Dos días antes de la tan esperada cita doble, a Bert se le ocurrió la gran idea de ir a visitar al Señor Sombra, y probar su tan deseada marihuana, una sepa que él había creado con mucho esfuerzo.Las escaleras con cada peldaño que posaba crujían como de costumbre, Bert iba unos cuantos pasos antes que yo, muy animado, diciendo a cada segundo "Siente el olor Gerard, es olor a gloria", porqué era cierto, todos los pisos emanaban un olor fuerte a marihuana inundando todo el edificio. Seguramente Matt no era el único que cultivaba, menos que fumaba.
Al llegar a la puerta, la tipa delgada y rubia nos abrió la puerta.
- ¡Sombra, tus nerds te buscan!
Gritó con un mal gesto en la cara y nos hizo pasar, cerrando la puerta bruscamente, haciendo sonar las cerraduras de forma impetuosa. Matt salió con una toalla que envolvía su cintura, dejando ver su marcado torso lleno de tatuajes, su pelo húmedo y algunas gotas de agua cayendo por su cuello.
- ¡Mis amados nerds! - se acercó a nosotros para abrazarnos y dejarnos empapados de agua - Los estaba extrañando, después de esa mierda fallida de Bert - rió-, fue un asco.
- Ni que lo digas - comentó Bert al mismo tiempo en el que se sentaba en el sofá café de cuerina algo gastado -. Frankie terminó acariciando tus brazos.
- Sí, tiene unas manos muy suaves por cierto - lo miré con ganas de decapitarlo- ¡¿Qué?! Imagina las posibilidades amigo mío - me dió tres palmadas en mi hombro - ... En fin ¿Fumamos?
Bert asintió entusiasmado.
De un momento a otro Matt se encontraba armando el segundo cigarrillo de marihuana, enrolando con destreza y pasando su lengua por el papel para luego entregármelo junto a un encendedor con forma de unicornio.
No sé si habrán pasado horas o minutos, pero la mierda que había estado cultivando el Señor Sombra definitivamente era la mejor marihuana que había probado en años. Tanto así que no me dí cuenta cuando fue el momento en que nos quedamos Bert y yo solos en el departamento, riendo de como una mosca en la ventana intentaba montarse a otra y está arrancaba al otro extremo.- ¿Existirán moscas gays? - le pregunté a Bert, intenté acumular saliva para humedecer mis labios.
- Yo creo, de seguro son dos moscos y están peleando por cuál es el activo - comenzamos a reír como dos idiotas, como si ese hubiese sido el mejor chiste de toda la vida de Bert.
- ¿Frank será activo? - miré seriamente a Bert, el alzó una de sus cejas, luego de un rato ambos rompimos en risas, tanto así que Bert terminó tosiendo.
Definitivamente Frank no era activo, y yo jamás me había cuestionado mi rol en la cama.
Con el pasar de los minutos el ruido de algunas sirenas me aturdieron, mis sentidos estaban demasiado agudizados como para querer concentrarme en el cuadro de la Mansión Playboy que colgaba en una de las paredes.
Las sirenas sonaron para dar inicio a algunos gritos que venían de la parte baja del edificio.- ¡Abran la puerta! - escuchamos junto a tres golpes que hicieron que la puerta se moviera - ¡Policía, abran la puerta!
Con Bert nos miramos, estábamos demasiado drogados como para coordinar nuestros movimientos, creo que ambos rompimos en risas porqué no sabíamos cómo actuar. Me levanté del sofá y me dispuse a buscar a Matt.
- ¿Sombra? - la habitación estaba vacía, el baño estaba vacío, la cocina estaba vacía y el invernadero también - ¿Qué mierda?
- ¡Policía! - fue lo último que escuché antes de voltear y ver a Bert arrodillado en el piso con sus manos en su nuca.