La plaza estaba llena hasta la bandera, miles de personas habían acudido a ese acto que tanto significaba para el país y para ellos. Amanda y Camile se cogían de la mano sintiendo que estaban a punto de vivir uno de esos momentos para la historia, Natalia dormía en el cochecito agotada después de disfrutar de las atenciones de todos esa mañana. Esa familia enorme y extraña, creada a partir de casualidades y de amor mucho amor, adoraba a esa pequeña que bailaba y reía cuando sus abuelas, la de sangre y las otras, la mimaban. Y es que Natalia era afortunada, pues tenía tres abuelas y muchas tías que perdían la vida por ella.
Elena se dejaba abrazar por Georg, su amor, el hombre que le había brindado esa segunda oportunidad cuando ya había descartado que eso fuera posible. El padre de su hermoso hijo Mikel, un apuesto joven que se estaba convirtiendo en un gran hombre, justo y responsable, tan parecido a Georg que Elena sospechaba que terminaría siguiendo sus pasos como abogado. Pero también de su pequeña Silvia, inesperada y audaz, que a sus diez años era la viva imagen de su madre, creando un mundo a partir de la visión llena de colores que poseía.
– Lo estamos haciendo bien, ¿no? – Le preguntó a Georg mirando a sus tres hijas y a su hijo.
– Bien se queda corto mi amor. – Contestó él besando su mejilla – Esta familia es el mejor regalo que la vida podría habernos dado después de tanto dolor.
– Lo es. – dijo ella besando sus labios.
Amanda miró a su madre y Georg, verla feliz con él llenaba su corazón de paz. De pequeña siempre temió que Elena se volviera a casar y terminara por remplazarla, miedos de hija única, pero ahora, viendo a su increíble familia, a sus dos hermanos, a su nuevo padre aunque él nunca quisiera ocupar el lugar del de verdad por respeto, ahora entendía lo que una familia podía llegar a significar. Sintió la mano de Camile en su cadera y le sonrió, ella era la persona más importante en su vida, en igualdad de condiciones con su hija a la que amaba más que a la vida misma, y seguía dando gracias todos los días por cruzarla en su camino.
– Creo que si no empieza pronto me va a dar un infarto. – dijo Camile al oído de Amanda.
– Impaciente.
– Siempre. – Amanda dejó un beso en su mejilla que la hizo sonreír.
– Te amo.
– Y yo. – Contestó perdida en los ojos de su mujer, amaba a esa persona por todo lo bueno que la vida podía tener.
– ¿Quieres que tengamos otro hijo? – Soltó de pronto Amanda y Camile solo pudo ampliar su sonrisa hasta el infinito.
– Creí que nunca lo ibas a preguntar.
Se besaron sin importarles donde estaban, sonriéndose entre labios. Otro hijo, pensaban ambas, uno más que llenara de amor su hogar y sus vidas, ¿cómo no iban a querer?
Alba, no muy lejos, las observaba sintiendo una inmensa alegría por las dos. Nadie mejor que ella sabía lo duro que es a veces el amor, pero habían logrado superar muchas dificultades hasta llegar allí y ahora tenían a esa preciosa criatura que cada vez que la llamaba abuela provocaba un nuevo latido en su alma, porque ese era el mayor regalo que Amanda y Camile le habían hecho, permitirle ser abuela de su preciosa hija. Suspiró mientras miraba al cielo, tan azul e inmenso como siempre, le hacía tanta falta que costaba respirar. Entonces sintió sus brazos rodearla y la barbilla apoyarse en su hombro, «hola mi amor», le susurró al oído. Dejó caer el peso sobre su pecho y cerró los ojos, olía como siempre, a casa, a Natalia. «Hola mi vida», contestó «Te echo de menos, Nat.» Notó el beso en su mejilla, esos labios cálidos y dulces que tantas veces había saboreado, terminando en una sonrisa. «Ya queda menos, te estaré esperando para siempre». Para siempre, su promesa, su resta diaria para verla de nuevo y se hacía tan largo el camino sin ella. Cada mañana abría los ojos y se giraba hacia su lado de la cama, el que nadie más había llenado, cada mañana palpaba el frío y el corazón dolía, cada mañana una lágrima mojaba la almohada sabiendo que era una más sin ella.
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DIRTY DANCING (ALBALIA)
Fanfiction¿Conocéis la película? Pues eso con Alba y Natalia de protagonistas. Dos personas de mundos distintos, un amor que puede parecer condenado al fracaso y baile, mucho baile. Bienvenidas al mejor verano de vuestras vidas.