el cielo había dos murciélagos completamente estáticos en el aire; como si estuvieran congelados. "¿Por qué no se mueven?" Levantó la mirada hacia la luna, había unas cuantas nubes a su alrededor pero también estaban estáticas. Fue entonces cuando se dio cuenta. El tiempo se había detenido. "¿Pero, cómo?" Sunoo estaba más que consternado con su descubrimiento pero también estaba asustado, ya que no sabía cómo hacer que el tiempo volviera a correr naturalmente.

Pasaron horas en las que el chico de ojos afilados pensó en cómo revertir el efecto; horas en las que su cabeza comenzó a doler y sus energías bajaron a tal grado que estaba a punto de caer dormido estando aún de pie. Derrotado, regresó a su habitación y se cobijó entre los brazos de Niki, enterrando su rostro en el hueco de su cuello y derramando lágrimas hasta que debido al agotamiento cayó dormido; aún con el sentimiento de miedo que al despertar todo estuviera igual y no pudiera hacer nada al respecto.

"Sunoo, Sunoo despierta" la voz de Niki se escuchaba tan lejana que el mayor se asustó, todo su cuerpo estaba dormido; literalmente, su cabeza daba vueltas y tenía frío, como si estuviera desnudo en medio de una tormenta de nieve. "Sunoo, levántate" volvió a escuchar la voz de rubio, lentamente fue abriendo sus ojos, sintiendo los párpados más pesados de lo normal. Pronto, una de las manos de Niki se posó sobre la frente y luego mejillas ajenas. "¡Heeseung! ¡Sunoo tiene fiebre!" Exclamó preocupado.

"¡Jake también!" La voz de Sunghoon se escuchó momentos después.

Jay despertó por el ajetreo y se dirigió a pasos apresurados hacia la habitación de su hermano, cuando llegó verificó lo que habían dicho los menores, pasó de largo y se introdujo en la habitación de Niki para checar a Sunoo y sólo ahí confirmó sus sospechas.

"Tienen fiebre Inhemonica" pronunció al mismo tiempo que tocaba su mentón.

"Fiebre... ¿qué?" Preguntó Heeseung, para este punto todos estaban reunidos en la habitación de los menores.

Given (Enhypen) IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora