¿Qué podría salir mal cuando el chico que te gusta decide ir al restaurante del frente? Aquél que tiene una mascota fastidiosa, que te perrea cuando pasas o te da una nalgada, aquél donde aquella mascota es tu mejor amigo que por cierto, sabes que esta algo desiquilibrado mentalmente.
Pues todo, absolutamente todo puede salir mal.
Frank estaba estaba sentado frente a mí, en estas mesas de asientos dobles con butacas, con una sonrisa marcada en sus labios, los hombros encogidos y calentando ambas manos mientras miraba el menú que descansaba en la mesa. Lo observé un rato, su cabello anaranjado y con moicano muy pequeño levantado, lleno de gel, se veía bastante bien y combinaba con el color blanco de su piel; con el de sus ojos. Cuando me miró, bajé mi mirada al menú de mi lado.
— El chico que baila siempre me da descuentos — comentó —. Vengo a veces con Adam — sonrió y dio vuelta la hoja del menú
— Es una mierda — él alzó sus cejas —. Que Bert es una mierda, el chico que te da los descuentos se llama Bert
— ¿Por qué es una mierda? Me parece encantador — rió
— Lo digo porqué a mí no me da descuentos
— Oh... Que envidioso eres, Gerard — rió —. Quizás ahora te los dé — asentí y volví mi vista al menú
Cuando habíamos entrado al local, Bert no estaba, seguramente estaba dentro del baño arreglando la vida mientras cagaba y jugaba Plantas Vs Zombies desde su celular. Así que tenía al menos media hora en tranquilidad con Frank hasta que mi mejor amigo apareciera.
Estaba bastante nervioso, Frank me miraba de reojo esperando, seguramente, que comenzara con algún tema de conversación y hacer el ambiente más amigable, pero lo cierto es que, soy bastante malo formando temas de conversación. Le sonrio sin mostrar mis dientes y el hizo todo lo contrario, me dio una sonrisa gigante, acercó su cuerpo a la mesa y apoyó sus brazos sobre ésta, me miró a los ojos. Mi cuerpo se congeló.
Sonreí casi como un robot y él rió soltando un tierno sonido.
— Eres lindo, Gerard — mis mejillas ardieron inmediatamente. Asentí y bajé mi mirada junto a mi rostro, haciendo que mi cabello cayera en él
— Buenas tardes — escuché la voz de Alice — ¿Qué van a pedir?
— Uh... Yo quiero una ensalada fuji, por favor — escuché decir a Frank —, y un jugo de frutilla — levanté mi vista y miré a la chica
— Bien chico bonito — sonrió y volteó a mirarme — ¿Y tú?
— Lo mismo — ella alzó una de sus cejas —, por favor
Alice se fue refunfuñando. No sé qué tiene esa chica que siempre está molesta. Hace unos meses Bert llegó a la conclusión que está perdidamente enamora de él y por eso se empeña en hacerle la vida imposible, pues así Bert sería igual de mierda con ella y lo tóxico entre ellos generaría una tensión sexual. No sé de dónde mi amigo saca esa lógica, una absurda manera de pensar. Alice simplemente odia a los nerds y principalmente a nosotros. Esa era la única verdad.
— ¿Eres vegano? — me preguntó Frank, yo negué — Oh...creí que sí, entonces ¿Vegetariano? — Asentí, pero mentí — ¡Genial! Adam, mi novio, es activista vegano — sonrió emocionado
— Que bien — sonreí cínicamente
— Sí, la verdad es que es perfecto — rió, sus ojos se iluminaron —. Solemos ir juntos a las actividades que se hacen — volvió a acercarse a la mesa —. También tiene una banda
Dime más Frank, porqué estoy compitiendo con alguien que te tiene ganado y encima es perfecto ¿Cómo puedo superar eso?
—... Es una banda cristiana — A la mierda, estoy perdido. Yo escucho Black Sabbath y él tiene un novio cristiano —. Cuando hacemos colectas para la iglesia él suele tocar con su banda — sonrió