Capítulo 2: Las casualidades no existen.

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- Está despertando- escuchó que decía la voz de una chica.

Su cabeza dolía, y sentía como si un elefante se hubiera sentado en su mano.

- Matthew ¿Puedes escucharme?- preguntó esta vez un hombre.

-¿Dónde estoy?- preguntó abriendo los ojos, estaba en una habitación grande, recostado sobre una cama matrimonial, se notaba que aquel lugar no era un hospital, debía ser la casa de algún extraño, adinerado seguramente por la calidad de los muebles y la amplitud del lugar. Al mover sus dedos volvió a sentir dolor en su mano y vio que estaba vendada.

- No debiste traerlo, es un humano- dijo la chica, era una adolescente, tal vez de su misma edad, con el cabello rubio rojizo y ojos color miel, llevaba ropa deportiva.

- Tiene una piedra, y no cualquier piedra, tiene un Diamante, Elena- le dijo el hombre y con una sola mirada ella se calló.

-Yo no robé nada- dijo Matt sin comprender nada, la chica bufo por su comentario.

-Okey Matthew ¿Sabes qué pasó?- preguntó el hombre.

-Choque un árbol- intentó responder, recordando lo sucedido la noche anterior.

-Sí, ¿Puedes decirme si esto es tuyo?- el sostenia en frente un cordón negro del que colgaba un diamante negro. Matt vio la cara del hombre, tenía aspecto de doctor, uno joven.

-No es mío, Doc - contestó.

-¿Sabes de quién es?- preguntó la chica y Matt notó que pronunciaba las eres de manera extraña.

-No, pero esa cosa es rara. Me quemó - les dijo y se miró a sí mismo en el brazo, donde recordaba haber sentido dolor, pero ahora mismo no tenía nada. Los extraños se miraron entre ellos.

-¿Te importaría explicarnos eso?- preguntó el hombre.

- Recuerdo el impacto, mi cabeza dio contra en volante. Me sentía pesado, aturdido, mis oídos zumbaban y sentí ardor en el brazo, empeoraba a cada segundo, mire a mi brazo y esa cosa estaba tocándome la piel, lo último que recuerdo es sacármelo con la mano antes de desmayarme, pero no sé cómo llegó a mí- la mano que levantó era la misma que le dolía.

Ambos parecían meditar el asunto, entonces ella le quito la piedra de la mano al hombre y en un rápido movimiento tomo la mano derecha de Matt (la mano que le dolía y la cual tenía vendada era la izquierda) y con una navaja que saco de su pantalón le corto la palma de la mano y la volteó dejando que las gotas de sangre cayeran sobre la piedra, durante un segundo no pasó nada, sin importarle la mueca de dolor en el rostro de Matt la chica soltó su brazo bruscamente y dejo caer la piedra cuando comenzó a brillar, la piedra cayó al piso y rodo debajo de la cama.

Era un brillo extraño, plateado pero al mismo tiempo se oscurecía hasta tornarse negro de manera intermitente.

Ella miraba al hombre con los ojos abiertos y en el silencio que reinaba en la habitación se escucharon muchos pasos que corrían rápidamente en dirección a la habitación donde estaban, una chica rubia abrió la puerta de golpe y corrió junto a la chica que había estado interrogándolo y la tomo de los hombros.

-¿Lo sentiste?- le preguntó, vio el miedo reflejado en sus ojos y volteo en dirección al hombre buscando respuestas.

-Es el Diamante- le dijo el doc y los acompañantes de la rubia miraron a Matt asombrados, él se sentía incomodo con diez pares de ojos enzima suyo. Centró su mirada en el viejo doctor.

-Es negro- dijo la primera chica, Elena creyó escuchar que se llamaba.

-¿Y eso que significa?- preguntó Matt confundido.

- Significa que tu alma esta corrompida- respondió la rubia.

- Todos fuera- ordenó el hombre al grupo de adolescentes - Tu también Elena- le dijo a la chica que no tenía intenciones de irse, pero bajo la presión del momento accedió.

- ¿Qué está pasando?- preguntó Matt confundido.

- Mi nombre en Joshua y soy el director del hogar- le dijo.

-¿Que hogar?- preguntó Matt comenzando a hartarse de la situación. Si esto era un orfanato, él podía ponerse de pie en cualquier momento, pues huérfano si se sentía, pero menor de edad ya no se consideraba.

- Este hogar, esta casa, donde estas ahora mismo, te quedaras aquí durante un tiempo-

-Explíquese- estaba arto tanto misterio, le parecía todo muy dramático, pues el no tenía por qué estar en un orfanato, pero eso no era algo que el doctor o director parecía tener en cuenta.

-¿Escuchaste alguna vez la historia de los guardianes de la luz?- Matt lo miró con una ceja alzada y negó con la cabeza. Se había topado con un chiflado.- Originalmente eran 5: que protegían cada uno de los elementos de la naturaleza.

>> Durante muchos años solo se necesitaban de esos 5 guardianes para mantener el equilibrio y la paz, pero conforme fue evolucionando el planeta y la tecnología fueron apareciendo más guardianes.

>>Creemos que en el futuro talvez lleguen más y mas, porque se necesita de cada uno de ellos para que el mundo no pierda el equilibrio y cada uno necesita de su amuleto para mantenerse en equilibrio ellos mismos, once chicos del hogar son guardianes, todos ellos nacidos en el mismo año, los tres líderes nacen en enero, el resto es uno por mes salvo en el caso de los gemelos.

Al muchacho le daba vueltas la cabeza.

-¿Que tiene que ver todo eso conmigo?- .

- Anoche, Elena y los chicos sintieron el llamado del ayuda de uno de los guardianes, fuimos a buscarlo y te encontramos a ti, un grupo de noxis estaba cerca así que te trajimos a casa- le respondió.

-¿Que es un noxi?- ¿Qué clase de animal salvaje era ese?.

-Criaturas oscuras que buscan a los guardianes, creemos que ellos provocaron tu accidente. Se que posiblemente te sientas confundido, pero seguramente viste las señales. El tiempo cruzando mas lento o mas rápido, la facilidad para triunfar en tus elecciones...- que el tiempo cruzaba lento, si. Que triunfaba fácilmente con sus elecciones, jamás.

-Están mal, no soy uno de tus chicos- le dijo comenzando a levantarse y buscando con la mirada su ropa.

-El diamante te pertenece, él te reconoce y es porque fuiste elegido- una piedra radioactiva lo quemaba y el mágicamente era un superhéroe. Eso solo le pasaba a la gente en Marvel.

-Si.. yo creo que te lo dejo, tu lo cuidas y yo me voy- se puso los pantalones de prisa y una remera que encontró encima. No era la suya, pero si estaba ahí era por algo.

-Esto es en serio- Joshua se había acostumbrado a trabajar con adolescentes que creían tener siempre la razón, pero estaba comenzando a perder la paciencia. Desde su lugar cerró la puerta con telekinesis, asustando a Matt.

-Okey...- lo habían drogado, era la única explicación que encontraba para lo que estaba viendo.

- Si te quedas un par de días podrás comprobar tu mismo mis palabras-

Diamante NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora