Al principio ella estaba quieta, no se movía mientras procesaba que estaba pasando y el no se movía tampoco, no la presionaba. Únicamente se había mantenido allí, presionando sus labios con los de ella muy suavemente, hasta que ella se apartó y buscó sus ojos.
El dio un paso adelante para estar mas cerca y puso su mano derecha en su cintura, esperándola. Ella parpadeo un par de veces antes de acercarse a el.
El nuevo roce fue delicado, ella marcaba el ritmo y Matt lo seguia, esperando a que ella decidiera si seguir o si parar. El sentía como si de pronto hubiera probado la mejor droga del mundo, una que te invade desde el centro del pecho y se extiende poco a poco por todo el cuerpo llenando de felicidad centímetro a centímetro.
No quería parar, no parecía tener suficiente, pero quería ser un caballero y se controlaba, aunque ella era la mismísima tentación. Sus labios sabían a cerveza, y eso le gustó. Nunca la había visto tan sensual como esa noche, con ese vestido que dejaba ver la piel de su espalda y bebiendo cerveza como una experta, disfrutándola.
Ella en cambio, reconoció que el no había tomado ni un trago de la botella que tenia en la mano, sabia a menta. Como si luego del vodka hubiera probado goma de mascar.
-¿Estabas esperándome?- le preguntó en susurros, separándose apenas unos centímetros, por primera vez ella fue consciente de que aquello no era un impulso de su parte, que no la había sacada del laberinto improvisando sobre la marcha, o tal vez si, pero lo había hecho con la clara intención de llegar al punto en el que estaban.
-Claro que si- le sonrió sin vergüenza, abrazándola con una mano mientras con la otra escondía detrás de su oreja un mechón rebelde que le tapaba la cara , ella le devolvió la sonrisa, mostrando sus dientes. Esa misma sonrisa que no todos conocían, y que solo aparecía cuando de verdad estaba feliz, que el conocía mas que nadie.
Sus besos eran tiernos, suaves roces. El mantenía las manos quietas, solamente viajaban desde su pequeña cintura a su espalda y de regreso al punto de partida.
Ella acariciaba su cabello de forma tímida. Nunca había besado a un chico, no tenia nada con que compararlo y aun así sabia que era una de las mejores experiencias de su vida. Con sus tímidos sus roces conseguían llenar su cuerpo de una sensación indescriptible, se erizaba su piel y sentía unos deseos incontrolables de bailar, llena de euforia.
Tuvieron momentos en el que los nervios le sacaban carcajadas, sabia que estaba sonrojada, sentía la cara caliente y se sentía avergonzada de la forma en la que el la miraba. Sonreía todo el tiempo.
-De verdad creí que éramos solo amigos- confesó.
-Claro que no- al principio tal vez si, pero no llegados a ese punto, en el que el madrugaba solo para poder verla enseñarle a bailar, con sus risas y sus regaños cuando el arruinaba las posiciones, o las hacia mal a propósito, sabia que el momento exacto en el que lo suyo dejo de ser una amistad fue en el momento en el que vio por primera vez sus sonrisa y sintió el deseo de hacer todo lo posible para verla de nuevo, para demostrar su punto volvió a besarla.
Acarició la nariz de ella con la suya, beso sus labios, sus mejillas, su frente y su nariz, provocándole risas que no hacían mas que provocarle deseos de escuchar ese sonido para siempre.
-Ya- le quitó la cerveza de las manos y bebió un trago sin quitarle los ojos de encima. Ella saboreo la bebida y el sonrió.
-Tu si que sabes disfrutar una cerveza- reconoció.
-Es una de las mejores formas de beber, pero tengo otra en mente- tomo un sorbo y esta vez ella tomó la iniciativa, lo besó y el recibió de sus labios la bebida.
Definitivamente esa era una forma mejor.
Se quedaron allí un rato mas, riendo y besándose en silencio, hasta que ella determino que debían volver a la fiesta antes de que alguien note que no estaban. Sentía que había estado allí horas, pero el reloj de la cocina decía que a penas fueron un par de minutos.
El no tenia ningún inconveniente con llegar tomados de las manos, sin embargo ella quería ser mas discreta. Al menos con aquellas personas que no tenían sus ojos dentro de su cabeza o su corazón.
-Solo mantén la mente en blanco, repasa conceptos, letras de canciones. Algo que no llame la atención- .
Ella arrugo la frente, sin entender.
-¿Cosas aburridas para que Elena no tenga interés?- quiso saber y el asintió.
Al principio el imaginaba que apilaba una pared. Se supone que debían ser capaces de igualarse entre todos, tal vez evadiéndola fuera una forma de equilibrar el marcador
En su ausencia, habían vuelto a subir el volumen de la música y siguieron bailando. Makena y Hayato incluso hacían algunos trucos mientras los demás los alentaban.
Nadie pareció notar que se habían ido y menos que habían vuelto, o al menos no mencionaron nada al respecto.
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Diamante Negro
FantasyCuando un humano autodestructivo y sin control se siente perdido, llega la muerte. Cuando un ser elevado tiene que morir para que su mision no fracase, tiene que elegir a un humano que continue con ella, tiene que elegir un heredero. Cuando ambos, h...