"Pueden ser borrachos, Robin, pero siguen siendo seres humanos", pensé mientras vi beber de las latas de cerveza a mis padres y Bert.
Mi padre estaba aún mirando la TV desde el sofá con su mesa apegada a su estómago, mi madre estaba sentada frente a mí y a Bert en la mesa. Llevaban media hora bebiendo y ya estaban hablando tonterías. Mi amigo solía ponerse demasiado cariñoso con mi madre y Donald lo terminaba sacando a patadas de la casa, media hora después se colaba por la ventana del segundo piso, justo la de mi habitación. Pero esta vez antes de que eso sucediera decidí levantarme de la mesa e indicarle con la mirada de qué era hora de subir.
— Bien, Donna — dijo Bert —. Te ves muy guapa hoy pero debo ir a cumplir mis labores de padrastro — sonrió y se levantó de la mesa
— ¡Hijo de puta! — mi padre no tardó en levantarse del sofá advirtiendo que iría detrás de Bert, pero un tipo de casi 55 años es mucho más lento que uno de 24.
Bert subió las escaleras corriendo, directo a mi habitación y rodé mis ojos.
Benditos jueves de cerveza y fútbol, son siempre igual.
Después de una maraton de Star Trek, comer sufles de queso y escuchar a Bert hacer ese terrible sonido succionando el queso de sus dedos, nos dormimos. La verdad Bert se durmió, yo quedé mirando el techo de mi habitación y la foto de Grant Gustin vestido de Flash que estaba pegada en él. Dios mío, ese tipo se ve más joven y candente que yo, si me pusiera un traje así en estos momentos me vería como Slime de los Ghostbusters pero en rojo.
Un desastre naturalmente extraño.Y a mi mente vino de nuevo él, el chico del escorpión en el cuello, sin duda alguna él luciria mucho mejor en ese traje; su trasero se vería redondo, su torso delgado se marcaría mucho mejor y su entre pierna, oh mierda.
Una erección y con Bert durmiendo en el piso.
[...]
Me dispuse a salir del baño que estaba en mi habitación luego de dedicale la última paja del día jueves a ese chico, apenas salí vi a Bert con su cara apoyada en su mano y el codo apoyado en el piso, me miraba con los ojos muy abiertos. Le sonreí y caminé hasta mi cama, él me seguía con la miraba, entre cerrando sus ojos y exigiendo una respuesta.
— Tu no gimes, tu chillas — escupió
Me acosté y me cubrí con las sábanas dandodele la espalda. Él se levantó del piso, me dio unos golpes en la espalda y me obligó a voltear, volvió a mirarme de la misma manera.
— Necesito saber cómo mierda te pajeas con tu mejor amigo durmiendo aquí — cruzó sus brazos
— Mierda, Bert, disculpa — suspiré —. Creo que estoy en un retroceso hacía mi adolescencia
— Claro que no amigo, lo que sucede es que no has clavado el clavo en ninguna madera — se encogió de hombros —. Hazte para allá — me empujó para sentarse a mi lado —. Una vez que lo claves sólo vas a querer clavarlo y clavarlo, la paja pasará a segundo plano ¿No has tenido sexo gay?
— Bert, el sexo gay es sólo sexo — rodé mis ojos —, pero no, salí hoy del closet
— ¿Te gusta algún chico? — si le digo la verdad estaré cavando mi propia tumba, pero si le miento se molestaría conmigo de por vida. Asentí, prefiero cavar mi tumba —. Oh... ¡Eso es increíble!
— Claro que no — suspiré —. Es un chico que siempre compra cómics malos en la tienda, va todos los jueves a la misma hora — lo miré —, y tiene novio.
