Черный ✬ дельта

Capítulo 6

Los anteriores meses para Horacio habían sido grises y no parecía existir ningún motivo para esbozar una sonrisa en su rostro. Sin embargo, aquello había cambiado ligeramente desde que había tenido noticias de Claudio. Le hacía mucha ilusión reunirse con un viejo amigo y, a pesar de que habían personas a su lado que se habían preocupado por él, como Serjay y Armando, no podía evitar verles como compañeros de trabajo, y no podría tener la misma confianza que tendría con un amigo cercano.

Ya habían transcurrido muchos meses desde que había visto a Claudio en persona y, aunque habían hablado un par de veces por teléfono para pactar dónde reunirse de nuevo, no podía evitar pensar que cuando intercambiaban mensajes, notaba al médico extraño. Intentó no darle importancia y pensar que era una estupidez intentar leer la actitud de alguien reflejada en un mero texto.

 Al final el día indicado llegó y Horacio se preparó con cierta ilusión para ver a Claudio. El color negro había acabado siendo el principal tanto en su ropa como en su maquillaje, como si no pudiera regresar al colorido Horacio que había sido en el pasado. Probablemente se veía informal por la elección de su ropa: vaqueros y una chaqueta deportiva que ni siquiera recordaba haber comprado, pero para alguien que había decidido vestir con el uniforme militar para no preocuparse por su aspecto, significaba un gran paso. Además, salir del cuartel conllevaba el hecho de que tendría que conducir con su moto hasta el centro de la ciudad, así que decidió ponerse unas botas negras altas al estilo militar para estar más cómodo.

El aire golpeaba con fuerza el casco con pegatinas moradas de Horacio y, mientras conducía, podía notar una extraña sensación de nerviosismo en su estómago que al mismo tiempo le producía que se culpase por emocionarse con la idea de reunirse con un viejo amigo. ¿Qué habría sido de Claudio durante ese tiempo? ¿Qué era lo que tenía que decirle en persona que no quería decir por teléfono? ¿Por qué le daba la impresión de que estaba tan raro? Sea como fuere, probablemente la gran mayoría de dudas se disiparían al verse.

En su mente tenía la idea de que llegaría con más tiempo de antelación, pero en cuanto bajó de su vehículo se percató que quizás no había calculado el margen de tiempo con tanta precisión como la imaginada. Con un paso apresurado, salió del aparcamiento para ir a la plaza central y no hacer esperar más a Claudio en el caso de que él si hubiera llegado puntual.

Con el primer vistazo que echó, no le encontró en el lugar donde habían pactado verse, pero eso simplemente fue porque Horacio no fue capaz de reconocer a Claudio con su nuevo aspecto. A los pocos minutos de esperar en pie, notó que alguien le llamó por su nombre y su mirada se dirigió a un hombre de menor estatura que la suya. Claudio se había cambiado el pelo y ahora tenía rastas de un color rojo fuego mucho más intenso de lo que había recordado que era su cabellera pelirroja en el pasado. Pero no era su pelo lo que había provocado que no fuera capaz de reconocerle, sino una calavera tatuada en su cara que se extendía desde su nariz hasta su traquea, con algunas tonalidades rojas pero con mucho negro sobre su piel morena. También estaba el hecho de que Horacio le había visto la mayor parte de las veces con el uniforme de médico y ahora que llevaba ropa informal, Claudio se veía mucho más joven, de su misma edad, probablemente.

— ¿Claudio? — Horacio parpadeó un par de veces, absorto. — ¡No te había reconocido con ese look tan fachero!

Una sonrisa genuina se esbozó en el rostro de Horacio y era un gesto tan natural que Claudio respondió de la misma forma: sonriendo. Horacio podía saltar de la alegría de tener a su amigo delante suyo, pero en su lugar decidió abrazarlo y el médico correspondió del mismo modo.