La primer noche era la mas difícil, ya se lo había dicho Crista. Hasta ese momento Matt no entendía completamente porque. Luego de la cena se moría por tomar una ducha y dormir. Se le había asignado la misma habitación donde había despertado esa mañana, y sin embargo una vez que puso la cabeza sobre la almohada, no pudo conciliar el sueño.
La cabeza no dejaba de darle vueltas, preguntándose que mas había allí afuera, que otra cosa no sabia que existía, ¿serán reales los mitos?, ¿las leyendas?.
Toda esa primera noche pensó en toda la existencia misma, en lo que la ciencia decía, lo que decían los filósofos, los griegos y los egipcios en sus épocas. Pensó en mi propia existencia, en todo lo que había vivido y en el sentido que podía atribuirle a cada acción desde que tenia conciencia del bien y el mal.
Apenas se había dormido cuando un reloj sonó por algún lugar de la casa, el sol apenas había comenzado a salir y su mente en lugar de volver a apagarse, continuo pensando.
A penas una hora después se levantó de la cama, dispuesto a interrogar a Crista con su lista interminable de preguntas.
Se cepilló los dientes, se puso un pantalón de deporte que le había dejado Joshua junto con una playera, ambos grises. En la casa reinaba el silencio, era obvio que nadie se había despertado aun.
Cuando bajo se encontró en la cocina a la misma chica delgada que su equipo había asustado la noche anterior, bajo sus ordenes. Creía que el destino debía odiarlo, en toda la noche no pensó en ninguno de ellos como alguien frágil, hasta que la vio a ella. Tenia la barra de la cocina con platos, tazas y vasos apilados, mientras que tenia en el fuego una sarten precalentándose y la otra con huevos.
-Buen día- su saludo fue tímido, apenas asomó una pequeña sonrisita antes de que volteara unos huevos en un plato y se los pasara junto con un vaso de jugo. Había una jarra con café caliente frente a el y otra con leche.
Había desayunado pizza fría incontable cantidad de veces, por no hablar de los Sándwiches, si había algo en el refrigerador y podía meterse dentro de un pan, el lo desayunaba, pero jamás había desayunado huevos con jugo y café. Se sentó frente al plato y lo observó un momento.
-Gracias- intentó no mirarla a los ojos, no quería que se sintiera mal pues el ya estaba suficientemente incomodo.-¿y tu de donde eres?- luego de un largo silencio, en el que no apartaba la vista de su plato, se armó de valor para preguntarle algo.
-De Alemania, llegue hace como... cuatro o cinco años- mientras ella hablaba seguía cocinando, ahora batía algún tipo de masa en un bol.
-¿como a los... doce?- se suponía que todos tenían la misma edad, o algo así le había dicho Crista, pero ella parecía mucho mas joven.
-Si, Joshua me trajo a casa luego de que mi papá falleciera- casi se atraganta con el huevo que se esforzaba en comer. Había decidido olvidar el café y la leche, solo tomaría huevos y jugo.
-Lo siento, no quise incomodarte- ella volteo solo lo suficiente para que el viera su ceño fruncido.
-No pasa nada... deberías practicar esa reacción. Muchos aquí tienen verdaderas historias dolorosas.- vertió un poco de esa masa en la sarten y volteo, sus ojos no parecían llorosos ni perturbada, es mas, continuaba con esa expresión de paz en el rostro.
-¿Y un padre muerto no es doloroso?- se aventuró a preguntar, aquella chica le precia de lo mas extraña.
-Claro que si, cuando es algo inesperado, accidental, no cuando ya tiene como ochenta años y un cáncer que trató por siete mas- lo que Matt no sabia, es que Tina había estado preparada para perder a su padre prácticamente toda la vida, cuando la adoptaron, Eugenio y Genevive eran ya unos ancianos.
-Yo no lo sabia...- se estaba quedando sin palabras y comenzaba a pensar que el único que tornaba todo mas incomodo era el mismo y su ignorancia.
-Claro que no lo sabias, apenas llegaste hace dos días- esta vez si logro distinguir una pequeña carcajada.
-¿Dos días?- sabia que el tiempo y el espacio eran diferentes ahí, pero creía estar consiente de que llevaba un día allí.