— Eso no es problema, el chico no está muerto y estoy seguro que caerá rendido a tus pies cuando le recomiendes tus mierda de DC — sonrió
— Claro, si le recomiendo Marvel se irá todo a la mierda — reí
— Que te den — golpeó mi brazo con su puño
Levantarme fue terrible, Bert se quedó dormido en mi cama, a mi lado y me dio patadas toda la noche, se mueve demasiado cuando duerme, terminé por levantarme y dormir en el piso, ahora tengo la espalda hecha un lio; un lumbago como los que le dan a mi abuela y un dolor de cola cómo si hubiese cogido toda la noche. Jamás he cogido pero asumo que puede ser un dolor parecido.
Tomamos desayuno rápido y nos fuimos al trabajo.
[...]
Bert bailando es un asco pero es el mejor panorama que tengo desde el mueble de la tienda.
He estado toda tarde ordenando los estantes, normalmente los viernes suele venir mucha gente, pero estamos muy lejos al día de pago y la tienda está casi vacía, a excepción por el tipo delgado con jardinera y gafas que viene todos los días a leer algún cómic sin comprarlo, y está bien, no me desagrada, porqué lee Batman.
Caminé hasta la caja, me senté en la silla azul detrás del mueble, acomodé mis brazos en el mueble y apoyé mi rostro en ellos. No había nada mejor que hacer que dormitar. Hoy era viernes y sí tenía suerte, Bert me hablaría de alguna fiesta que no está invitado e iríamos en busca de "aventuras", pero mierda, mi vida es aburrida.
— Hola — escuché, levanté mi mirada apenas, de mala gana y lo vi a él — ¿Puedo pedirte ayuda en algo? — sus ojos almendrados y una sonrisa de oreja a oreja, increíblemente hermosa
— ¿Qué hoy no es viernes? — pregunté extrañado y él hizo lo mismo —, sueles venir sólo los jueves
— Oh... Gracias por notarlo — sonrió —, pero hoy busco algo especial, algo de Batman
— ¡Por fin buscas un cómic bueno! — ¿Les había dicho qué soy malo interactuando? Bueno, soy malo interactuando. El me miró extrañado pero luego rió —. Lo siento, no quise decir eso
— Está bien, sé que no tengo buen gusto, no pasa nada — mordió su labio inferior —. Mi novio está de cumpleaños y necesito algo de Batman, y tu polera me dice que debes saber
— Sí — reí —, claro, el chico con polera de Batman gusta de Batman — bufé, soy un idiota —. Disculpa — el rió y negó —. Está bien, si es para tu novio lo mejor será "Mad Love", el de la editorial argentina — sonreí
—¿Y eso trata? — arqueó una de sus cejas
— Bien, trata del romance entre Harley Quinn y el Joker, la verdadera historia, no esa que pusieron el Suicide Squad — reí —, esa película fue una mierda ¿Qué hacía el Joker ahí?
— Ni idea — rió y me miró a los ojos —, confiaré en ti
— Claro — sonreí
Caminé hasta la sección de DC, comencé a buscar la revista mientras lo observaba de reojo, miraba sus facciones y pensaba en lo guapo que era de cerca y lo torpe que soy para socializar. Pero en mi defensa, su presencia me tensa y me pone nervioso, es que sí lo vieran justo ahora con esa chaqueta de jeans índigo, unos jeans del mismo tono rasgados en sus rodillas, una polera de Atari y sus vans, el chico era demasiado guapo.
En cuanto la encontré se la mostré y me gané una sonrisa de su parte, me dio las gracias luego de pagar y caminó hasta la puerta, volví a la posición en la que me encontró pero no sentí la campanita que advertía su salida.
— Oye... — lo escuché decir, levanté mi mirada — ¿Cuál es tu nombre?
— ¿El mío? — él asintió —, Gerard
— Yo soy Frank — sonrió —. Gerard, tengo una ventana en la universidad de dos horas y debo almorzar ¿A qué hora sales a colación?
— En unos diez minutos ¿Por qué? — que idiota
— Podríamos hacernos compañía — sonrió
Claro ¿ahora cómo debo actuar?