- ¡Nueva York es sensacional! hay demasiado vida nocturna, la gente no tiene problemas con nada mientras no te metas con su droga...
Mi hermano menor hablaba sobre su primer año en N.Y. estudiando en la universidad mientras yo trataba de concentrarme en otra cosa que no fuera la falda cuadrillé roja con negro que estaba usando su amigo con un corté de pelo extravagante y cabello rojo. Le miraba las puntas del pelo a mamá mientras ella le hablaba sobre Kisha, la peluquera del barrio que no tenía idea sobre peluquería y le había puesto un líquido extraño con olor demasiado fuerte para mantenerle su "rubio platinado natural", él le sonreía, esa típica sonrisa cortes para no ser grosero, me miraba sonriendo y guiñando un ojo de vez en cuando, en un momento creí que era una forma de comunicarse con mi hermano, pero él estaba sentado a un lado de mi padre en el sofá dándonos la espalda, y tomando una cerveza. Me sentí incomodo en un principio, pero luego ya no era así, tenía una sonrisa muy agradable, dientes perfectos y blancos, sus piernas se veían atractivas con la falda que llevaba y eso me convencía para ser amable con él.
- ¿Cómo me dijiste que se conocieron con Michael? - preguntó mi madre alzando su mirada para ver al chico - No sabía que mi hijo menor también era gay, Gerard salió del closet hace poco, pero todos ya sabíamos sobre sus gustos.
- ¡Oh no Donna! - él rió- Mikey no es gay, sólo es conocido de un ex novio, nos hicimos muy amigos mientras estuve con ese chico - posó su mano en el hombro de mi madre -. No te preocupes que tu hijo es un hombre hetero sexualmente activo - le sonrió guiñándole un ojo.
- ¡Gracias a Dios! no es que me moleste tener otro hijo gay - me miró-, no quiero ofenderte cariño, es sólo que es difícil para tu padre lidiar con el cómo poner un condón.
- Mamá, ser gay no cambia la forma en la que te pones un condón - rodé mis ojos al responderle.
- ¿Sabes poner un condón Gerard? - preguntó el chico, yo negué - ¡Puedo enseñarte!
- Me encantaría ver eso - mi madre se acomodó muy emocionada en la silla.
- ¡Mamá! Dios mío - escondí mi rostro en mis manos.
El chico tomó una banana de la frutera en el centro de la mesa, levantó un poco su falda y bajo ella tenía escondido un pequeño bolsillo que iba amarrado con una liga en su muslo, de ahí saco un pequeño sobre de LifeStyle y un tuvo pequeño de color negro, aparentemente un lubricante. Me quedé con los ojos abiertos del susto, creí que me pondría el condón a mí, no es que quisiera, es que no sé, sólo lo pensé.
Él me volvió a sonreír mientras llevaba el sobre gris a su boca para abrirlo con sus dientes, mi madre lo observaba demasiado interesada, yo quería que me tragase la tierra. Ya había tenido una mala experiencia con un condón que ni siquiera era mío, pero había logrado que Frank y su perfecto novio se rieran de mí por un rato, hasta que llegó Bert y siguió burlándose con el fin de alardear que él sabía cómo lucía un condón usado, que no lo espantaba para nada. Pero en el fondo ambos sabíamos lo virgen que éramos. Bert había intentado tener una primera vez con Jenniffer, una chica rubia de grandes senos y ojos color olivo, pero a Bert de los nervios no se le había parado.
Debía tenerle bastante cariño para no sacarle en cara su desgracia cada vez que se burlaba de mí.
Dominic o Yungblud, como nos había pedido que le dijéramos, había terminado de abrir el envoltorio del condón y ahora había puesto el inicio de esté en la punta de la banana, comenzó a deslizarlo con demasiada delicadeza mirándome de vez en cuando, concentrado y mostrando destreza en lo que hacia.
Una vez puesto debes ser precavido y poner un poco de lubricante, dependerá del lubricante la cantidad que pongas, en este caso es con estimulante así que no pongas mucho.
