Capítulo Veintiocho

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A M B E R

Al llegar al muro todo está descontrolado, hay lobos arrancando cabezas de cazadores, cazadores tirando flechas y balas que no todos los lobos pueden evitar, soldados de la manada disparando desde puntos estratégicos que nos tiene con bastante ventaja.

Tyler me da un rápido beso para luego convertirse en lobo e inmediatamente echarse a correr, al igual que todos los demás, quedando así solo Alana y yo de pie juntas.

Pienso en convertirme, pero sé que soy más de ayuda en forma humana así que me vuelvo hacia Alana que ve todo con expresión cansada.

—¿Puedes trasportarme a la sala de entrenamiento? Necesito armas y cambiarme de ropa —digo amablemente y consigo una mirada confundida de su parte.

—Creí que también eras igual que ellos.

—Y lo soy, pero soy más de ayuda así, ¿me puedes transportar o no? —pregunto cansada y asiente para luego preguntarme donde queda y tras darle un par de explicaciones nos lleva a la puerta de la sala de entrenamiento.

Rápidamente abro las puertas y camino al vestidor, donde me quito el pesado vestido y me pongo mi ropa de entrenamiento, para luego correr a la pared de la esquina donde sé está el compartimiento con las armas, pero tras tantear la pared por más de dos minutos sin encontrar nada me empiezo a frustrar sabiendo que estoy perdiendo tiempo.

«Amber, ¿dónde estás? ¿Estás bien?» escucho la voz de Tyler en mi mente y me maldigo mientras sigo buscando la abertura del compartimiento.

«Estaba cambiándome y buscando un par de armas, sé pelear mejor así que en forma lobuna, así que tu concéntrate en que no te maten, ya llego a ayudar» digo y no escucho más de su pare así que solo sigo buscando.

Al por fin abrir el compartimiento creo que me podría echar a llorar de la felicidad al ver todas las armas frente a mí, así que empiezo a tomar todo lo que necesito, un par de armas que pongo en la cinturilla del jean, varios cargadores que guardo en las bolsas de la camiseta, una metralleta que sé me va a servir mucho y un par de dagas.

Cuando estoy por cerrar el compartimiento veo el arco las flechas y no dudo en agarrarlo y pongo el carcaj en mi espalda mientras llevo el arco en mi mano.

—¿Si sabes usar todo eso? No me importaría, pero creo que no quieres matar a tu gente —dice Alana en ese tono cansado y lleno de fastidio al que me estoy acostumbrando, pero noto que está bromeando así que solo niego con la cabeza rodando los ojos y le pido que vayamos al campo de batalla.

Suspiro viendo como parece haber más cazadores, así que tomo la primera flecha dando justo donde quería, en la frente de un cazador que le estaba apuntando a uno de los lobos. Sigo disparando flechas a todo cazador que vea, esquivando flechas y balas y al alzar la mano para tomar otra flecha y encontrar el carcaj vacío me tiro el arco en la espalda y estoy por tomar la metralleta cuando veo una flecha venir a toda velocidad directamente a mi frente.

Doblo mi tronco hacia la derecha y podría dejar la flecha pasar, pero en vez de eso la tomo con la mano, sintiendo un pequeño ardor en la palma de mi mano, pero lo ignoro hago un escaneo rápido buscando al que me tiro la flecha y al encontrarlo le doy vuelta a la flecha y sin necesidad de arco la tiro incrustándose justo en medio de las dos cejas, cayendo al suelo inmediatamente.

«Cada día me enamoras más» dice Tyler en mi mente y solo ruedo los ojos tomando la metralleta y empezando a disparar a un grupo de cazadores que estaban cubriéndose entre ellos.

Una flecha me pasa rozando el brazo y gimo de dolor, pero lo ignoro mientras sigo disparando hasta que se me acaban las balas y tomo las dos pistolas que tenía en la cinturilla del jean y empiezo a disparar ambas a la vez mientras camino para acercarme más al centro de la pelea.

Ella es Amber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora