No mentían cuando decían que el jardín botánico era espectacular, Camile paseaba junto a Amanda disfrutando de aquel lugar lleno de vegetación y pequeños rincones perfectos para inmortalizar con su cámara. Amanda la observaba aprovechando los momentos en que su concentración estaba en el objetivo, aprendiéndose de memoria los pequeños tics que iba detectando en su manera de trabajar. El ceño fruncido cuando se centraba en algo o el labio mordido antes de mirar por el objetivo de la cámara, tuvo que sonreír al verla subirse las gafas sin llevarlas puestas un par de veces.
– ¿Siempre quisiste ser fotógrafa? – Preguntó la morena al retomar el sendero después de la última instantánea de Camile.
– Creo que sí. – Le mostró la cámara – Esta me la compré con el primer cheque que me dieron por un trabajo profesional.
– ¿En serio?
– ¿Quieres probar? – Amanda negó – Vamos, en realidad no es difícil.
– La artista es mamá, yo soy más de escribir que mostrar. – Camile rió.
– Ven. – La cogió de la mano y salieron de nuevo del camino – Allí. – Señaló un pequeño claro, la vegetación caía hacía el pequeño riachuelo y la luz parecía crear el marco perfecto – Haremos una foto de eso.
– De verdad que yo no sé cómo... – Pero Camile no la dejó terminar colgándole la cámara del cuello.
– Vale, lo primero que haremos es encender la cámara.
Se puso detrás de Amanda, sus brazos rodeándola y su cara pegada a la de la morena, que podía notar el cálido aliento de Camile en su mejilla poniéndola nerviosa cada vez que hablaba. Camile no había sido consciente de su cercanía hasta que, en un descuido, Amanda giró su rostro y sus bocas quedaron prácticamente a la altura del beso. Las respiraciones se cortaron en ese instante, sintiéndose incapaces de reaccionar y con las ganas por encima de la cordura. Camile carraspeó y Amanda regresó a la posición original, aun con todo el cuerpo de la rubia en ella y la cámara como protección.
– Y ahora simplemente disparas. – Amanda lo hizo. Se escuchó el "clic" y después el suspiro, de las dos.
– Seguro sale borrosa. – dijo Amanda separándose de Camile y devolviéndole la cámara, necesitaba su espacio y por cómo la rubia se alejó al parecer no era la única.
Los siguientes minutos los pasaron en silencio, caminando por el sendero y escuchando la música del bosque como banda sonora perfecta. Camile no era una persona impulsiva, no dejaba que sus emociones gobernaran sus actos y sobretodo no permitía que lo racional perdiera ante los impulsos de la atracción. Ella observaba desde su cámara, alejada del mundo y protegida por barreras de película fotográfica y aun así había tenido unas ganas irrefrenables de besarla. Pero eso no era lo malo, no, el problema era que además se moría de ganas de estar con ella, conociéndola mejor y sintiéndola cerca todo el tiempo que fuera posible.
Amanda, en cambio, sí era impulsiva con las emociones, salta y luego mira, era su filosofía y no siempre salía bien, ¿pero qué era la vida sin emoción? Pero a pesar de eso, con Camile era diferente. Quería saltar, lanzarse al vacío de no saber qué hay al otro lado, pues la conexión era innegable, pero había demasiadas cosas que la frenaban empezando por la relación de Georg con su madre, nunca pondría en peligro la felicidad de Elena por un impulso. Así que lo mejor, para ambas, era guardar las distancias. No actuar impulsivamente y dejarlo como estaba.
«Mejor no complicar las cosas».
Pensaron ambas antes de mirarse y sonreírse sabiendo que las cosas ya estaban complicadas sin tener ni idea cómo.

ESTÁS LEYENDO
DIRTY DANCING (ALBALIA)
Fanfiction¿Conocéis la película? Pues eso con Alba y Natalia de protagonistas. Dos personas de mundos distintos, un amor que puede parecer condenado al fracaso y baile, mucho baile. Bienvenidas al mejor verano de vuestras vidas.