Capítulo 1

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Ha pasado cuatro días desde que mi madre me informó sobre nuestro nuevo inquilino.

Mi hermano se marchó a la Universidad de Colorado y su habitación quedó vacía.

Mi padre nos había abandonado cuando yo apenas tenía unos días de nacida.

Y mi mamá nunca había considerado tener a alguien en la casa; pero cuando mi hermano se fue...mi mamá buscó llenar aquél hueco.

No es que mi hermano no fuese a regresar. Él volvería para las vacaciones.

-¿Zoe?-pregunta mamá desde la cocina.

Ella sabe que no me agrada la idea de tener a un completo desconocido en casa. Él (si, para colmo es un chico) la llamó y citó a mi mamá. Ella afirma que es un joven encantador, y que nos llevaremos bien. Eso lo dudo.

Seth Taylor tiene veintiuno. Por lo que escuché de mamá, el año pasado logró ingresar a la Universidad de Medicina que se encuentra en el centro de la ciudad.

Incluso su nombre es de chico malo. Seth...Seth...Seth... ¿Quién se llama Seth y resulta ser un buen chico?

-Zoe, cariño-veo a mamá parada en la puerta de mi habitación.

Por su mirada, sé lo que me dirá.

-¿Puedes echarme una mano?-pregunta con dulzura.

Es difícil decirle que no.

-Vale-me levanto de la cama de mala gana y la sigo a la habitación del nuevo huésped- ¿Es realmente necesario?-pregunto.

-Lo es-afirma mamá.

-Pero somos felices así. No entiendo...

-Zoe-me detiene. Hago un mohín que resulta inútil conociéndola-. Nos vendrá bien algo de compañía.

-¿Y tiene que ser chico precisamente?

La verdad es que no me convencía a la presencia de alguien aquí y menos de un chico. Incluso si fuese chica, no quiero a nadie con nosotros. Seth podía ser el tipo de chico pandillero, sin compromisos que disfruta rompiendo las reglas... Y además tener a un extraño hombre daría mucho de qué hablar, conociendo a los metiches de los vecinos.

-Es un buen chico, seguro te agradará-dice mamá.

Miro al techo resignada.

-Además, siendo un chico puede cuidar de ti mientras Paul no está-añade.

Otra razón para no querer a un chico en mi casa.

-¡No soy una niña, mamá!-protesto-. Ya tengo diecisiete, no necesito niñero.

Pero como siempre termina ganando, y yo... resignada tengo que ayudarla con la limpieza del dormitorio.

Cuarenta y cinco minutos más tarde la habitación parece como nueva.

Como si un príncipe británico viniera a vivir aquí. Ja.

Mamá le echa un vistazo a su reloj de muñeca.

-No debe tardar en llegar-anuncia.

Yo miro mi teléfono cuando mamá se va a la sala de estar.

Ryan: ¿Paso por ti a las 8:40? No acepto un no. ¡Hoy es viernes de diversión muñeca!

Me río ante el mensaje de mi mejor amigo. A Ryan lo conozco hace cuatro años, antes de conocer a Hanna, mi mejor amiga. Cada viernes salimos a divertirnos. Es una especie de tradición para nosotros. Y ésta vez le tocó a Ryan escoger el lugar al que iremos, aunque no lo dijo cuándo se lo preguntamos hoy en la escuela.

EL INQUILINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora