Capítulo 11

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Horacio estuvo entretenido durante una temporada yendo al refugio para ayudar. Tal y como se había auto-impuesto en un inicio, decidió acudir cada día como si de un trabajo se tratase y tomarse sus días libres haciéndolos coincidir con los de Claudio. Sin embargo, desde que la guerra terminó, Horacio era incapaz de ceñirse a cumplir un plan por un tiempo prolongado, incluso si ayudar en el refugio le hacía bastante ilusión; con el transcurso de las semanas, empezó a fallar en esa responsabilidad también.

No acudir al refugio no significaba quedarse en casa sin hacer nada todo el día. Quizás en su día estaba acostumbrado que si no estaba haciendo algo con Gustabo, se justificaría y comentaría a su hermano porque no iba a hacer algo en particular, pero Gustabo era la única persona con la que compartía esa dinámica. Podía querer mucho a Claudio como un amigo que siempre le había apoyado, pero no sentía con él la armonía que había tenido con Gustabo en su día, lo que hacía que se reservarse cosas para sí mismo.

De hecho, sentía que ya no podría mantener con otra persona una relación similar a la que mantuvo en el pasado con Gustabo, y probablemente ni siquiera pudiera con el propio Gustabo. Volkov había dejado una gran huella en la vida de Horacio y le había aportado cosas buenas, pero también había provocado que su personalidad se tornase algo más cerrada y desconfiada con el paso de las derivas; algo que no sabía cómo controlar y que en su día había temido por dejar de ser él mismo.

Era por eso que Horacio necesitaba ir a su aire sin que nadie le cuestionase demasiado y en las horas en las que semanas atrás había estado en el refugio, se dedicaba a vagar por la ciudad sin rumbo alguno. Ciertamente le hubiera gustado hacer algo más entretenido como ir de compras o salir a entrenar, porque aquellas eran cosas que en el pasado le agradaban, pero actualmente no se encontraba con ánimos para ello y pasear era más que suficiente en esas circunstancias. A pesar de que andar era más sano que estar todo el día sentado en el sofá y le permitía no levantar muchas sospechas por parte de Claudio, pasear tuvo una gran contraparte negativa: tener mucho tiempo para pensar a solas en sus problemas.

Echaba de menos a Viktor y, cada día que pasaba, aquel sentimiento en su interior se intensificaba más. No podía creer que el ruso ya no formase parte del mundo en el que Horacio vivía, sobretodo porque muchas veces cuando cerraba los ojos y se quedaba dormido por el cansancio, Viktor aparecía con total normalidad en sus sueños y era desgarrador despertarse en un mundo en el que no podía estar con él.

Pensar en Viktor le dolía, pero más le dolía la idea de actuar como si todo lo que vivió en la guerra no hubiera sucedido. Así es como Horacio se perdió entre sus propios pensamientos hasta recordar una y otra vez las últimas palabras que Viktor le había dirigido: "Siempre me encontrarás en la deriva". Horacio sabía a qué se refería Viktor, sabía que el significado de aquellas palabras es que siempre iba a cargar con un pedacito del ruso en su interior, la huella que había dejado al haber permitido que accediese a su mente en un gran número de ocasiones. Pero, poco a poco, Horacio distorsionó ese significado.

Horacio no quería recordar a Viktor, sino que quería encontrarse con él... Lo que, en unas circunstancias normales, hubiera sido físicamente imposible. Sin embargo, él no era una persona normal: era un piloto de Jaeger retirado. Nunca en su vida se había quedado enganchado en sus vivencias en una deriva pero si lo hacía... Eso significaría volver a estar frente a Viktor, ¿no? No le importaba que solo fuera un pedazo del Viktor del pasado, estaba tan desolado con su partida que se aferraría a lo que pudiera obtener de una deriva fallida.

Desde que Horacio se había mudado fuera del cuartel, no había pisado demasiadas veces la institución militar, pero había acudido las suficientes veces como para saber que su acreditación le permitía deambular por el edificio tal y como lo había hecho en el pasado. No solamente eso, ahora pertenecía a la élite de la milicia, era un alto rango y no tenía que pedir autorizaciones para entrar en ninguna instancia. Sin embargo, el gran problema de su "plan deriva" residía en que no podía acudir a cualquier hora para emplear tecnología Jaeger que ya no estaba en uso, pues nadie debía que enterarse de su secreto.

Черный ✬ дельтаDonde viven las historias. Descúbrelo ahora