-Dormiste todo un día luego de que Joshua y Elena te encontraran, supongo que no lo sabias- con un movimiento de su muñeca, lo que sea que tenia en el sarten se dio vuelta en el aire.
-Hay muchas cosas que no se...-
-Pues pregunta, puedes preguntarle a cualquiera aquí. Todos están ansiosos porque confíes en ellos y te acerques, sobre todo después del juego de anoche- la sola mención de la noche pasada hizo que Matt deseara haberse quedado en la cama esa mañana. No dejaba de sentir que dijera lo que dijera se equivocaba todo el tiempo.
-De verdad lamento lo que pasó anoche, me siento mal por haber dado la orden de asustarte- Ella se tomó el tiempo de sacar un panqueque esponjoso de la sarten y verter mas masa con un cucharon antes de contestar.
-Gracias. Nadie se hubiera disculpado por algo así, fue un juego- esta vez ni siquiera había volteado.
No quería decir nada mas, sentía que a la pobre muchacha le debía de haber arruinado la mañana. Sin embargo, por algún motivo desconocido, no podía irse de aquella cocina.
-Entonces, ¿los dioses del olimpo son reales?- al escuchar esa pregunta volteo y busco sus ojos, una media sonrisa asomo y asintió con la cabeza eufóricamente.
-Fueron unas de las primeras generaciones, ayudaron con los titanes y el pueblo los aclamaba como dioses. También algunos dioses egipcios y los jinetes del apocalipsis de los que se habla en la biblia-
De esa manera comenzó con su larga lista de preguntas, las cuales Tina iba respondiendo a medida que seguía cocinando. Para cuando llegaron Crista, Samir y Phoenix, una hora mas tarde muchas de sus dudas habían quedado resueltas y una pila gigante de panqueques los esperaba.
-¿Dragones?-
-Existen, mataron a muchos en el pasado, los que quedan se refugian en montañas, aunque Joshua cree que la mayoría están en la isla, pero no suele acercarse mucho por el lado norte de la isla-
-¿duendes y hadas?-
-Extintos, aunque si existen mestizos luego de que comenzaran a reproducirse con los humanos. Son lo que conocemos como brujas y magos-
-Unicornios-
-¿unicornios?- Samir lucia sorprendido. Matt simplemente se encogió de hombros, si existieron los dioses del olimpo, ¿Por qué no los pegasos?
- Extintos, aunque no se sabe, nadie es digno de ver uno desde hace milenios, Joshua aun no lo sabe-
-¿El craqueen?-
-Extinto, las personas mataron a los pocos que no mataron los guardianes- Samir lucia decepcionado por eso.
Hablaron sobre muchas criaturas, cuando el resto de los chicos comenzaron a llegar fueron respondiendo mas de sus dudas, al menos hasta que llego Elena, quien con una simple mirada precia ordenarle con odio que se callara.
Crista le sugirió ir a la biblioteca para seguir investigando por su cuenta y apenas salió fulmino con la mirada a Elena antes de retirarse ella también. Makena y Ettore salieron de ahí incomodos, llevando su desayuno al jardín. Los gemelos se fueron al patio, ninguno estaba de acuerdo con que Elena tratara mal al nuevo. En cuanto a Saraí y Tahiel decidieron que era un buen día para tener un desayuno romántico en la azotea e ignorar al humor de la Rusa, ya que estaban convencidos que todo pasaría en cuanto el Onix cuzara por la puerta.
-¿De que hablaban?- exigió saber, inmediatamente todas las miradas se pusieron sobre Tina, que había estado hablando desde muy temprano con el.
-Solo quería saber que mitos eran reales, si existían hadas y duendes. Por los Dragones, Elena. Solo se esta adaptando- la alemana tampoco conseguía entender su hostilidad.
-Pregunto por monstruos mitologicos, capaces de crear grandes desastres. No creo que sea de fiar- lo que mas les sorprendió a todos, fue que esas palabras salieran del buen Samir.
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Diamante Negro
FantasíaCuando un humano autodestructivo y sin control se siente perdido, llega la muerte. Cuando un ser elevado tiene que morir para que su mision no fracase, tiene que elegir a un humano que continue con ella, tiene que elegir un heredero. Cuando ambos, h...