67. cada vez menos.

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—despierta cariño, traje el desayuno.— Sam se estiró en la cama, acomodándose de a poco.

—ay... Que bien dormí.— Fred rio dejando la bandeja en sus muslos.

—se me olvidó el jugo. Espera y voy por el.— Sam se acomodo, mientras Fred corría. El aroma delicioso del café con leche llegó a ella, junto con la vista maravillosa de los manjares que preparo su esposo. Paso algo muy distinto, ya que su estómago reaccionó, pero no por hambre.

—¡FRED!— gritó. Cuando sintió 3l grito de su esposa corrió con el jugo en mano las escaleras. El corazón se le iba a salir del pecho... Pero cuando doblo la esquina de la habitación logro verla recostada con los ojos abiertos.

—¡¿Qué pasó?! ¡¿Estás bien?!— Sam agitó su mano para que se acercara.

—debes mirar esto, por favor.— levantó su polera. Se notaban las pequeñas contracciones de su abdomen.— al sentir el aroma de café se sorprendieron...

—¿Tienen...?— susurró asombrado.

—si, tienen hipo.— sonrió emocionada, mientras tocaba con la yema de su dedo índice su barriga.— primero uno...— su estómago salto.— y después el otro...— un segundo salto se vio, haciéndola reír. Fred tenía ojos y boca abierta, con una impresión inimaginable.

—wow.— acercó su rostro más, y cuando estuvo frente a su barriga apoyo su mejilla.— wow...

Estaba concentrado, y levantó su mano para acariciar cuidadosamente. Sam quedó fascinada, y no solo por el hipo de sus hijos, si no que Fred tenía los ojos más brillantes que había visto. Se veía lleno de ilusión, lleno de amor e impresión.

—tienen que aguantar la respiración, bebés. Así.— inhaló aire por su boca e inflo sus mejillas para guardar el aire. No le quitaba los ojos al estómago de su esposa. Sam estaba enamorada de la escena, del pelirrojo tan tierno que tenía de esposo.

Se sentía más enamorada aún con sus ocurrencias.

—vamos Samy, aguanta la respiración con nosotros.— inflo nuevamente las mejillas y la ánimo con su mano para que también lo hiciera. A la chica no le quedó de otra que imitarlo y mirar atenta si es que había un cambio. Repitió la acción unas cuantas veces más y sorprendentemente el hipo se detuvo.— ¡Uy, amor!

—¡Se detuvo!— se sorprendió y Fred mordió su labio acercándose nuevamente.

—muy bien... Así se hace. Son increíbles.— dejo un beso lento en su barriga y subió hasta ella para sonreírle.— ¿Viste lo buen padre que soy?

—si, eso fue sexy.— lo acercó de la polera para darle un beso y él sonrió.

—me encantaría volver a hacerlo rudo, pero puedo contenerme estos meses, creo.— la beso nuevamente y se quiso distraer para no caer en frustración.— mejor empezemos a comer.

—si, tengo hambre.— se acomodaron para comenzar a desayunar con una sonrisa. Sam amaba el toque que le ponía a cada comida, siempre había algo inovador y diferente (por muy pequeño que fuera). Siempre repetía a todo el mundo la habilidad de Fred para hacer huevos revueltos, siempre lograba hacerlos perfectos en todo sentido.— como siempre, amor, todo está delicioso.

—¿Si? ¿Te gustó?

—me encantó.

Terminaron de comer y Sam suspiro. Intentaba aguantar el aburrimiento y la inquietud, pero claramente era difícil cuando había tenido una tienda en la que se mantenía demasiado en movimiento. Ahora estaba en cama, completamente parada sin hacer nada. Fred lo entendía, pero también prefería cuidarla en exceso antes que arriesgarse. Para Sam la monotonía siempre fue su debilidad, o la podía soportar cuando tenía cambios de rutinas abruptos por momentos, pero vaya que era difícil con su situación.

𝐎𝐛𝐥𝐢𝐠𝐚𝐝𝐚 𝐀 𝐂𝐚𝐬𝐚𝐫𝐦𝐞 - 𝐅𝐫𝐞𝐝 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora