Capítulo Doce

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A M B E R

Un par de horas después, luego de que me explicaran muchas cosas más sobre cómo controlar a mi loba, tales como evitar las emociones fuertes y que hacer en caso de que no las pudiera evitar y mi loba quisiera tomar el control, como detectar cuando eso está a punto de pasar, como puedo volver a tomar el control, como aprovechar los sentidos mejorados de mi loba estando en forma humana, y muchas más, salimos del gimnasio.

—Yo no sé ustedes, pero yo necesito relajarme, ¿qué les parece ir a comer algo a la manada? —sugiere Nick y veo como Liam asiente a la vez que Tyler niega con la cabeza.

—¿Manada? ¿Qué es la manada?

—Así llamamos el pueblo que seguramente viste las veces que quisiste escapar —explica Liam —. Es casi como Wolldale, solo que un poco más pequeño y mejorado.

—Pues si vamos a ir me apunto —sonrío emocionada, pero Tyler como siempre se mete.

—No vamos a ir a ningún lado, más que suficiente tenemos con todo lo que hay que hacer como para ir a perder el tiempo.

Al ver que Liam y Nick no planean decir nada para salvar el plan decido yo meter mi cuchara.

—Por favor Tyler, llevamos semanas en esto, no hemos tenido ninguno un descanso o algo que nos haga olvidar por un momento todo lo que falta por hacer. Todos estamos cansados, ir a comer algo y relajarnos nos puede ayudar a recargar fuerzas y así hacerlo todo con más ganas.

Lo veo dudar y sé que con la ayuda de los chicos lo lograría, pero por lo que noto no van a decir nada.

—Vamos Tyler, no seas aburrido. —uso como último recurso haciendo un patético puchero y veo diversión en su mirada.

—Sí, eso, no seas aburrido Ty —dice Nick y una pequeña sonrisa aparece en la cara de Tyler.

—Está bien, pero solo un rato —dice rodando los ojos, aunque sin borrar la sonrisa.

—Acabas de sonar como una mamá cuando sus hijos le piden ir al parque —señalo riendo a lo que los chicos se me unen.

—Vamos mami, cómprame un helado —ruega entre risas Nick imitando la voz de una niña.

—No, mami, yo quiero un algodón de azúcar —lloriquea Liam con voz de ardilla a punto de morir.

—¡Yo quiero los dos, mami! —chillo entre risas sacando una carcajada por parte de todos. Admiro como los ojos le brillan a Tyler y pequeñas arruguitas se forman junto a sus ojos.

—Está bien, está bien, les voy a comprar las dos cosas a los tres, niños golosos. —nos sigue el juego Tyler y me sorprendo, y por lo que noto Nick y Liam también, pero lo escondemos rápidamente con risas.

Nos vamos a cambiar la ropa y me pongo algo cómodo, un short corto y una camiseta corta que deja al descubierto mi abdomen.

Al encontrarnos en la sala la mirada de Tyler me repara de arriba a abajo, quedándose más tiempo en mis piernas desnudas, mi abdomen descubierto y en mis pechos que se marcan un poco en la camisa.

Me siento desnuda ante su mirada, pero en vez de cohibirme, como me hubiera pasado antes, sonrío.

—¿Nos vamos o qué?

Tyler asiente y salimos de la mansión. Camino junto a Tyler y se me hace raro ver que Nick y Liam van caminando detrás, así que les señalo el lugar a mi lado y tras dudar un poco caminan más rápido hasta empezar a caminar junto a mí.

Al salir del patio delantero de la mansión llegamos a una calle de cemento que va en varias direcciones, una sé que es la que lleva a la salida porque por ahí corrí varias veces, otra parece ir hacia detrás de la mansión, pero tomamos la que está a la derecha encontrando rápidamente a varias personas caminando por ahí.

Ella es Amber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora