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– Me llamo Alba, Alba Reche.

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Amanda y Camile estaban en shock, delante de ellas, de pie y con una sonrisa desconcertada tenían a Alba Reche esperando para que la saludaran. Estaba prácticamente igual que en las fotografías, con el pelo más largo que recogía con un pañuelo y algunas marcas fruto de la edad, por encima de la camiseta blanca y vaqueros usaba un delantal negro y colgando del hombro un trapo de cocina.

– ¿Estáis bien? – Preguntó Alba al ver que no reaccionaban.

– Eh... Sí... Perdón... Es que... – Amanda balbuceaba – Me... Me llamo Amanda y ella es Camile, mi novia.

– Encantada. – dijo ella con amabilidad aunque aun un poco desubicada por esas dos jóvenes que la miraban como si acabasen de ver a un fantasma – ¿En qué os puedo ayudar?

– Mamá, han llegado los García y quieren saludarte. – La joven camarera se acercó a Alba y esta asintió.

– Ahora mismo voy Aura cariño. – Alba miró a las dos jóvenes – Dadme un segundo.

– No me lo puedo creer. – dijo Camile viendo a Alba charlar con los de esa mesa entre risas – Cuando la he visto creí que me desmayaba.

– No entiendo nada, Dave me dijo que este restaurante lo llevaban Ici y su marido. – Amanda frunció el ceño – Él no sabía nada de Alba.

– Alguna explicación habrá. ¿No? – La morena asintió – ¿Crees que Natalia también estará por aquí?

– Quien sabe. – Amanda se encogió de hombros – Ya me espero cualquier cosa.

Alba se despidió de los comensales con un afectuoso abrazo, al parecer debían ser habituales por la familiaridad con la que la trataban. Entonces regresó donde estaban sentadas Amanda y Camile que, mucho más tranquilas, habían decidido abordar el tema de porqué estaban allí y ver qué pasaba.

– Chicas ya estoy con vosotras. – dijo Alba con la misma sonrisa de antes – ¿De qué queríais hablar conmigo?

– Creo que es mejor si vamos a un lugar más privado. – Propuso Camile y Amanda asintió.

– No te asustes, que no es nada malo. – Añadió Amanda al ver la cara de Alba – Es solo que, es mejor si hablamos a solas.

– Claro... Podemos salir al patio trasero.

Siguieron a Alba hasta la parte trasera de aquel restaurante, el patio trasero era una zona ajardinada no muy grande, en él había una mesa y algunas sillas, seguramente para uso particular. Las dos jóvenes se sentaron al igual que Alba que las miraba preocupada y esperando que le contasen lo que fuera que hubieran venido hacer allí. Camile sacó el pequeño álbum de la mochila y se lo pasó a Alba que, aún más desconcertada lo abrió sorprendiéndose de su contenido.

– ¿De dónde habéis sacado estas fotografías? – Quiso saber muy seria.

– Las tenía mi madre. – Fue entonces cuando Alba miró a Amanda con mucha más atención y algo en ella hizo clic, claro que le resultaba familiar esa muchacha si era el vivo retrato de su padre.

– Eres la nena de Jorge y Elena. – dijo en apenas un suspiro y Amanda asintió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas al igual que los de Alba – No me lo puedo creer yo...

Se levantó de la mesa tirando su silla al suelo y se abrazó a Amanda con fuerza que sin dudarlo hizo lo mismo. Camile las observaba llorando emocionada, era cómo ver el reencuentro de una madre con su hija, Alba lloraba mientras repetía lo guapa que era y Amanda sonreía entre llantos.

DIRTY DANCING (ALBALIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora