II

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Chan

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Chan

Felix se sentó de lado en mi regazo, acurrucado en una bola contra mi pecho. Envolví mis brazos alrededor de él y me senté en silencio, permitiendo que mi Corazón cantante se calmara. Me preguntaba si mi pobre muchacho siempre había sido tan nervioso, o si era por el abuso a manos de Chanyeol.

Si alguna vez tuviera la oportunidad, ese cabrón pagaría un alto precio por todo lo que le había hecho a mis amigos, y especialmente a mi querido Felix. Aparte del tirón de la canción del Corazón, en el momento en que me miró tan nerviosamente por debajo de ese barrido de pestañas rubias, mi corazón había sido desahuciado.

Sus ojos cafés brillaban con reservas ocultas de fuerza mientras su cuerpo temblaba, y cuando había deslizado su lengua rosa sobre el labio lleno con el que ya había estado fantaseando acerca de tirar entre mis dientes. Mierda.

Aun así, saber que lo había asustado cuando les había ladrado a mis amigos y les había ordenado salir, me había hecho sentir como una mierda vieja de perro. Fue sólo cuando pasé mi mano por sus sedosos rizos y él respondió inmediatamente al toque, que pude perdonarme por lo que le había hecho.

La forma en que descansaba contra mí era todo lo que mi corazón había necesitado para caer por completo. Algo sobre este dulce y frágil omega me atraía. Era sólo cuestión de tiempo antes de que se diera cuenta de que me pertenecía, llevara o no mi marca, y no pasaría mucho tiempo antes de que eso ya no fuera una pregunta. Llevaría mi marca, y yo la suya... con suerte antes de salir de esta habitación de nuevo.

Mis fosas nasales se dilataron ante el olor de su calor acercándose, pero dejé de lado mi necesidad de tomar a este chico y en su lugar me concentré en darle el tiempo que necesitaba para encontrar su propio camino hacia mí. No tenía dudas de que lo haría.

—Gracias —murmuró Felix contra mi pecho, su cálido aliento cosquilleando sobre mi pecho, a menos de dos pulgadas de sus labios. Apreté los dientes, deseando que mi polla se comportara y no saltara a la vida. Lo último que quería hacer era asustar a este frágil joven.

—¿Por qué me estás agradeciendo, querido? Simplemente abrazarte es un regalo. —Incapaz de resistir, me incliné hacia adelante y besé la parte superior de su cabeza, inhalando el dulce sol de su cabello.

—No es eso, pero sí, también me gusta que me abraces. Quiero decir, gracias por no actuar como si fuera raro, o pensar que soy un niño indefenso por la forma en que me asusto a veces. Mi familia siempre se excede tratando de protegerme como si estuviera dañado, y eso no es lo que necesito.— Sus dedos se movieron ociosamente jugando a conectar los puntos con las pecas esparcidas sobre mi pecho.

—¿Entonces tus ataques de pánico no son a causa de haber sido tomado y retenido por los cazadores?— No estaba seguro.

—N-no. Quiero decir, eso no ayudó... pero no. Siempre he sido un poco nervioso. —Su voz era suave, como si quisiera decirme más, pero no podía encontrar las palabras. Rápidamente decidí sacarlas de él.

Victoria [ChanLix] -IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora