Victoria [ChanLix] -IV

XI

Felix

Cuando salí al porche trasero unas horas más tarde, no pude evitar sonreír ante la escena frente a mí. Se había agregado un Winnebago más nuevo al anillo de vehículos recreativos, pero esa no era la parte divertida.

No. La parte divertida era la manada de unicornios ahora de pie en el gran campo cerca de la casa, rodeando a una mujer baja y delgada. Tenía el pelo rosa brillante, muy corto, que parecía brillar al sol de la tarde. Le corrían lágrimas por la cara mientras pasaba la mano por el cuerno de mi primo Yuta. Se paró frente a ella con la cabeza baja, casi con reverencia.

—¿Qué es tan gracioso? Ha esperado toda una vida para ver esto—preguntó Renjun desde el columpio del porche a mi izquierda— Puede que parezca un poco loca, pero he descubierto que es buena gente. Este es un sueño hecho realidad para Sakura—.

Los otros miembros de mi nueva familia de dragones estaban sentados alrededor del porche, observando la escena con una amplia gama de expresiones: fascinación, diversión y algo parecido al horror absoluto. El horror no me emocionó, pero al menos intentaban aceptar a mi clan. No podría pedir más que eso.

Le sonreí a Chan, que estaba de pie protectoramente a mi lado, y le di un apretón tranquilizador antes de que me acercara para dejarme caer junto a Renjun. El embarazo y la gracia no iban de la mano, al parecer.

—No me estoy riendo de ella. Nunca me reiría de alguien por amar a mi clan —respondí, con los ojos fijos en Sakura mientras ella acariciaba ese cuerno largo y dorado.

—¿De qué te estás riendo, entonces? —Renjun preguntó con curiosidad. —¿Seguramente no te estás riendo de tu propio clan adoptivo?—

—No... —me reí—. Es sólo que... —Tuve que parar para recuperar el aliento. —¡Está acariciando su maldito cuerno! ¿No has notado que realmente no lo tocamos? Verás a compañeros tocando los cuernos del otro, pero nadie más—.

Las cejas de Renjun se fruncieron mientras pensaba en lo que había dicho. Escuché que algunos de los muchachos que nos rodeaban resoplaban, pero esperé hasta que vi la luz del amanecer en la cara de Ren antes de asentir y reír de nuevo.

—¿Es... erótico para ellos? —Renjun preguntó, con las mejillas sonrojadas, sin duda tratando de recordar si alguna vez había tocado los cuernos de un miembro de mi familia.

—No te preocupes —le tranquilicé con una sonrisa cómplice—. No has cruzado ninguna línea. Si lo piensas, cada vez que hayas llegado a tocar un cuerno, el unicornio en cuestión probablemente se apartó de tu toque. Pero sí. Para responder a tu pregunta, es extremadamente erótico para ellos. Por lo que he escuchado, bien podrías estar acariciando algo un poco más al sur que probablemente esté igual de duro. ¿Y en este momento? ¿La forma en que mueve su mano sobre el cuerno de Yuta-chan?—

—Saku-chan —corrigió Renjun distraídamente.

—¿Disculpa? —Estaba confundido por un momento. —¡Oh! ¿Te refieres a tu amiga? No, me refería a Yuta—.