De un momento a otro estaba toda la familia Way alrededor de Yungblud observando como colocaba el lubricante en toda la extensión de la banana, desearía tener la del mismo porte, pero soy el tipo de centímetros promedio que lo beneficiaba la circuncisión de emergencia a los 3 años por una fimosis.
- ¿Para qué es esa cosita? - respondió mi madre tomando él tuvo negro con un YES estampado en blanco, al abrirlo olió este y puso mala cara.
- ¡Mierda mamá! Eso es como olor el trasero de Yungblud - gritó Mikey - ¡Que asco!
- ¿Qué te pasa? Me hago siempre lavado – se defendió el joven y yo me limité a soltar una carcajada. El me miró y me dedicó una sonrisa ladina.
Estaba haciendo demasiado calor como para haber comenzado octubre.
[...]
Donna y Donald, si hasta sus nombres de pareja sonaban ridículos, habían decido salir a comprar algunas cosas para pasar una noche de películas junto a mi hermano menor y su simpático amigo.
Estábamos en el patio delantero de la casa, no era un patio la verdad, sólo un pequeño espacio con maleza que daba hacía la calle, nos habíamos despedidos de ellos y nos quedábamos un rato viendo como el sol comenzaba a bajar para comenzar el ocaso. El pelirrojo se acercó a mí con sus manos delante de su falsa y meciendo sus caderas de manera simpática, lo miré y él me sonrió.
- ¿De verdad no sabes poner un condón o querías que tus padres no supieran lo semental qué eres? - preguntó.
- ¡No! - reí - jamás he usado uno.
- Eso está mal, deberías, las enfermedades por transmisión sexual están a la orden del día, Mikey hace poco tuvo herpes - miré a mi hermano espantado por la confesión de la boca de su amigo.
- ¡No fue por lamer nada! Sólo tomé agua del lugar equivocado – se encogió de hombros.
Mikey caminó hasta la entrada de la casa mientras desabrochaba sus pantalones advirtiéndonos su escape al baño.
- Oye Gerard – se acercó un poco más a mí, demasiado, tanto que tuvo que equilibrarse colocando su mano en mi pecho.
¿Desde cuándo el gordito se volvió tan irresistible? El sudor comenzó a brotar por mis poros sólo del nerviosismo al tener a un chico así tan cerca, no me había sentido tan intimidado últimamente, excepto por las preguntas descaradas de Frank.
- ¿Gerard? - escuché una voz un poco ronca, al mirar por sobre Yungblud noté un mohicano anaranjado, mi mirada bajó un poco y vi los ojos avellanas de Frank sobre la espalda de pelirrojo, a su lado estaba el novio perfecto.
- ¡Amigo! - escuché gritar a Adam - ¡No sabía que tenías novio!
- Oh... no, no – me alejé de Yungblud mientras mi mirada estaba fija en Frank, sentí mis mejillas enrojecerse y un calor por todo mi rostro – No es mi novio.
- ¿Ah no? - la postura de Frank cambió, cruzó sus brazos y levantando sus cejas ¿Acaso estaba celoso? - Demasiado cerca para no ser tu novio – finiquitó, rodé mis ojos por sus celos, Adam lo miró extrañado.
- Puede que se estén conociendo cariño - aclaró Adam, Frank dio vuelta su mirada sin querer encontrarse con la mía - Justo veníamos a invitarte para mañana a una salida al parque. Puedes ir con tu amigo - sonrió.
- No creo que Bert pueda - respondí.
- ¡No! Me refería a tu "amigo" -hizo un gesto extraño con su boca apuntando en dirección del pelirrojo – Ya sabes, cita doble.
- ¡No! - escuché gritar a Frank – es que esperaba ir con Bertie - miró a Adam a los ojos - perdón.
- Me encantaría - respondió Yungblud por mí, miró a Frank a los ojos y le regaló una gran sonrisa mientras sus brazos fueron directo a colgarse de mi cuello, yo por inercia tomé su cintura - Será una cita doble entonces.
Frank soltó un bufido de queja enorme, Frank estaba celoso.