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Para poder leer este oneshot es necesario que escuchéis cada canción. Disfrutádlo!!


Nadie olvida su primer amor, aquel que con solo escuchar una canción sientes que vuelves a estar allí y a tenerlo en tu piel. Para mí fue el verano de 1963, el último que pasamos en familia, el primero que disfrutábamos en años juntos. Y la canción "Be my baby" The Ronettes, sonando en la radio del coche que me llevaría al mejor verano de toda mi vida.

Yo era una joven de dieciocho años con grandes sueños y muchas ganas de comenzar a cumplirlos. Aquel fue el verano en que dejé de sentirme como la hija pequeña, como la hermana pequeña, como el bebé. Fue el verano en que comprendí quién era y qué iba a ser como mujer. Fue el verano en que me enamoré de Natalia.

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El viaje en coche se estaba haciendo más largo de lo que a todos les gustaría, habían salido de la ciudad hacía apenas dos horas y, aunque ya llevaban una en mitad del campo se morían de ganas de llegar al hotel. Alba leía uno de sus libros, siempre iba con uno pegado a las manos, "El poder de lo femenino, romper barreras". Marina a su lado ojeaba una revista de moda, estudiaba las fotografías y se imaginaba a ella misma como una de esas mujeres sofisticadas, casadas con un buen partido y viviendo en Upper East Side en su preciosa casa con jardín.

- ¿De qué va el libro? – Se interesó la mayor.

- Acerca del empoderamiento de la mujer frente a los roles impuestos por los hombres. – Marina la miró sin entender una sola de las palabras, Alba sonrió y buscó palabras más a su alcance – Explica como por ser mujeres no necesitamos tener un marido o hijos, que debe ser una decisión y no una imposición.

- Pero yo quiero tener un marido. – dijo su hermana mostrando la obviedad.

- Tu decisión. – Marina negó y siguió con su revista mucho más interesante.

El padre de Alba las observó desde el asiento delantero del coche, se sentía orgulloso de sus hijas, a pesar de ser tan opuestas. De Marina esperaba que se casara con un buen chico y formara una familia, pero de Alba, con Alba sabía que la batalla del matrimonio sería complicada y, aunque le gustaría verla casada y feliz, era consciente que probablemente llegaría a hacer grandes cosas antes. Para qué vamos a mentir, Alba era la niñita de sus ojos, su orgullo y saberse su modelo a seguir en el fondo le hacía sentir mejor padre y hombre. Por eso ni siquiera le importaba que no usara su apellido, pues su pequeña era ese torbellino que iba a cambiar el mundo desde dentro en cuanto la dejara volar. Y qué miedo le daba dejarla volar.

- ¿Habéis leído ya el folleto de las actividades del hotel? – Preguntó Rafaela, la madre de las dos chicas y esposa de Miguel Ángel.

- Rafi, deja que disfruten del viaje, cuando lleguemos ya nos pondremos al día. – Añadió Miguel Ángel y ella asintió.

Rafaela, la Rafi, era de esa clase de mujeres que se hacen respetar por ser quienes son y no por quién es su marido. Cierto es que había cumplido con lo que se esperaba de ella, casada con un importante médico, madre de dos preciosas hijas y viviendo en una buena casa que siempre estaba perfecta para las visitas. Pero no solo había logrado eso, mientras su marido dedicaba su vida a la medicina a veces a costa de horas con su familia, Rafaela se convertía en la presidenta de la asociación benéfica más importante de la ciudad. Una entidad que, siendo voluntaria, había llegado a tener una importante relevancia dentro de la alta sociedad de Nueva York y con ella el nombre de Rafaela Reche. Nadie en la ciudad dudaba de que esa mujer era la cabeza pensante de la familia en todos los sentidos y todos sabían que si necesitabas algo debías acudir a hablar con La Rafi.

DIRTY DANCING (ALBALIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora