Victoria [ChanLix] -IV

III

Advertencia: Capítulo con contenido explicito.

Felix

La mano de Chris estaba alrededor de mi eje, empujando la mía junto con la suya y era... glorioso. Sentía que todo mi cuerpo estaba en llamas. Necesitaba tocar y ser tocado, necesitaba fricción, necesitaba algo para llenar el vacío ocioso dentro de mí, necesitaba presión, necesitaba su beso...

Había demasiada necesidad, y no tenía idea de por dónde empezar. Lo que más necesitaba era que él me cuidara y me dijera qué hacer.

—Channie —jadeé—. Ayúdame. —

—Te tengo, Dulce Ángel —pronunció—. Levántate por mí. —

Mientras hablaba, sus manos se movieron para agarrar mis caderas. Me quejé por la pérdida de su mano alrededor de mi eje, pero sólo por un breve momento, porque lo que sucedió después me dejó sin aliento.

Chan me levantó y me inclinó hacia adelante en un solo movimiento antes de bajarme lentamente sobre su longitud. Me sacudí de sorpresa cuando la gruesa cabeza comenzó a empujar a través de mi apretado anillo de músculos, luego comencé a menearme con avidez cuando no me bajó lo suficientemente rápido.

—Espera —dijo con voz firme y dominante—. Déjame hacerlo, bebé. Te lastimarás si apresuras esto. ¿Dejarás que Channie cuide de su Lixie, hmm?—

Asentí rápidamente, incapaz de vocalizar nada más que un gemido. Era mi primera vez, pero estaba listo para él, y lo quería más que a nadie que hubiera conocido antes.

—Quédate quieto, bebé. No quiero lastimarte. —Chan habló suavemente, su cálido aliento me hizo estremecer al pasar por encima de mi oreja. Alcé la mano y agarré sus anchos hombros, de repente consciente de lo pequeño que era en comparación con su cuerpo ancho y musculoso.

Inclinando la cabeza, miré a los ojos de Chan y me mordí el labio para contener un gemido mientras lentamente me llenaba. El estiramiento de mi cuerpo alrededor de su enorme eje alfa ardía como el infierno, pero me sentía tan bien al mismo tiempo. Estaba en algún lugar en la frontera entre el placer y el dolor... y todo lo que sabía era que quería más.

Me incliné hacia adelante, ansioso por otro de los dulces besos de Chris. Me emocionó cuando se inclinó y me encontró a medio camino de nuevo. Tan pronto como nuestros labios se tocaron, mis brazos se envolvieron alrededor de su cuello mientras Chris se inclinaba hacia adelante, empujándome hasta su polla.

La impactante punzada de dolor que me golpeó fue inmediatamente borrosa, luego olvidada por el placer cuando las manos de Chan agarraron mis caderas con más fuerza mientras él me mecía hacia adelante y atrás. Cada vez que nos movíamos, mi eje se frotaba contra los abdominales de su estómago, y su miembro se deslizaba contra algo dentro de mí que me hacía ver estrellas.