Capitulo 43: El primer paso.

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No me consideraba una personas que prestara atención a nimiedades. La mayor del tiempo me consideraba bastante practica, pero en ese momento, el celeste del cielo me parecía hermoso, hipnotizante, me transmitía paz y me provocaba mirarlo por hora y horas.

El agua, temblada, embotaba mis sentidos, relajándome y dándome una sensación de alivio, sin peso ni presiones en el cuerpo.

Fruncí el ceño, unos segundos despues, cuando unas gotas consiguieron perturbarme y las ignoré, hasta que una cantidad mayor de agua cayendo en mi rostro me obligó a incorporarme.

El cabello se me pegó al cuerpo y lo ignoré para ver que era eso que me perturbaba.

-¿Donde estas?- la voz de Matt me llegó clara, perturbada.

 Volteé y lo vi a lo lejos.

-¡Ey!- lo llamé pero no me escuchó.

Seguía buscando en el agua, hundiéndose de vez en cuando y gritando nuevamente al salir al exterior.

-¡Elena!- me acerqué a el rápidamente.

-Matt...Matt... Matti- intenté llegar a el y tocar su hombro, pero nuevamente se hundió. 

Salió por detrás de mi y volvió a llamarme.

-¡Aquí estoy!- grité, pues me tenia al frente y no me veía ni escuchaba.

-¿Donde estas?- esta vez lo vi de frente, en sus ojos, el miedo y la desesperación corrían en sus mejillas en forma de lagrimas.

-Mattew- la voz me salió como un susurro.

Las paredes lisas de mi habitación me dieron la bienvenida tras despertar. No había llanto, ni lagrimas, ni miedo. Lo que sentia, era mi corazón latiendo rápido por la impresión.

Esa pesadilla no era mía.

Me puse de pie apresuradamente, y di dos pasos hacia la puerta.

 Aun descalza, me paralicé. Matt dormía con Tina, el mismo me lo había dicho. 

Pero tenia una pesadilla y siempre que yo las tenia, mis amigos me apoyaban. Eso hacen los amigos. Di un pasó mas al frente, tomando ya la manija.

No.

Retrocedí.

Solo era una pesadilla, a la cual había llegado solo porque mi telepatía reaccionó a la mención de alguien llamándome por mi nombre.

Sin embargo... me estaba llamando en sueños.

La esperanza, el deseo iluso, casi tonto, de que me necesitara fue complementado con mi necesidad de proteger a las personas. Enviando mi sentido común a la mierda, di el primer paso para salí por la puerta y caminé en puntillas los pocos metros que me separaban de su habitación.

Estaba justo frente a su puerta, a punto de levantar la mano para golpearla, cuando la duda asomó en mi cabeza. 

¿Qué iba a decirle? ¿Me llamabas?  

Lo mas sensato, seria esperar a la mañana siguiente.

Voltee para huir, cuando la puerta de la habitación de Tobias se abrió frente a mi.

Sus ojos, conectaron con los míos y me dejaron rígida en mi lugar. 

Trague saliva intentando reunir valor para irme, cuando el salió completamente de la habitación. -¿No puedes dormir?-

Ya era mas alto y mas fuerte que yo, su rostro de niño había dejado paso a un guapo joven, con facciones preciosas.

 -No- mi voz tan distinta a la ultima vez que intercambiamos palabras, sonaba preocupada.-¿Sigues con insomnio?- sabia que le costaba dormir fuera de su casa, siempre había sido así. Incluso de niños, se pasaba la noche en vela durante las vacaciones, si es que dormía en una cama que no fuera la suya.

Diamante NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora